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David Selvas renuncia al premio Butaca por la polémica racial de ‘Àngels a Amèrica’

Teatro

La producción del Teatre Lliure se llevó el galardón al mejor montaje del año

David Selvas en la gala de los premios Butaca 2019

Ruano Fotografia

Sorpresa final en los premios Butaca, los galardones de las artes escénicas catalanas elegidos por votación popular. El premio al mejor montaje del año recayó en la producción del Teatre Lliure Àngels a Amèrica , la gran obra de Tony Kushner sobre la epidemia del sida. Sin embargo, su director, David Selvas, declinó el galardón debido a la polémica racial que ha envuelto la obra. Que un actor blanco interpretase el papel de un personaje negro llevó a un grupo de actores “racializados”, como se definieron ellos mismos, a crear un vídeo de denuncia. Anoche, al ir a recoger el premio, Selvas dijo sentirse satisfecho en la parte artística, pero aseguró que no podía aceptarlo debido a la polémica. La obra consiguió también el premio al mejor actor, para Pere Arquillué.

Fue el inesperado colofón de una noche, la del 25.º aniversario de los premios Butaca, en la que se reconocieron también las otras tres producciones más aplaudidas durante la pasada temporada: Una gossa en un descampat, el montaje de danza Pasionaria, de La Veronal, y el musical La jaula de las locas , que de hecho fue el que más premios se llevó en la gala. Acaparó cuatro galardones, entre ellos el de mejor musical del año, mejor actor de musical para el exuberante Àngel Llàcer como la transformista Zazá, mejor vestuario para Míriam Compte y mejor caracterización para Helena Fenoy y Marta Ferrer.

‘La jaula de las locas’ y ‘Una gossa en un descampat’ han sido las otras triunfadoras de la 25ª edición de los premios Butaca

Una de las obras de pequeño formato volvió a dar la campanada, Una gossa en un descampat, la emocionante crónica escrita por Clàudia Cedó sobre la pérdida de un embarazo y la posterior necesidad de parir al bebé muerto. La obra que estrenó la Sala Beckett durante el Grec logró el premio al mejor montaje de pequeño formato, pero también al mejor director, Sergi Belbel, y al mejor texto, para la propia ­Cedó.

Otras favoritas de la noche no se fueron de vacío, como La bona persona de Sezuan, la obra de Bertolt Brecht que recuperó Oriol Broggi, con tres de los siete premios a los que aspiraba: mejor actriz para Clara Segura, mejor actor de reparto para Toni Gomila, y mejor diseño de luces para Pep Barcons. El musical del TNC Els jocs florals de Canprosa, que también optaba a siete premios, se llevó los de mejor actriz de musical para Anna Moliner y mejor escenografía para Laura Clos. Y también hubo premios para L’habitació del costat, dirigida por Julio Manrique, que consiguió el de la mejor actriz de reparto para Carlota Olcina. En cambio, la otra obra dirigida por Manrique, La reina de la bellesa de Leenane, que partía con seis de las principales nominaciones, se acabó yendo de vacío. En danza, fue Pasionaria, de La Veronal, la que acaparó premios: mejor montaje de danza, mejor coreografía para Marcos Morau y mejor intérprete femenina, para Ariadna Monfort. El mejor intérprete masculino de danza fue Pol Jiménez por La oscilante . Además, la fascinante Suite TOC num. 6, la obra sobre el trastorno obsesivo-compulsivo de la compañía Les Impuxibles, se llevó los galardones a las nuevas aportaciones escénicas y a la mejor composición musical, para Clara Peya. El mejor espectáculo para público familiar fue Ballar és cosa de llibres, de la Plataforma cultural La Diürna, y la mejor iniciativa para públicos fue Terrats en Cultura. El premio al mejor sonido fue para Roger Àbalos por el musical Maremar, de Dagoll Dagom.