La cara oculta del festival de Venecia: las fiestas
Glamur y gloria
La celebración del León de Oro de Honor de Almodóvar se convierte en la reina de las fiestas nocturnas en la Mostra de Venecia
Nada más caer el telón de cada jornada en la Mostra de Venecia, o incluso todavía cuando alguna de sus salas proyecta la última película del día, en los alrededores del Palazzo del Cinema de la isla del Lido y en deslumbrantes edificios de la ciudad se desatan la locura de la fiesta y el glamur de las estrellas. Las celebraciones compiten en interés para los invitados y los invitables, para la prensa del corazón y las starlettes, para los fans que día y noche rondan el festival y sus estribaciones. Y este año la juerga que se lleva la palma hasta el momento, a tenor de los ríos de tintas vertidos en la prensa italiana y las referencias colgadas en las redes globales, es al parecer la que la diseñadora Miuccia Prada y la compañía Warner Italia montaron la noche del jueves a su admirado Pedro Almodóvar. El cineasta manchego acababa de recibir el León de Oro de Honor por toda su carrera, y mientras la modista y empresaria milanesa deseaba mostrarle su afecto, los responsables de la productora y distribuidora no vieron mejor ocasión para agradecerle el éxito de Dolor y gloria en el país.
El homenaje se celebró en Scuola Grande di Santa Maria della Misericordia de Venecia, un edificio con frescos del siglo XIV que originalmente albergaba una cofradía. La reunión empezó a las nueve de la noche y se prolongó hasta la madrugada. Entre otros famosos acudieron los actores Joaquin Phoenix y su pareja, Rooney Mara (Lisbeth Salander en Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres), Monica Bellucci, Valeria Golino ( (Falcon en Vengadores: Endgame) o la presentadora de la Mostra, Alessandra Mastronardi.
‘Vanity Fair’ celebra The Black and White Ball, inspirado en el baile que Truman Capote montó en 1966
Pósters y fotos de las películas del realizador, sofás como el de Mujeres al borde de un ataque de nervios y corazones compuestos de rosas y hortensias rojas y rosas adornaban las dos plantas de la sala. Los cócteles y el catering merecieron los elogios del personal. Y todo estaba perfectamente organizado. Incluida la separación y custodia del área reservada donde los asistentes más conocidos y codiciados por los cientos de invitados más de a pie pudieron quedar a salvo de un exceso de atenciones y peticiones de selfies.
La fiesta sirvió para consolidar y proclamar a los cuatro vientos la estrecha relación que une al director español con su anfitriona, Miuccia Prada. Este año, Almodóvar ha sido el quinto invitado de la serie de conferencias Subjetiva de la Fundación Prada: una iniciativa donde personalidades de las artes comparten con el público las películas que han marcado su formación. El realizador acudió a Milán para lanzar Dolor y gloria con una proyección especial, abierta al público.
Otra fiesta de gran relumbrón fue la que, también con fusión de cine y moda, Vanity Fair celebró el sábado en el Salone della Scuola Grande Della Misericordia. Fue la noche de The Black and White Ball inspirada en el famoso baile de máscaras que Truman Capote organizó en 1966 en el hotel Plaza de Nueva York. Colaboró en el montaje la empresa Automobili Lamborghini, que aprovechó para exhibir allí su nuevo descapotable Huracán Evo Spyder.
Además. anoche iba a tener lugar la que tal vez podría ser una fiesta más comentada que la de Almodóvar, al menos en Italia. Se trataba de una velada ofrecida por la allí archiconocida bloguera Chiara Ferragni, quien ya el martes llegó al Lido con su esposo, el rapero Fedez, para presentar en la Mostra el documental dirigido por Elisa Amoruso, . El filme relata el ascenso de la chica en las redes, hasta convertirse en influencer global. Pero más sonada que la proyección prometía ser su festejo nocturno, con 600 invitados, en el Palazzo Donà Giovannelli de Venecia: lo máximo del glamur italiano 2.0, por lo que decía la prensa local.