Publicada una carta de Picasso escrita íntegramente en catalán
Un volumen sobre la correspondencia del escultor Enric Casanovas recoge la carta escrita por el pintor
Teresa Camps y Susanna Portell dan a conocer las cartas del pintor malagueño
Fernande Olivier le pide al escultor que le envíe colonias, jabón y dentífricos a Gósol
No. No se trata de un error tipográfico. No es Pau Gasol. Es Picasso, que en 1906 se hace llamar Pau de Gósol, traduciendo al catalán su nombre y añadiéndole el topónimo de Gósol, el pueblecito situado al pie del Pedraforca, a 1.500 metros de altitud y de poco más de 700 habitantes, donde aquel año vivió durante dos meses y medio. Con este nombre firma el pintor malagueño una de las cartas a su amigo el escultor Enric Casanovas (1882-1948), que forman parte de la correspondencia de este artista que ahora se publica.
Josep Palau i Fabre y Pierre Daix, expertos picassianos, aseguran que el pintor eligió Gósol por una doble recomendación de su amigo Casanovas y del médico Jacint Reventós. En aquella época llegar hasta allí no era fácil. De Barcelona a Guardiola de Berguedà iban en tren, y desde allí con mulas y tras un trayecto de ocho horas se alcanzaba Gósol. Fernande Olivier, la compañera de Picasso, dice en sus memorias: "Allí en las alturas, en medio de un aire de increíble pureza, por encima de las nubes, rodeado de sus amables habitantes, hospitalarios, desinteresados, contrabandistas casi todos, hallamos lo que tal vez sea la felicidad".
Instalados en la fonda de Cal Tampanada, propiedad de Josep Fontdevila, su único contacto con el mundo exterior eran la gente del pueblo, que naturalmente hablaba en catalán. En una libreta que ya se conoce como el Carnet català, Picasso no sólo dibujó esbozos del paisaje, la gente y las costumbres, sino que también anotaba aquellas palabras que le gustaban fonéticamente (como matxo) o sinónimos que desconocía (como un timó=farigola). Incluso se atrevió a traducir del catalán al francés el poema Vistes al mar de Joan Maragall, para que pudiese entenderlo Olivier. Eduard Vallès, autor de Picasso: amics catalans de joventut, explica que Picasso entendía perfectamente el catalán y que algunos amigos le escribían o se dirigían a él en esta lengua. Asegura también que sabe que tradujo La vaca cega de Maragall, aunque no ha localizado el manuscrito. "A veces incluía frases y expresiones en catalán, pero una carta escrita íntegramente en catalán es algo extraordinario".
Vallès se refiere a la carta que Picasso envía a Casanovas el 13 de agosto de 1906: "Amic Casanovas: te escric perquè no compris els encàrrecs que et va fer la Fernande perquè dintre de pocs dies ens anem París per Puix Cerdá y prendrem el tren a Aix y de allà cap a Toulouse. Els papers no els he rebut y crec que deuen aversi perduts. Cuand me escriguis ja me diràs lo que te dec y tu enviaré de París. Contéstame a París a la adreça que ya saps 13 Rue Ravignan. Ya te escriuré de París i te agrairia no diguesis res a dingú de que me vaig a París. Me alegraria que la teva mare sigués millor. Una abraçada del teu amic. Pau. Avui és dilluns" (sic).
En otra carta, la que se reproduce en esta página, combina el catalán y el castellano, con expresiones tan divertidas como "y tu que fots? y la teva mare esta millor?" (sic). El volumen Les cartes de l'escultor Enric Casanovas, editado por Teresa Camps y Susanna Portell (y publicado por la editorial universitaria Memoria Artium), recoge cuatro cartas de Picasso a Casanovas desde Gósol y otras dos de 1908 y 1909.
Según recogen estos dos autores, en Gósol, Picasso no sólo pintó intensamente, sino que también empezó a gestarse su salto a las vanguardias con Les demoiselles d'Avignon. Allí, aislado del mundo, se impregnó de las costumbres populares, de los bailes, las procesiones, la cocina y la lengua. Fernande no debía de sentirse tan cómoda a juzgar por las demandas que le hace al propio Casanovas por carta. Primero le pide una botellita de "essence de Cipre", a ser posible de marca francesa, Pinaud o Delettez, así como postales y sellos, porque se supone que ni eso había. En otra carta posterior le solicita jabón, dentífricos y naranjas confitadas. Y a Apollinaire le confesará la poca variedad de la cocina: "Figúrese: cada día una especie de puchero con cordero, con salsichas negras y detestables, con pilota, con tocino rancio... de todo esto no como nunca teniéndome que conformar con tromfosses y cols, que son mucho más apetecibles que la carne". El contacto epistolar entre Picasso y Casanovas –que fue uno de los impulsores del museo de Tossa de Mar durante la Guerra Civil– se recupera en el exilio. El pintor presta ayuda al escultor, que instalado en Besançon con un grupo de niños refugiados, atraviesa por dificultades.
La correspondencia de Casanovas revela también las relaciones entre el grupo de artistas que entre 1909 y 1912 coinciden en Ceret. Allí están Manolo Hugué, Frank Burty Haviland, George Deniker y Ramon Pichot (quien le apoyó para que ganase el concurso para construir el monumento a Monturiol en Figueres). Especialmente intensos son los intercambios epistolares con Josep Maria Junoy y Miquel Utrillo.
Y por ser además inéditas destacan las cinco cartas y tres postales que le envía el poeta Joan Salvat-Papasseit desde los sanatorios de Cercedilla, en la sierra madrileña, y Escaldes, en el Pirineo francés, entre 1920 y 1922. Portell y Camps explican en la introducción del libro que las misivas retratan a un Salvat-Papasseit imbuido de un fuerte sentimiento catalanista, que anhela la independencia de España. En una carta le dice: "Habrá que coger las armas, soy tan consciente de ello que me parece que ya estamos metidos. Sólo que aún no estamos. Pero no tiene remedio, aunque la Lliga opine lo contrario, aunque se vean obligados a preparar de nuevo otra campañita, haciéndose los hombres-valientes. Hace falta el Estat Català".
Casanovas no se queda atrás: "Los ánimos están muy excitados y es necesario que vengáis en seguida para decirnos lo que hay que hacer, hay quien cree que se ha de colgar a Cambó y al clero". Y en otra le indica que "lo primero de todo, es la independencia, aunque tengan que cerrar todas las fábricas de Sabadell y Mataró". Pero también comentan sus actividad creativa y en una carta Salvat le adjunta el poema Mester d'amor: "Si en saps el pler no estalviïs el bes / que el goig d'amar no comporta mesura. / Deixa't besar, i tu besa després / que és sempre als llavis que l'amor perdura".