Loading...

Vinos: los errores que cometes al elegirlos

Tendencias

Las clásicas reglas de espumosos para los postres y blancos para el pescado hace tiempo que quedaron desfasadas

Ya sean para regalar o para servirlos en la propia mesa, estos días las ventas de vino suben. Un 53% de los españoles prefiere el vino tinto en estas fiestas, frente al 35% que se decanta por el blanco y el 10% que escoge el rosado, ante un solo 2% que prefiere espumosos u otras variedades; según un estudio de Corporación Vinoloa, elaborado en diciembre de 2017. Eso sí, según estos datos, el 65% de la población española toma vino en estas celebraciones dos o más veces a la semana.

Es evidente pues que los preparativos en Navidad incluyen pensar en qué vinos y licores tomaremos con los menús previstos, y no siempre es fácil. ¿Espumosos con los turrones? ¿Seguro? ¿Fijarnos en el precio es acertado? Sin duda hay errores que no dejamos de cometer a la hora de elegir los vinos que compramos, y que podríamos evitar. Los repasamos con varias sumilleres de prestigio.

Comprar guiándonos sólo por el precio

Es un error pensar sólo en el precio del vino

mixetto / Getty Images/iStockphoto

Sin duda, el precio de un vino es importante: algunos caldos los podemos pagar, y otros no. Pero, aunque normalmente la mayor calidad se corresponde con el precio más alto, no es así en el 100% de los casos. “Depende de las botellas o exclusividad el vino, del enólogo que lo hace, de sus características… El precio es una indicación bastante segura, puede ocurrir que gastemos 50 euros en una botella y no sea del agrado de la persona a la que va dirigido”, comenta a Comer Manuela Romeralo, directora de los restaurantes de Quique Dacosta en Valencia, Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Sumiller del año 2008 y Premio Internacional de Gastronomía al Mejor Sumiller del año 2010.

Aunque para otros, es un error que hay que saber perdonar. “Pocos defectos me provocan tanta indulgencia como éste. ¿Cómo no voy a comprender la seguridad que da aparecer en una cena con un vino caro? ¿Y la cara que se te queda cuando aparece tu cuñado con un vino blanco de 5 euros a tu cena de nécoras y camarones?”, apunta Cristina Alcalá, socióloga, Máster en Enología y Viticultura, sumiller diplomada, jurado de cata nacional e internacional y autora de los libros El mundo del vino contado con sencillez (Maeva) o Eligen Ellas (Ex-Libris).

No saber a quién va dirigido el vino

Qué regalar a un amante del vino

poplasen / Getty

Por todo eso saber a quién va dirigido el vino es tan importante como la talla de unos zapatos, si le vas a regalar un par a alguien. “Es fundamental pensar en quién tomará ese vino y qué le gusta; ya que en este momento hay muchas corrientes: los clásicos, los vinos de vinificaciones innovadoras, naturales, sin madera, ecológicos, con mucha madera… Y cada persona tiene una tendencia o preferencia”, según Romeralo.

Los maridajes que más triunfan, de hecho, son los que se adaptan a la personalidad de los comensales según Meritxell Falgueras , sumiller y periodista proveniente de una familia de cinco generaciones dedicada al mundo del vino (en El Celler de Gelida) y autora del blog Wines and The City. “Si eres pijo, quieres una marca que de prestigio, si eres más hippie prefieres algo ecológico o que siga la filosofía de Rudolf Steiner. Yo si quedo con mi abuela sé que le gustan los blancos aromáticos con toques dulces; si voy a tomar vino con mi hermano, sé que le interesan las puntuaciones Parker… Si vamos a hacer un picnic con tejanos, ¡mejor un vino desenfadado que un vinazo!”.

Además, al ser comidas numerosas, con muchas personas en la mesa, podemos aprovechar la ocasión para abrir botellas de diferentes tipos y satisfacer a la variedad de paladares. Es una manera de probar cosas nuevas.

Elegir sin dejarnos recomendar

Cata vino

gilaxia / Getty Images

Es uno de los errores habituales: fijarnos en la etiqueta o el precio y tirar millas, sin prestar más atención. “Se supone que en las tiendas especializadas hay gente que nos puede recomendar. Hay que dejarse aconsejar, ya sean vinos de marcas conocidas o vinos de bodegas desconocidas pero que nos pueden servir para sorprender”, nos cuenta Manuela Romeralo.

Si vamos a regalar un vino a un amigo, tendemos a escoger bodegas de mucho prestigio para dejar claro que hacemos un buen negocio. “Tenemos el ejemplo de los Vega Sicilia, que son una evidencia de que hacemos un buen obsequio. Podemos también llevar un vino exclusivo y poco conocido, en las tiendas nos deben saber explicar. Si no nos recomiendan bien, siempre podemos no volver, o volver sin dejarnos aconsejar”.

