Dejar el alcohol temporalmente es tendencia entre los jóvenes, ¿qué beneficios presenta?

Del 'Dry January' al 'Sober October'

Expertos de diferentes campos de la salud, desde la psiquiatría a la nutrición y la dermatología, explican los efectos positivos de experimentar periodos de abstinencia durante semanas o meses 

Beber menos, cuidarse más: el alcohol cada vez está peor visto por los jóvenes, como el tabaco

Pese a que la mayoría no dejan el alcohol para siempre, los jóvenes sí realizan un consumo más consciente

Pese a que la mayoría no dejan el alcohol para siempre, los jóvenes sí realizan un consumo más consciente

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Experimentar periodos de abstinencia es cada vez más habitual entre unos jóvenes que parecen ser más conscientes de las desventajas del alcohol que sus predecesores. “Mis intentos de dejar el alcohol temporalmente responden a una necesidad de aliviar un malestar que muchas veces me queda después de un fin de semana de beber mucho”, afirma Eric González (nombre ficticio). 

Este joven de 27 años que prefiere restar en el anonimato ha limitado su ingesta en diferentes ocasiones —“he alcanzado desde un par de semanas a un mes de consumo cero”—, una decisión que va más allá de sortear la indisposición física de la resaca, el dolor de cabeza y el cansancio general. “Quería evitar un malestar mental que se manifiesta sobre todo como un estado de ánimo algo depresivo, o el empeoramiento de este cuando estoy pasando por un mal momento”.

Andrea Ferrán (23 años), por su parte, optó por dejar el alcohol temporalmente “porque me veía mal físicamente. Me notaba muy pesada e hinchada, y me di cuenta de que afectaba a mi rendimiento deportivo”. Ella logró eliminarlo totalmente de su dieta hasta seis meses. “Las molestias digestivas que sufría cuando lo tomaba también me empujaron a hacerlo”. 

Quería evitar un malestar mental que se manifiesta sobre todo como un estado de ánimo algo depresivo

Eric González (27 años) 

Ambos pertenecen a una generación, la Z (nacieron a finales de los años noventa y la década de los 2000), que promete convertirse en la más sobria de la historia. Un estudio realizado en el Reino Unido observó que había un mayor porcentaje de abstemios entre los participantes de entre 16 y 24 años, que consumían alcohol con menos frecuencia que el resto. Otra encuesta desarrollada por Gallup en EE. UU. concluyó que solo cuatro de cada diez jóvenes (el 38% de los encuestados de entre 18 y los 34 años) son bebedores regulares.

Estos resultados, más allá del auge de tendencias como el dry january o el sober october —ambas relacionadas con una ingesta menor y más responsable de alcohol—, son aplaudidos por expertos de distintos campos de la salud. “Estas modas son positivas en cuanto a que nos invitan a cuestionar y reflexionar sobre unos hábitos que durante mucho tiempo hemos normalizado en nuestra vida diaria”, afirma la dietista-nutricionista Iria Quintáns, del Centro Júlia Farré (Barcelona). 

Los jóvenes intentan consumir alcohol de una forma más consciente

El alcohol sigue estando muy presente en los encuentros sociales

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Para la especialista, un mayor acceso a información sobre el impacto del alcohol en el organismo, como un aumento de la preocupación por el autocuidado y la salud mental, puede explicar el desinterés de los jóvenes por las bebidas alcohólicas. “Cualquier iniciativa que fomente una reducción en el consumo de estos productos conlleva importantes beneficios tanto para la salud individual como para la sociedad”, añade la Dra. Sara Gómez, dermatóloga en Corium Dermatology, en Barcelona. 

Ser abstemio resulta más atractivo que unos años atrás, pero el Dr. Álvaro Muro, coordinador de adicciones del Ámbito de Salud Mental de la Fundación Asistencial MútuaTerrassa, señala que “no se puede descartar que también se trate de la tendencia a lo diferente, lo alternativo. El tiempo lo dirá”. 

Las ventajas de dejar de tomar esta sustancia son bien conocidas por todos (mejora de la función hepática, la calidad del sueño y la hidratación, disminución de la inflamación, fortalecimiento del sistema inmunitario…), ¿pero son las mismas cuando se elimina esta bebida de la dieta por un tiempo determinado? Los jóvenes entrevistados aseguran que notan los beneficios al poco tiempo de dejar de beber. “Descanso mucho mejor, mejora mi estado de ánimo, y tengo la mente más clara”, dice González. 

