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Los pescados que no debes comer cuando estás embarazada

Tendencias

Y algunas formas de consumirlos poco recomendables

Los peligros de comer atún con demasiada frecuencia

Los nutricionistas siempre han recomendado que consumamos pescado unas tres o cuatro veces por semana. Claro que, estos últimos años, la percepción que teníamos de este alimento ha cambiado ligeramente. El metilmercurio y los microplásticos se han convertido en acompañantes casi inseparables del pescado y los mariscos y por esta razón debemos estar más informados que nunca. Y si se trata de embarazadas u otros grupos de riesgo, aún más.

Miló Muns, nutricionista del Hospital del Mar de Barcelona explica que “el pescado es un alimento muy rico en proteínas y un producto bajo en grasas muy beneficioso para las embarazadas”, pero puntualiza que estas deben conocer cuáles son las especies que pueden comer y por qué. “Debemos tener cuidado con los porcentajes de mercurio”, insiste la especialista.

“Debemos tener cuidado con los porcentajes de mercurio”

Miló Muns

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) también recomienda a las mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo, mujeres en periodo de lactancia y a niños de corta edad (entre 1 y 30 meses) consumir una amplia variedad de pescados, por sus grandes beneficios nutritivos. Sin embargo, coinciden con Muns en que hay algunas especies que estos colectivos deben evitar o, como mínimo, comer en pequeñas proporciones.

Grandes depredadores

Existen algunos pescados no recomendables para las embarazadas debido a las altas cantidades de metilmercurio que contienen. El metilmercurio (la forma orgánica del mercurio) posee una alta toxicidad y se disuelve fácilmente en la grasa. Además, puede atrevesar la barrera hemato-encefálica y la placenta y, como consecuencia, derivar a alteraciones en el desarrollo neuronal del feto. Las consecuencias de estas alteraciones pueden ser daños cerebrales, dificultades de aprendizaje, pérdida de audición y daños graves en el sistema nervioso del bebé.

Según AESAN, las especies con más cantidad de este compuesto neurotóxico son el pez espada, el tiburón, el atún rojo (concretamente la variedad Thunnus thynnusm, que habita en el Atlántico y mares adyacentes) y el lucio, es decir, depredadores de grandes dimensiones. En un informe que elaboraron en el 2010 se estimó que una mujer embarazada (60 kg) que ingiera una ración (100 g) de pez espada a la semana superaría la ingesta máxima tolerable de metilmercurio.

El metilmercurio puede atrevesar la barrera hemato-encefálica y la placenta y, como consecuencia, derivar a alteraciones en el desarrollo neuronal del feto

Montse Folch, nutricionista del Centro Médico Teknon, añade otras especies a este listado, como la lubina, la anguila, el bacalao y el mero. “La gran mayoría de peces tiene mercurio, pero debemos saber escoger bien y optar por las especies con porcentajes más bajos, como el salmón, la sardina, la gamba pequeña y los arenques. Y siempre bien cocinados”, alerta la especialista. “La sardina es un pescado azul muy bueno para las embarazadas y con grasas cardiosaludables”, señala también la nutricionista Miló Muns.

Sushi

Puede que estos pequeños rollitos de arroz parezcan inofensivos para muchos pero, cuando se trata de embarazo, cualquier precaución no está de más. En relación al tema del mercurio, no podemos descuidar que uno de los pescados más usados en la cocina japonesa, junto al salmón, es el atún y, como indicábamos, no es recomendable para las mujeres en gestación consumirlo por su alto contenido en metilmercurio. Pero el sushi, también puede ser un problema por otras razones.

El riesgo de esta comida nipona es que el pescado suele consumirse en crudo, algo que también puede poner en peligro la salud de una embaraza. Si no se congela previamente el producto con una temperatura adecuada, podemos encontrarnos con un nuevo problema: el anisakis. Este parásito en forma de gusano habita en el tubo digestivo de los peces, pero es sensible a las altas temperaturas. Si se congela el pescado previamente, el anisakis muere. Aun así, ¿podemos fiarnos de que los restaurantes lleven esta labor a cabo correctamente?

El anisakis habita en el tubo digestivo de los peces, pero es sensible a las altas temperaturas

“Tenemos que confiar en que los trabajadores de estos negocios saben manipular el pescado crudo correctamente. Todas estas personas hacen cursos previos que las preparan para que no existan riesgos para los clientes que consumen sus platos”, asegura Miló Muns. “Nos debemos fiar de que cumplen la legislación”, insiste. No obstante, Montse Folch no es tan optimista en cuanto a este tema e insiste en que “es mejor que las mujeres embarazadas no consuman pescado crudo”. La nutricionista del centro Teknon añade que “toda comida que no esté cocinada corre el riesgo de estar contaminada y más en verano”.

Pescados ahumados

Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), no es muy recomendable el consumo de pescado ahumado refrigerado, a menos que esté cocido. Normalmente, los productos que están tratados de este modo, como el salmón, la trucha, el corégono, el bacalao, el atún o la caballa, tienen una etiqueta donde se lee “ahumado al estilo de Nueva Escocia”, “salmón curado” (lox), “curado al humo” (kippered), “ahumado” (smoked) o “tasajo” (jerky).

Muns coincide en que los pescados que han sido cocinados con esta técnica culinaria no son recomendables para las embrazadas, pero si se pueden tomar en pequeñas cantidades. “Lo correcto sería consumirlos una vez cada tres semanas”, explica la especialista. Así que, aunque parezca que una tostada con aguacate y salmón ahumado pueda ser una buena manera de empezar el día, se trata de un capricho que las mujeres en gestación deberán limitar. “Siempre juega un papel importante la moderación”, insiste Folch.

Marisco (y paella)

Muns apunta que, al igual que con el pescado, debemos conocer los mariscos que tienen un contenido menor de metilmercurio. Estos son los mejillones, las vieiras y los cangrejos. Montse Folch añade que tampoco correríamos ningún riesgo si tomamos langosta de río o gambas. Y¿qué ocurre si queremos pedir paella en un restaurante?

La nutricionista del Hospital del Mar insiste en que “es un plato muy equilibrado y beneficioso para las embarazadas, compuesto por un 50% de carbohidratos, un 25% de vegetales (por el sofrito) y un 25% de contenido proteico”. Aunque también dependerá de la cantidad de aceite que lleve el sofrito, ya que puede convertir el plato en una receta hipercalórica. Sin embargo, como entrante, la especialista insiste en que es una muy buena opción. “Los ingredientes que contiene no son preocupantes por sus cantidades en mercurio”, coincide la nutricionista Montse Folch.

Atún en lata

Y tampoco está de más tener en cuenta algunas consideraciones sobre el consumo de atún en lata, que en muchos hogares es protagonista en ensaladas u otros platos. Miló apunta que, como indicábamos al principio del artículo, el atún es una de las especies con alto contenido en mercurio. No obstante, no todos los atunes tienen las mismas proporciones de este elemento químico.

Por ejemplo, el atún claro es una de las variedades que tienen cantidades menores y, por lo tanto, su consumo no tiene por qué ser un problema. Aunque mejor tomarlo con moderación. Folch apunta que es mejor consumirlo una vez por semana.