Las frutas y verduras que es mejor conservar envueltas en la nevera
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Algunos de los consejos que te ayudarán a mantener tus frutas y verduras en buen estado durante más tiempo
Estas son las frutas y verduras que nunca deberías guardar juntas
En cuanto a conservación se refiere, cada fruta es un mundo. Aunque hay algunas que es mejor dejar al aire libre –como el plátano, el aguacate o la piña– otras conviene guardarlas en la nevera para preservar al máximo todas sus propiedades nutricionales. Sin embargo, una vez resuelto cuáles deben ir fuera y cuáles no, lo normal es que nos asalten nuevas dudas al abrir la puerta del frigorífico. ¿Cómo debo guardar las frutas? ¿Hay que cubrirlas? ¿Es mejor mantener el plástico en el que vienen envueltas o meterlas directamente en el cajón?
Antes de entrar en detalles, desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN) nos recuerdan algunas reglas de oro para guardar correctamente estos alimentos en la nevera. En primer lugar, las frutas y las verduras deben colocarse en el lugar más templado del frigorífico, que es donde están los compartimentos o cajones inferiores. Además, según señalan desde la FEN, no es recomendable lavarlas antes de almacenarlas porque la humedad acelera el proceso de deterioro.
Las frutas y hortalizas no deberían estar en contacto con otros alimentos e incluso, es recomendable separarlas entre sí para que no se alteren los ritmos de maduración de cada alimento
Otro de los trucos para que no se echen a perder antes de tiempo es evitar que haya una contaminación cruzada. Para ello, las frutas y hortalizas no deberían estar en contacto con otros alimentos e incluso, es recomendable separarlas entre sí para que no se alteren los ritmos de maduración de cada alimento.
Sin embargo, para sacar un mayor partido a cada tipo de fruta y hortaliza es importante saber cuál es la manera correcta de envasarlos o envolverlos. La Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO) y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en su libro Congelados y conservas . Métodos para una adecuada conservación de los alimentos nos dan algunas pautas.
Fresas, frambuesas y moras
Las fresas, las frambuesas, los arándanos y las moras son frutas muy delicadas que suelen deteriorarse rápidamente con el calor. Tanto es así que, incluso si las metemos en la nevera, no es raro encontrárselas en mal estado pocos días después de haberlas comprado. Para garantizar que alargamos su tiempo de vida lo máximo posible, lo recomendable es mantenerlas en la bandeja (normalmente de plástico) perforada con la que se adquieren.
Eso sí, lo ideal es asegurarse de que el envase cuenta con orificios que permita “respirar” y evite que se pongan blandas. Si no los tienen, basta con meterlas en un recipiente amplio para que no se amontonen, cubrirlo con papel film y hacer pequeños agujeros.
Manzanas
La manzana es una fruta que se mantiene durante un largo tiempo si se conserva en frío. Sin embargo, es un fenómeno constatado que cuando juntamos una manzana madura con otras frutas, estas se echan a perder antes de lo previsto. ¿La culpa? El gas etileno que desprende la manzana durante su proceso de maduración y que acelera los tiempos del resto de frutas. El truco para evitar que eche a perder el resto de frutas es sencillo: de la misma manera que cuando se quiere hacer madurar una fruta más rápido se envuelve junto a una manzana, para evitar que tenga el efecto contrario, conviene guardar las manzanas cubiertas en papel de cocina. Así el papel retiene el etileno e impide que se pudran otras frutas.
Cuando juntamos una manzana madura con otras frutas, estas se echan a perder antes de lo previsto
Los frutos con hueso
Aunque los frutos con hueso, como los albaricoques, las ciruelas, los melocotones o las cerezas no tienen necesidad de envase, colocarlos en una bolsa de plástico perforada impedirá que se impregnen aromas ajenos. Además, como sucede con otros alimentos como el pepino o el apio, cubrirlos con un plástico ayuda a reducir la pérdida de humedad que sufren durante la refrigeración. Sin embargo, hay que evitar meterlos en bolsas completamente cerradas. Eso reduciría el oxígeno y produciría una aceleración de la podredumbre.
Lechugas y verduras de hoja verde
Si compramos espinacas, acelgas o lechugas en una bolsa cerrada es preferible mantenerlas así hasta su consumo, ya que han sido lavadas y desinfectadas previamente. En cambio, una vez abiertas, o si adquirimos verduras de hoja verde frescas, se recomienda envolverlas en un paño o en un poco de papel de cocina. Así se absorberá la humedad y durarán más tiempo frescas.
Frutas peladas y cortadas
Las frutas ya peladas o cortadas no solo deben dejarse en la nevera, sino que deben guardarse herméticamente. Aunque suelen envolverse en papel film o papel de aluminio, o si se quiere ralentizar la oxidación e impedir que se pongan negras rápidamente, lo mejor es utilizar una fiambrera o tupper de plástico o de cristal cerrado totalmente.