Para Alcalá, “el atrevimiento está muy bien, pero no siempre, porque puede que aciertes pero también hay un alto porcentaje de error si los parámetros de la elección parten del desconocimiento”.

Blanco para pescado, tinto para carne

Vino blanco para pescado

xfotostudio / Getty

Es un mantra repetido hasta la saciedad con el que ya no vamos a ninguna parte. Lo del blanco con el pescado y tinto con la carne quedó desfasado hace tiempo. “No hay nada más irreverente, divertido y necesario que romper las normas del maridaje”, según Alcalá. “Algunos pescados están buenísimos con blancos, pero con otros puedes tomar espumosos. Y guisos como el suquet que se tomaban con blancos, se pueden acompañar con un tintos bien elegidos, sin problemas. “En el Poblet lo armonizábamos con un vino tinto fresco, de acidez marcada, de la Ribeira Sacra. Era perfecto”, cuenta Romeralo.

Si te gusta el vino blanco, elige vino blanco. “Eso sí, si te vas a tomar un chuletón, intenta que ese blanco sea con mucha barrica, con variedades como el chardonnay o la garnacha, con buenos grados alcohólicos… El vino siempre tiene que estar a nuestra merced”, apunta Falgueras.

Dejar los espumosos para el postre

Cava y turrones? No es un buen maridaje

Jose_M_Feito / Getty

Turrones… y cava. Es un clásico pero ceñirse exclusivamente a ella también puede resultar un error. “Tomar espumosos de aperitivo es una maravilla. Los Brut Nature, que son los que más gustan, se pueden acompañar con los aperitivos, ya que tomarlos con los dulces no es lo más adecuado. Con los dulces navideños del final estaría bien tomar un vino dulce -como los Fondillón de Alicante, con uva monastrell-”, según Romeralo.

Coincide plenamente Falgueras, para quien un pastel o un dulce con Brut Nature no es un buen maridaje. “Por eso las copas quedan llenas al final de las comidas. Los vinos dulces, con moderación, son perfectos para los postres”.

No tener en cuenta el orden

botellas de vino

Savushkin / Getty

Los menús maridados en los restaurantes son toda una armonía de sensaciones. Está claro que no podemos llegar a ese nivel de perfección en casa -a no ser que seamos profesionales de la sumillería o enología-, pero no tener en cuenta el orden de los caldos que tomamos puede ser un fallo.

que no apreciaremos las notas y los aromas como se debe y podemos estar desperdiciando buenos vinos -y el dinero que nos han costado-. “Sobre todo, si tomas un tinto potente antes que un blanco, este blanco perderá un poco. Si establecemos un orden, mejor: primero espumosos, después blancos afrutados antes que los más blancos más potentes, a continuación tintos, y finalmente vino dulce o vino de postre. Los rosados frescos también pueden servir como buenos vinos de aperitivo”, explica Romeralo.

Decantarlos cuando no es necesario

Decantador vino

Instagram

Elegir un vino que no sabemos si de decanta o no… e igualmente hacerlo, puede resultar un error. Y es que servirlo en la mesa con el maravilloso decantador que tenemos reservado para ocasiones especiales puede parecer una gran idea para Navidad, por ejemplo. “Pero la realidad es que a la gran mayoría de los vinos no les hace falta decantación o aireación. Es más, si lo hacemos, nos los estamos cargando. Ante la duda, una buena copa para que el vino vaya expresando todos sus aromas y sabores poco a poco”, explica Cristina Alcalá.

Apostar siempre por los mismos

Vino 2018

Instants / Getty

No es un error beber siempre lo mismo, claro; se trata de gustos. “Hay gente que siempre bebe lo mismo y fuma el mismo puro, o toma el mismo arroz, cada persona es un mundo. Y es cierto que el que innova corre el riesgo de equivocarse, pero es la manera de descubrir cosas nuevas. A veces el riesgo merece la pena y compensa mucho, porque es así como conoces diferentes uvas, diferentes zonas, diferentes métodos…”, cuenta Manuela Romeralo. “Es cierto que está bien que el vino sea una hoja en blanco en la que puedas aprender algo”, asegura Falgueras.

Alcalá añade que “no deberíamos desperdiciar la oportunidad de descubrir bodegas fascinantes, uvas minoritarias, regiones recónditas o incluso los vinos de tu propia zona que a veces se ignoran… Arriesgar es enriquecedor. Ya es hora de decirle al cuñado que deje de traer siempre la misma marca que sólo él cree inmejorable”.