¿Tienes preguntas sobre nutrición? Envíanoslas a comer@lavanguardia.es, nuestro nutricionista Aitor Sánchez resolverá todas tus dudas.
¿Puedo comer paté si estoy embarazada? ¿Y salmón ahumado? (Andrea García, lectora)
Tanto el paté como el salmón ahumado son alimentos conflictivos en el embarazo porque depende mucho de cómo haya sido su producción. Al igual que otros tantos productos, ambos sí que podrían ser aptos para una mujer embarazada siempre y cuando antes del envasado se haya producido un proceso de pasteurización, esa es la garantía más importante, y es que no siempre se alcanzan las temperaturas de eliminación de algunos patógenos, como por ejemplo Listeria, la cual puede sobrevivir a tratamientos con temperaturas insuficientes.
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Canapés de salmón ahumado
Aunque en el proceso de ahumado se suele elevar la temperatura del salmón, no es suficiente para eliminar de manera segura este patógeno si no hay una pasteurización posterior.
El paté o derivados del paté también pueden ser muy variados, de modo que la parte más importante es que esté comercializado como un producto pasteurizado.
No obstante, no son alimentos recomendables para incluir en la rutina de una embarazada, ya sea por los metales pesados que incluyen las vísceras del paté, los compuestos xenobióticos que podemos encontrar en ellas, así como las dioxinas que aparecen en el salmón y por supuesto los elementos del ahumado que son perjudiciales para población general, pero todavía más para la embarazada y el bebé.
Los pasteurizados no son alimentos recomendables para incluir en la rutina de una embarazada
Si el producto está pasteurizado y es seguro, en términos de salud no pasaría nada por hacer un consumo esporádico, como por ejemplo en la Navidad, pero insisto, es importante garantizar que se ha realizado un tratamiento térmico adecuado.
¿Pierden las propiedades los tés o las infusiones si los tomo fríos? (María López, lectora)
Hola María, no, las infusiones y el té no pierden propiedades al enfriarse, salvo por supuesto, la de hacernos entrar en calor o reconfortarnos en épocas frías, propiedad que no hay que infravalorar nunca.
Las hojas de una infusión o del té las calentamos para poder extraer así sus compuestos aromáticos y nutricionales mucho mejor, una vez que se ha obtenido la infusión, el simple hecho de que se enfríe no perjudica sus propiedades nutricionales. Por el contrario, sí que se verían afectadas si esa infusión está sobrecalentada. Por ejemplo, si el agua que estamos utilizando está muy caliente (100°C) ahí sí que podemos destruir compuestos interesantes que encontramos en estos vegetales, por eso siempre es buena idea, seguir las instrucciones del fabricante y adecuar el tiempo de infusión y la temperatura a la tipología del té que estemos usando.
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Té en taza de cristal
Si te gusta tomarte las infusiones en frío, te aconsejo que una vez que la hayas preparado, retires las hojas o la bolsa de la infusión para que no pase más tiempo en contacto del necesario, ya que eso puede suponer una mayor transferencia de compuestos amargos que estropeen el sabor de tu infusión.