Rodrick Lodge es un hombre de 69 años que ha sido víctima de una estafa amorosa por internet. En 2019 perdió a su esposa Pauline y desde entonces estaba buscando el amor. Ahora se encuentra viviendo en la calle, después de haber perdido todos sus ahorros.
Todo empezó hace tres años cuando conoció a una persona en Kenia que consideraba un amigo. El hombre le puso en contacto con una chica llamada Anita, con la que empezó a chatear cada día y a establecer una relación. Pronto decidieron que Rodrick viajaría a Nairobi para casarse con ella.
Dinero. No tardaron en llegar las primeras peticiones. Anita le contó que tenía una casa de cuatro dormitorios, pero que para casarse necesitaba una dote. Llegaron a un acuerdo en el que Rodrick pagaría la reforma de su casa: “Comencé a enviarle dinero para varias partes de la casa y ella me enviaba las fotos de la casa siendo renovada, así como otras fotos íntimas”, cuenta apenado en unas declaraciones para BBC.
Engaño. Finalmente llegó el momento de viajar a Kenya para conocer a la mujer que iba a ser su futura esposa. Al aterrizar Rodrick descubrió apenado que no había nadie esperándole. Intentó ponerse en contacto con ella pero solo encontró excusas. Más tarde descubrió que Anita en realidad siempre había sido el amigo que conoció hace tres años.
Descubrimiento. Rodrick cuenta apenado cómo se enteró de que había sido víctima de una estafa: “El acuerdo era que nos conoceríamos en Nairobi, pero eso nunca sucedió y resultó ser una estafa. Anita nunca existió. Fui un idiota y un tonto, lo sé, y ahora estoy pagando el terrible precio de ello. Realmente me creí que existía. Estoy avergonzado”, comenta.
Sin hogar. El hombre había perdido todos sus ahorros y al regresar durmió tres noches seguidas en el aeropuerto. Actualmente vive en un refugio para personas sin hogar y dice tener pocas esperanzas para el futuro: “No tengo motivos para levantarme. No tengo familia, solo algunos amigos que me llaman idiota”, lamenta.
Dolor. Rodrick guarda rencor a su amigo y le dedica unas amargas palabras: “Me ha quitado hasta el último centavo y realmente espero que se pudra en el infierno”, explica.
Crueldad. Las estafas románticas son particularmente crueles porque la víctima no solo sufre económicamente, sino también emocionalmente. Los expertos recomiendan que nunca enviemos dinero a alguien que no hemos visto en persona.