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Alimentos sanos y baratos para afrontar la cuesta de enero

Materia prima

Aprovechar las conservas que han sobrado de Navidad es una de las muchas ideas para ahorrar

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Hay muchas maneras de afrontar la cuesta de enero sin que el bolsillo sufra, ya sea tratando de aprovechar al máximo las sobras navideñas o haciendo algunos ajustes en la cesta de la compra que nos permitirán no solo ahorrar unos euros, sino también descubrir alimentos que teníamos inmerecidamente en el olvido. Llegó la hora de ir al mercado con una mirada renovada y apostar por todos estos alimentos.

Coliflor

Aprovechar al máximo las verduras de temporada es siempre una buena manera de ahorrar y, al mismo tiempo, de alimentarse bien. “Hay muchos motivos para escogerlas, pero el principal es que están mucho más buenas”, explica Gonzalo Rivière, al frente junto a Luca Marongiu del restaurante Zero Patatero, en Barcelona. Este establecimiento ofrece una cocina de temporada y proximidad elaborada casi íntegramente con productos ecológicos adquiridos directamente del productor, que toman forma de lo que ellos llaman “grandísimos platos humildes”, recetas que reivindican ingredientes poco habituales de gran valor gastronómico. El cocinero insiste en que “siempre es mejor comer una col durante su temporada que el mejor de los tomates en enero”, de manera que lo que toca este mes es apostar por alimentos tan discutidos como, sin ir más lejos, la coliflor.

Coliflor

Pixabay

“Una buena idea es elaborar un puré, que no solo está muy rico sino que permite utilizar toda la verdura, también los tallos”. De hecho, muchos detractores de esta verdura se vuelven locos por una crema “cuyo sabor no se parece en nada al de la coliflor hervida”. Para elaborarla, basta con cocer la coliflor, preferiblemente al vapor, escurrirla por completo y batirla al máximo con un robot de cocina con una buena cantidad de aceite de oliva virgen extra (alrededor de 150 ml para una coliflor entera). “Los sabores emulsionan y la crema está buenísima, además de que estamos aprovechando producto de temporada y no malbaratamos. Si además le añadimos un huevo poché, tendremos un platazo”, apunta Rivière.

La directora de la escuela de cocina La Patente, en Barcelona, Àngels Puntas, añade otras verduras como “el brócoli, las coles de Bruselas, el repollo o la col, que ofrecen múltiples posibilidades: podemos hacer crema, chucrut, canelones, lasaña o simplemente cocinarlas al vapor o comerlas crudas”.

Perca

Perca

peredniankina / Getty

Pese a que enero no es la mejor época para el pescado, la perca es uno de los que están de temporada a un precio asequible. “También están la palometa, el merlán, la carpa o el fletán”, señala Puntas.

Colinabo

Para Rivière, esta verdura poco conocida tiene múltiples posibilidades y solemos pasar de largo cuando la encontramos en el mercado. “Basta con hervirla en agua bien salada y saltearla”, explica el cocinero. “Si además le añadimos media cebolla, zanahoria y brócoli tendremos un salteado de verduras sensacional”. Puntas, por su parte, insiste en que es fundamental cambiar el chip y tener claro que, tanto en el caso del colinabo como en el de cualquier alimento, es importante reaprovechar todo: “lasañas, empanadillas, croquetas, y todo tipo de rellenos pueden servir para sacar partido a las sobras”.

Apio nabo

Apio nabo

KarpenkovDenis / Getty

En su línea de reivindicar productos del huerto de temporada, Rivière apuesta por las múltiples posibilidades del apio nabo, una verdura cada vez más presente en las cartas de los restaurantes. “Un gran plato es el puré de apio nabo, que tiene un sabor espectacular. Basta con sofreírlo en una olla con aceite, añadir un chorro de brandy y esperar a que se evapore, cubrirlo con agua y posteriormente triturar. Es un plato sofisticado ideal para cuando tenemos invitados. ¿Un consejo? Envolver un trozo de butifarra negra en masa wonton y añadirla al puré. Tendremos un plato espectacular listo en apenas media hora”.

Legumbres

Las legumbres son, para Puntas, un caballo ganador en todos los sentidos. “Alubias, garbanzos, guisantes secos, altramuces… Un kilo de legumbres da lugar a muchos platos, y por desconocimiento hemos ido perdiendo el hábito de cocinarlas”. No solo son saciantes, económicas y versátiles, “sino que además tienen fibra, vitaminas y proteínas”. Pueden dar lugar, además, a infinidad de platos: “desde unos canelones o unos tomates rellenos de hummus , un plato de legumbres con arroz o una ensalada”.

Acelgas

Acelgas

Jonathunder

De nuevo una verdura con una mala fama injustificada que, según Rivière, procede de que solemos cocinarla mal. “Hay que tener en cuenta que casi todas las verduras pueden comerse crudas, lo que significa que no necesitan una cocción excesiva. Para hacer unas buenas acelgas basta con hervirlas durante 10 minutos con patatas, escurrirlas y posteriormente pasarlas por la olla con un chorro de aceite de oliva, de manera que la patata se vaya deshaciendo mientras la acelga suelta algo de agua y los sabores emulsionan”, señala el cocinero de Zero Patatero.

Conservas

Tras las Navidades, quien más quien menos tiene en casa conservas que han sobrado, y enero es un gran mes para sacarles partido y darles nueva vida. “Podemos saltear unas almejas con verduras, o prepararnos una crema de espárragos blancos o de palmito con crujiente de fruto seco, y de paso reciclamos también las nueces o almendras que nos hayan sobrado”, recomienda Puntas.

Turrones, neulas y otros dulces navideños

Turrón

MIMOHE / Getty Images/iStockphoto

¿Quién nos iba a decir que las sobras de la Navidad nos iban a ayudar a sobrellevar la cuesta de enero? Lo dice Puntas, que es partidaria de dar nueva vida a ingredientes que pensábamos tirar, incluidos los turrones. “Podemos elaborar una crema de turrón y combinarla con yogur, o congelar el turrón sobrante para rallarlo sobre una ensalada. Con nata, dará lugar a una panna cotta sensacional, y si lo combinamos con nata y huevo batido podemos preparar un pudding”. Por no hablar de un postre muy resultón y fácil de hacer que requerirá inversión cero: una sopa fría de turrón y yema quemada. Otra idea es triturar las neulas que nos hayan sobrado hasta obtener “una especie de galleta deconstruida con la que acabar un postre lácteo o dar un toque crunch a un yogur”.