Dejar el alcohol temporalmente es ‘un mal menor’, pero un mes siempre será mejor que una semana. Con una semana no hay prácticamente cambios

Dr. Álvaro MuroCoordinador de adicciones del Ámbito de Salud Mental de la Fundación Asistencial MútuaTerrassa

“Efectivamente, presenta ventajas a nivel de salud mental”, responde Quintáns, quien añade que dejar el alcohol por un tiempo disminuye la presión arterial, reduce el riesgo cardiovascular y mejora el sistema inmunológico y las digestiones. Pero el hígado es uno de los grandes beneficiados. “Este órgano recupera su función desoxidante, y se ve con rapidez un aumento de la energía, una bajada del cansancio y una disminución de la hinchazón. En unas semanas ya se pueden notar estos cambios”, sostiene el Dr. Muro. 

Estos efectos positivos también se manifiestan en la piel. “Se reducen o desaparecen los episodios de flushing (el enrojecimiento súbito que presentan algunas personas con piel reactiva), mejora el aspecto global de este órgano y de la función barrea, y aumenta la hidratación cutánea”, afirma la Dra. Gómez. Aunque la especialista insiste en que es fundamental conocer el consumo de cada uno, “ya que los efectos variarán significativamente entre alguien que toma una cerveza a la semana y quien consume alcohol diariamente. Factores como la graduación alcohólica y el tipo de bebida también son determinantes”.

Muchos jóvenes intentan no beber alcohol en su día a día

Muchos jóvenes intentan no beber alcohol en su día a día

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No es fácil responder en qué momento se empiezan a notar estos beneficios.  “Depende. Personas que sufren flushing pueden presentar mejoría de estas lesiones pocas horas después de dejar de consumir bebidas alcohólicas. En cambio, el empeoramiento de eczemas, dermatitis seborreica o psoriasis puede necesitar semanas o meses”, dice Gómez.

En cuanto a la frecuencia de estos períodos de abstinencia, lo ideal sería no hacer del consumo de alcohol un hábito diario ni semanal. Aunque, para los expertos, lo deseable es la abstinencia total. “Aquí sanitariamente no se puede defender otra postura. Dejarlo temporalmente es ‘un mal menor’, pero un mes siempre será mejor que una semana. Con una semana no hay prácticamente cambios”, defiende el Dr. Muro.

En un informe de hace dos años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía que consumir alcohol presenta riesgos, incluso si su ingesta es moderada. “Más de la mitad de los cánceres provocados por la ingesta de esta sustancia no se deben a beber en exceso”, destacaba el organismo en este dictamen, donde añadía que un tercio de los cánceres de mama causados por el alcohol se dan entre mujeres que lo consumen de forma moderada. 

“Cualquier cantidad tiene cierto peligro. Consumir pequeñas cantidades frecuentemente aumenta el riesgo de daños acumulativos, como patologías hepáticas o cambios en la microbiota intestinal, que pueden dar lugar a disbiosis y síntomas digestivos”, afirma Quintáns. “Hoy en día está totalmente descartada la idea de que una copita de vino al día es saludable”, recuerda Gómez.

Según la OMS

Más de la mitad de los cánceres provocados por la ingesta de alcohol se deben a un consumo moderado

Con todo, los especialistas consultados reconocen que dejar el alcohol no es fácil en una cultura en que su consumo se asocia a todo tipo de celebraciones y en que se justifican y minimizan sus efectos continuamente. Para Eric González, no beber es un reto, sobre todo cuando asiste a eventos sociales, donde la tentación es constante. “No solo es tentador por los efectos que presenta en sí mismos. También te ayuda a sentirte integrado en el grupo con el que compartes el momento, a estar en el mismo punto que todo el mundo”, apunta. 

Andrea Ferrán también se refiere a la dificultad de dejar de beber cuando “es una sustancia que en mis círculos se consume en cualquier momento: de fiesta, al salir del trabajo o de la universidad, o cuando simplemente se queda para cenar”. Pero ambos coinciden en que experimentar periodos de abstinencia les ha ayudado a no consumir alcohol de manera abusiva o a ser más conscientes sobre sus desventajas. “Cuando vuelvo a beber puedo puntualmente consumir la misma cantidad que antes, pero enseguida intento reducir de nuevo”, termina González. 

Las alternativas sin alcohol se alzan como una opción interesante para reducir el consumo de esta sustancia, pero pueden contener otros ingredientes como azúcares libres que tampoco nos benefician. En personas con dependencia alcohólica, además, “son un riesgo, pues recuerdan a las que llevan alcohol, ya que activan el sistema de recompensa”, apunta el Dr. Muro. Este psiquiatra insiste en que hay que continuar educando y concienciando sobre la ingesta de bebidas alcohólicas, “aunque sea una situación difícil de cambiar”. 

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