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Los dibujos oníricos de Víctor Hugo

Para abrir boca

La casa museo del escritor francés en París muestra una faceta artística íntima y poco conocida

Le Phare d'Eddystonye, en la exposición de Víctor Hugo en París

Eusebio Val

No resulta sorprendente que los pintores surrealistas apreciaran los dibujos de Víctor Hugo (1802-1885) como fuente de inspiración. Son paisajes de una gran potencia onírica, modernos y también algo inquietantes. Hay ejemplos como Paysage aux trois arbres (1850), Le Phare d’Eddystone (1866) o Champignon (1850). Este último es uno de los raros casos en que el autor usó el color.

El escritor dibujaba para su ámbito más cercano, para su familia y sus amigos

La exposición Victor Hugo. Dessins. Dans l’intimité du génie, abierta hasta el 21 de noviembre, ofrece una oportunidad excepcional de descubrir una faceta poco conocida del autor de Los miserables. El escritor dibujaba para su ámbito más cercano, para su familia y sus amigos. La Casa Víctor Hugo en la parisina plaza de los Vosgos ha decidido mostrar unos 200 dibujos –sobre los 4.000 que realizó a lo largo de su vida-, un proyecto delicado porque se trata de material frágil.

Exposición de Víctor Hugo muestra unos 200 dibujos, sobre los 4.000 que realizó a lo largo de su vida 

Eusebi Val

“El gran público desconocía hasta hace no muchos años que Víctor Hugo también dibujaba –explica Florence Claval, portavoz de la casa museo-. Él lo hacía en la intimidad, en sus ratos muertos, para relajarse y para expresar sus emociones y sentimientos. Pero no se lo tomaba muy en serio. Creía que su oficio de verdad era la literatura”.

El escritor, en efecto, no quiso nunca que se confundieran los papeles. El dibujo era su jardín secreto. Hasta 1888, tres años después de su muerte, no hubo una exposición –en la galería Georges Petit- sobre este ingente trabajo gráfico. Fue ya en el siglo XX cuando esta parte de su obra adquirió notoriedad. En vida, sin embargo, Víctor Hugo no impidió que algunos amigos suyos realizaran grabados de sus dibujos para ilustrar sus obras literarias y también para venderlos en acciones filantrópicas.

Dibujos en la exposición de Victor Hugo en París 

Eusebi Val

Como dibujante, Hugo empleó técnicas inspiradas en parte en el arte chino. Combinó la pluma, la tinta marrón, el lápiz y la acuarela con el papel vitela como soporte. En la exposición pueden verse dibujos minúsculos, casi microscópicos, y otros de gran tamaño. Casi todos son paisajes, de naturaleza y edificios, también arqueológicos, como Dolmen et menhirs (1850). Hugo era muy sensible a los aspectos fantásticos de la naturaleza, en especial a las visiones crepusculares. Son dibujos de carácter romántico, cargados de dramaturgia y de poesía.

Fue muy importante su amistad con Célestin Nanteuil, pintor romántico, que ilustró algunas de sus obras

En la vertiente gráfica de Hugo fue muy importante su amistad con Célestin Nanteuil (1813-1873), pintor romántico, que ilustró algunas obras del escritor. Pero seguramente más decisivo todavía fue el papel de su amante durante largos años, Juliette Drouet, cómplice intelectual y artística, que también lo acompañó, discretamente, en su exilio en la isla anglonormanda de Guernsey. Allí se ubica, por cierto, la segunda casa museo. Con Drouet había realizado numerosos viajes por Europa, incluido el valle del Rin, en Alemania, que le sirvieron de inspiración para los dibujos.

En la muestra parisina destaca, como conjunto con una unidad propia, la serie de 45 dibujos titulada Le poème de la sorcière, dedicado a un proceso de brujería. Allí Hugo aprovechó para hacer un manifiesto político y moral contra la pena de muerte. Caricaturizó, con trazo muy simple pero certero, a los jueces inquisidores y a los verdugos, al público ávido de espectáculo cruel, a brujas y demonios.

La casa museo del escritor francés en la parisina plaza de los Vosgos 

Eusebi Val

La visita a la exposición se completa con el recorrido por la casa que Hugo alquiló en 1832 para su familia. Era una vivienda amplia, de 280 metros cuadrados, por la que pagaba un alquiler de 1.500 francos anuales. La habitó hasta 1848. El escritor realizó numerosas mudanzas a lo largo de su vida. El exilio político, tras el golpe de estado de Luís Napoleón Bonaparte en 1851, lo llevó primero a Bruselas y luego a la isla de Jersey, entre 1852 y 1855, y más tarde a la vecina Guernsey, entre 1855 y 1870.

Hasta que llegó la pandemia, la casa museo recibía unos 180.000 visitantes al año. Ahora se aprovechó para acondicionarla

La casa de la plaza de los Vosgos fue donde realizó la estancia más larga. Hasta que llegó la pandemia, recibía unos 180.000 visitantes al año. La crisis de la covid se aprovechó para realizar obras de acondicionamiento, que han durado 18 meses. Toda la cultura parisina renació tras el final del duro confinamiento. La Casa Victor Hugo se sumó a la fiesta desvelando la maestría del artista con otra pluma, la de dibujar.