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Recetas para enseñar a comer a los bebés más allá de los potitos

Tendencias

‘Baby-led weaning’ es un método para iniciarles en la alimentación con comida de verdad

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Suena a una nueva moda alimentaria más, pero no lo es. Elbaby-led weaning (BLW) es tan antiguo como nuestra existencia y plantea recuperar lo que hacían nuestras bisabuelas, sin túrmix ni batidoras: dar a los bebés la comida que había ese día en la mesa, desmenuzada, pisada o cortada.

Esta filosofía plantea desplazar a los purés y triturados como tránsito alimenticio entre la lactancia y la comida sólida, para dejar que los bebés se inicien en el acto de comer con alimentos de verdad, sentados en la mesa como un comensal más.

El ‘baby-led weaning’ es método complementario de alimentación para bebés

Sus defensores aseguran que, con unas pautas de sentido común -ofrecer alimentos saludables, en trozos pequeños y al ritmo del bebé-, la comida se convierte en un espacio de disfrute, y el bebé crece con unas preferencias alimenticias mucho más variadas.

Disfrutar de la comida también es cosa de los bebés

Actualmente se recomienda iniciar la alimentación complementaria a la leche materna a los seis meses, ya que, a esa edad, los bebés tienen las habilidades motoras desarrolladas para alimentarse mediante comida sólida, adaptada a sus pequeños paladares.

Un bebé a la hora de comer

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Sin embargo, se sabe que sus preferencias alimentarias empiezan a construirse mucho antes, ya en el vientre materno. Por este motivo, el tipo de comida que se ingiere tanto durante la gestación como en el primer año de vida del humano es determinante a la hora de confeccionar su gusto.

Teniendo en cuenta este hecho, ¿es adecuado que el primer contacto del bebé con la gastronomía sea un plato de textura uniforme, color indefinido y alimentos inidentificables? Parece ser que no. Cada vez más expertos animan a los padres a practicar el BLW: ofrecer al bebé alimentos identificables, que él mismo pueda manipular y que conserven todos sus matices (forma, textura, olor y tacto).

Ya en el vientre materno se construyen las preferencias alimentarias

La comida del bebé se incluye al menú familiar, no hay distinción por edades. La intención es que el bebé disfrute de la comida como los demás, y que (como los demás) sea él quien decida a qué ritmo comer y cuanta comida necesita, haciendo caso a lo que el cuerpo le pide de forma instintiva.

Este enfoque hace que el bebé se familiarice con distintos tipos de cocciones desde el principio, cosa que no suele suceder con los triturados, generalmente basados en comida hervida. Así, se amplía al máximo el universo de sabores que empieza a conocer, configurando un paladar mucho más flexible.

bebé comiendo

SolStock / Getty Images/iStockphoto

Con estas pautas, crecen bebés más predispuestos a comer cosas nuevas, acostumbrados a experimentar. Además, al contrario de lo que se podría pensar, las estadísticas demuestran que los bebés alimentados mediante BWL -siempre que éste esté bien aplicado y con asesoramiento-, se atragantan menos y generan menos arcadas que aquellos que han sido alimentados con purés, ya que los primeros están acostumbrados a un abanico más grande de texturas.

¿Se puede ofrecer todo tipo de comida? Sí. Pero siempre en un marco de una dieta variada y completa y teniendo en cuenta algunas indicaciones, aplicables a todas las familias cuyos bebés empiezan con la alimentación sólida.

Siguiendo las pautas, el bebé se acostumbrará a experimentar

Son preferibles los alimentos blandos y se deben tratar de evitar aquellos que pueden provocar atragantamiento como los frutos secos enteros, las aceitunas enteras, frutas con hueso. También se recomienda evitar los alimentos altos en azúcar (sobre todo los industriales) y en sal. Aquellos pescados y mariscos altos en metales pesados como el cadmio (en el cuerpo del cangrejo) o el mercurio (en el atún rojo); y verduras altas en nitritos como las espinacas y acelgas.

Comidas aptas para toda la familia: algunas propuestas BLW

Si bien la idea del BLW es que no se prepare una comida especial y a parte para el niño, es interesante tener en cuenta las condiciones del bebé y elaborar un menú con algunas adaptaciones (muy básicas) para que la receta sea apta para toda la familia.

bebé comiendo

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Por ejemplo, si hablamos de carne, es más interesante decantarse por aquellas variedades que son más tiernas. Sin ir más lejos, se puede preparar un típico pollo con verduras al horno, que después desmenuzaremos; o unos canelones con carne picada, evitando el queso si el bebé tiene menos de un año, por su contenido alto en sal.

Lo mismo sucede con el pescado: elegiremos esas especies que tengan una carne más blanda y pocas espinas. Un clásico es el rape, y una receta interesante, que también incluye verdura, puede ser ésta: espaguetis de calabacín con rape.

Ya sea que se preparen platos con carne o con pescado, deben estar tiernos

En el caso de las legumbres, no hay problema: de por si son aptas para los niños porque su consistencia es blanda per se. Además de los típicos guisos y pucheros, también se puede optar por recetas donde la legumbre ya está chafada, como el hummus de garbanzos o las hamburguesas de lenteja a la plancha.

Y es que la cuestión no es eliminar las cremas o triturados, sino ofrecer solamente aquellos que la familia también comería. Por lo tanto, son bienvenidos los purés de verdura, ya sea variada como de un solo alimento. En este sentido, las verduras son especialmente agradables para los bebés habiendo sido elaboradas en cualquier cocción (al horno, hervidas, salteadas…) ya que resultan fáciles de desmembrar y consumir sin ayuda.

Las legumbres, al ser blandas, son un buen alimento que puede hacerse de diferentes maneras, como hummus o hamburguesa.

Otras Fuentes

Pueden ir acompañadas de cereales como el arroz (mejor si se remoja antes, para reducir el arsénico) o pseudocereales muy nutritivos como pueden ser la quinoa o el amaranto. Si se quiere, se pueden incluir harinas con moderación, siempre mejor si son de calidad y con el grano completo. Eso significa que sí: un bebé podrá comer también un buen pan con tomate y aceite de oliva.

Y, por supuesto, hay lugar para los dulces, siempre tratando de no añadir azúcares. El propio azúcar de las frutas es suficiente y, con ellas, se pueden hacer buenos postres. Por ejemplo, una compota de manzana: la manzana pelada a hervir con agua hasta que se queda hecha crema. O unas galletitas de avena con banana: batiendo la avena hasta hacerla harina y con la opción de añadirle algún fruto seco también machacado. Al final, comer es un placer para todos.

Las recetas pueden acompañarse con cereales