Comer el pollo con o sin piel, ¿qué es más saludable?
Consultorio de nutrición
La piel es una de las partes del animal más expuestas a contaminantes y xenobióticos
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Dejar la piel cuando cocinamos pollo puede ayudar a que la carne quede más jugosa
¿Tienes preguntas sobre nutrición? Envíanoslas a comer@lavanguardia.com, nuestro nutricionista Aitor Sánchez resolverá todas tus dudas.
Hola, he visto que la piel del pollo contiene muchos nutrientes. Quería saber si es más saludable comer este alimento con o sin piel. (Javier Lorenzo, lector)
Nos quedaríamos con la versión sin piel.
Se puede comer el pollo de ambas formas porque la piel es comestible, sin embargo, no tiene un gran interés nutricional. Además, es una de las partes expuestas a mayor cantidad de contaminantes y xenobióticos dentro de la producción animal, así que no aporta valor añadido.
Es cierto que a nivel culinario y en la preparación de las recetas muchas veces se busca dejar la piel del pollo para que la carne del animal no se deshidrate tanto, eso puede dar como resultado final una carne más jugosa.
Un pollo sin cocinar
En otras recetas también se puede buscar que la piel esté más crujiente para lograr contrastes, o que el interior se pueda preparar con una especie de "papillote", como podría ser en el caso de algunas alitas.
Independientemente de las preferencias culinarias, nutricionalmente no aporta nada destacable y por eso no sería recomendable por motivos nutricionales.
Antes de todo, felicitaros primero por esta sección. Mi pregunta es: ¿adelgazan más las dietas bajas en hidratos de carbono o las dietas equilibradas? (Silvia Pérez, lectora)
Todo dependerá de cómo esté construida esa dieta y qué alimentos hayamos seleccionado en ella.
Elegir dietas teniendo en cuenta únicamente la proporción de macronutrientes es un enfoque bastante antiguo en dietética, hoy se tienen en cuenta otras cuestiones más relacionadas con el apetito, la saciedad y aquellas cuestiones que vayan a permitir que el paciente se adhiera a ese modelo de alimentación.
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No podemos decir que las dietas bajas en hidratos de carbono sean las idóneas para una pérdida de peso, pero sí que sabemos dos cuestiones a nivel científico:
1) Bajar la cantidad de proteína de la dieta es un enfoque que funciona muy mal para este objetivo, y por eso no lo recomendamos.
2) Reducir la cantidad de hidratos de carbono en un modelo como es nuestra alimentación occidentalizada muchas veces es conveniente, de ahí que sea una de las estrategias favoritas de mucha gente.
También debemos considerar que como nuestra ingesta de hidratos de carbono está determinada principalmente por nuestra actividad física, en muchos casos la gente ingiere una cantidad de hidratos poco justificada. Ejemplo: si no somos personas activas, tiene lógica empezar a recortar por los hidratos.
Este enfoque puede ser válido, pero no es ni el mejor ni el que tengamos que utilizar de manera preferente. Eso dependerá de cada paciente y cada caso.