Por qué no deberías poner una sartén caliente bajo el grifo
Muy útil
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Ollas, cazuelas, paellas, coladores... Incluso la receta más simple deja un largo rastro de cacharros tras su elaboración. De aquí que intentemos buscar soluciones rápidas para lavarlos, pero no todas son igual de válidas.
Dejar la sartén en remojo después de cocinar puede parecer una acción acertada si nuestro fin es evitar que la comida o el aceite se queden pegados. Pero hacerlo repetidamente podría dañar nuestros utensilios y obligarnos a renovarlos con más frecuencia.
Depende del material
Si el metal es de un espesor de chapa insuficiente o de una calidad muy básica es más fácil que se estropee
“Mojarla con agua fría cuando aún está caliente provoca un choque térmico y somete al material a una contracción. Como consecuencia puede abombarse o volverse convexa y no resultar igual de útil a la hora de cocinar”, explica Alfonso Bravo, director general de Magefesa. El experto resalta que la calidad y el material del utensilio son claves para valorar su resistencia. “El acero vitrificado y el aluminio, por ejemplo, son más propensos a deformarse”, afirma.
Si el metal es de un espesor de chapa insuficiente o de una calidad muy básica también es más fácil que se estropee. “Nosotros trabajamos con sartenes de grosores medios y altos de acero inoxidable. Así que un chorro de agua fría no provocaría daños”, cuenta Bravo. Este material se suele usar en restauración por su resistencia y durabilidad. Sin embargo, debe saberse manejar para sacarle el máximo rendimiento.
Alfredo Güerri, manager online de Lecuine.com, coincide con Bravo e insiste en lo importante que es hacerse con sartenes de calidad. “Para evitar problemas deben tener garantía y haber sido fabricadas por una empresa de renombre, a poder ser de dentro de la Unión Europea, para asegurarnos de que cumplan con los estándares de calidad”, reitera. Y añade que si la sartén es antiadherente también es más fácil que el choque térmico la estropee, así que mejor evitar añadirle agua y lavarla cuando ya esté templada.
¿Y qué hacemos con el aceite?
No limpiar la sartén adecuadamente también puede tener consecuencias negativas para el planeta. Según defiende el Ministerio de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido (DEFRA), un litro de aceite puede llegar a contaminar un millón de litros de agua.
Para evitarlo, los expertos recomiendan que dejemos la sartén enfriar y cuando el aceite se haya solidificado lo rasquemos en la papelera intentando no dañar la base. Los restos deben reciclarse y trasladarse a los puntos limpios fijos, móviles o de barrio donde se recojan estos residuos. Otra opción – si se tiene tiempo – es darles una segunda vida y confeccionar jabón artesanal.