“Tenemos dificultades para cerrar heridas y empezar de nuevo”
Entrevista a Isaki Lacuesta
El cineasta catalán triunfa en el Festival de San Sebastián con ‘Entre dos aguas’
Isaki Lacuesta (Girona,1975) triunfó anoche en el Festival de San Sebastián con una película que bordea los límites entre lo ficticio y lo real. Antes de confirmarse su gran éxito, el director catalán explicó a La Vanguardia las claves de la cinta.
¿Nos recuerda cómo surgió el proyecto de Entre dos aguas?
Es la continuación de La leyenda del tiempo, que estrenamos hace 12 años. En ella contábamos cómo dos hermanos de la Isla de León, en San Fernando (Cádiz), pasaban de niños a adolescentes tras la muerte de su padre. Les filmamos sin maquillaje. Entre dos aguas arranca con los dos volviendo a la isla. Cheíto (Francisco José Gómez Romero), que de crío decía que no saldría nunca de San Fernando, viene de servir en la Marina dando vueltas por el mundo y persiguiendo piratas en Somalia o Seychelles. Isra (Israel Gómez Romero) acaba de salir de la cárcel tras cumplir condena por narcotráfico.
Dos personajes unidos pero de trayectorias dispares, casi opuestas.
Son las dos aguas principales: el militar y el traficante. Para mí lo importante era retratar a estas personas y sus emociones. Cuando hicimos la primera película, yo escribía listas de deberes en las que ponía: “Nunca he filmado el amor, nunca he filmado el deseo, el miedo...” Quería rodar esas emociones de personas muy distintas de las que suelen salir en los medios. Un asunto importante es el de la orfandad, que ahora se hace más explícito, sobre todo en el caso de Isra.
¿Cuál es el tema central del filme?
Nunca hago una película pensando en temas sino en personajes, en este caso Israel y Cheíto. Pero si tuviera que destacar una cuestión sería la de las dificultades para curar las heridas del pasado y empezar de nuevo. Es un asunto similar al de La propera pell (2016), un tema que posiblemente me persigue. Israel intenta superar la muerte de su padre y entrar en el mundo legal, y Cheíto debe decidir si se instala en la isla de nuevo. Y el lugar es crucial. San Fernando, su barrio de la Casería, es el punto con más paro de España; entre las aguas del Mediterráneo y el Atlántico, entre casetas de pescadores y nuevas construcciones.
Una comarca hundida. Eso no parece casual.
En principio fuimos a San Fernando de vacaciones. Buscábamos el rastro de Camarón de la Isla. Cuando decidimos hacer una película, empezamos por un casting con niños nacidos justo después de la muerte de Camarón. De hecho, Isra se peinaba como el cantaor sin ser consciente, como partícipe de una herencia cultural. Ahora, los niños de allí se peinan como Ronaldo o Neymar. El caso es que sí sabíamos que aquella era la zona con más paro del país, y no lo obviamos. Al final, eso dio a la historia un punto más dramático más fuerte. En San Fernando cuesta mucho encontrar trabajo y la gente no ve salidas.
Usted ha comentado que al terminar el rodaje y escuchar las quejas de algunos catalanes sobre cómo se vive en Catalunya se enfadó. ¿Somos un país insolidario?
En esto prefiero no entrar, porque no quisiera que el asunto se convirtiera en el titular o en lo más destacado de nuestra conversación. El cine y la cultura necesitan espacio por sí mismos.