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La razón por la que a veces nos rugen las tripas

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A estos ruidos se les conocen como borborigmos o ruidos intestinales y, lo que curioso, es que algunos alimentos los potencian más que otros 

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Los ruidos están causados por los movimientos peristálticos que realiza el intestino para movilizar el alimento 

Getty Images/iStockphoto

A veces, la tripas rugen. Otras, suenan como una cañería. Más fuertes o más silenciosos, más graves o más agudos, lo cierto es que la digestión tiene su propia banda sonora emitida por los distintos órganos. Técnicamente, estos ruidos se conocen como borborigmos o ruidos intestinales y provienen tanto del estómago como de los intestinos.

Así lo explica Marcos Carrasco, dietista-nutricionista del Hospital Clínic de Barcelona. “Estos ruidos están causados por los movimientos peristálticos que realiza el intestino para movilizar el alimento previamente digerido por el estómago y permitir la absorción de los distintos nutrientes a lo largo del tracto intestinal”.

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Por esta razón, hay algunos alimentos que causan más ruidos que otros. “Aunque no hay alimentos en concreto que causen estos ruidos, es cierto que los alimentos más ricos en fibra, que forman un bolo alimenticio más grande, pueden provocar gases y aumentar estos ruidos, debido a que los intestinos necesitan de movimientos mayores para movilizarlos”.

No obstante, cuando se dice que ‘nos rugen las tripas’ solemos referirnos a que tenemos hambre. ¿Cómo es posible que si no hemos ingerido alimento, también escuchemos esos ruidos, todavía más fuertes? Carrasco explica que el peristaltismo intestinal, es decir, los movimientos que hacen los intestinos en nuestro interior (sí, se mueven), se mantienen aunque no se haya comido. “Al estar vacíos y no haber quimo (la segunda fase del bolo alimenticio), se escuchan todavía más”. En definitiva, esos ruidos son como el eco en un espacio vacío, pero en el interior de nuestro vientre.

Los alimentos más ricos en fibra, que forman un bolo alimenticio más grande, pueden provocar gases y aumentar estos ruidos

Marcos CarrascoDietista-nutricionista del Hospital Clínic de Barcelona

La peristalsis es fundamental para la digestión y la excreción, ya que tanto ayuda a movilizar los alimentos a través del sistema digestivo como también la orina desde los riñones a la vejiga y la bilis desde la vesícula hasta el duodeno. Para ejecutar estos movimientos, las fibras musculares lisas de la pared digestiva producen una serie de contracciones y relajaciones tanto en el tubo digestivo como en los uréteres llamadas ‘ondas peristálticas’, y las hay de distintos tipos. Las ondas de propulsión son el peristaltismo propiamente dicho, en el que se traslada el quimo de un lado al otro; los llamados movimientos segmentarios son, de hecho, movimientos peristálticos débiles que ayudan a la fragmentación de los alimentos y a su mezcla con las secreciones que los digerirán. Las ondas peristálticas aparecen 3 veces por minuto y provocan un desplazamiento de 1 o 2 centímetros por segundo. Tras unas 5 horas después de comer, las contracciones que se producen son las del hambre: cada dos horas y con una duración de 10 minutos. Son los distintos reflejos los controlan el número, la frecuencia y la fuerza de las ondas peristálticas en las distintas etapas de la digestión.

Las ondas peristálticas son fundamentales para la digestión 

Terceros

¿Son normales estos ruidos? ¿Cuándo nos deberíamos preocupar? “La gran mayoría de estos ruidos son normales y nos indican que el intestino está funcionando”, comenta el Carrasco, que explica que los profesionales médicos con el entreno adecuado son capaces de interpretar de qué parte del sistema digestivo proviene cada ruido y por qué está sucediendo. “Tras una correcta exploración abdominal del paciente mediante estetoscopio y si los ruidos van acompañados de algún síntoma digestivo, como vómitos, náuseas, diarrea, estreñimiento prolongado o sangrados, el médico puede determinar cuál puede estar siendo el problema”.