Si hay algo que desean la mayoría de padres para sus hijos es que sean muy felices y cumplan sus sueños. Por eso mismo, muchos se desviven haciendo todo lo posible para conseguir esta meta, dejando en algunos casos impresionantes historias que emocionan a miles de personas en las redes sociales.
Así lo han demostrado Edith Lemay y Sebastien Pelletier, unos padres canadienses que están viajando por todo el mundo con sus cuatro hijos para que los niños puedan dejarse sorprender por la belleza de los paisajes y las distintas culturas antes de que tres de ellos se queden ciegos por una rara enfermedad genética.
Al parecer, los niños fueron diagnosticados de retinitis pigmentaria desde muy pequeños, una enfermedad que causa una pérdida lenta de la visión y que puede llegar en algunos casos a la ceguera. Desgraciadamente, en la actualidad no hay ninguna cura, ni tratamiento efectivo para ellos, por eso mismo, mientras el tiempo corre en su contra, los padres se han decidido a mostrar a sus hijos lo maravilloso que puede ser el mundo.
"Pensé: 'No voy a enseñarle un elefante en un libro, voy a llevarla a ver un elefante de verdad'. Voy a llenar su memoria visual con las mejores y más bellas imágenes que pueda", señala la madre a CNN, mientras el padre añade que "Hay grandes cosas que hacer en casa, pero no hay nada mejor que viajar”.
Al poco tiempo, empezaron a acumular ahorros y gracias a una compensación que recibió Pelletier en su empresa pudieron poner en marcha el viaje esperado por todo el mundo: sin un itinerario dijo pero con muchas ideas y ganas de dejarse sorprender sobre la marcha.
Ahora, ya han viajado a Namibia donde vieron todo tipo de animales antes de dirigirse a Zambia y a Tanzania, para luego volar a Turquía, Mongolia, Indonesia y otros muchos lugares donde cada uno hacía una lista de una serie de experiencias que quería vivir durante su estancia en el viaje.
La familia tiene pensado seguir viajando una temporada
Una serie de vivencias que la familia ha estado publicando a través de Facebook e Instagram, donde otras personas que también viven esta enfermedad muy de cerca se han puesto en contacto con ellos. "Poder compartir esto con otras personas es un regalo muy bonito por el que estoy muy agradecida. Eso me hace muy feliz", señala la madre al medio citado.
Por ahora, la familia quiere seguir viajando y disfrutando del presente aunque planean volver a Quebec en algún momento, donde esperan poder retomar sus rutinas diarias pero habiendo aprendido a disfrutar del día a día de una forma nueva.