Originarias de Italia, llegaron hasta Bélgica gracias a las legiones romanas y tomaron el nombre de la ciudad de Bruselas, donde se convirtieron en la variedad que hoy conocemos. Las coles o repollos son un producto propio de la temporada de otoño e invierno. Caracterizadas por su color verdoso y su diminuto tamaño -no miden más de cuatro centímetros-, son uno de los acompañamientos más característicos de la comida del día de Acción de Gracias.
A pesar de ser un alimento relativamente reciente, datado en torno al siglo XIX, su sabor dulzón se ha convertido en un clásico en las cenas de Acción de Gracias. Así, es una de las guarniciones que se colocan junto al tradicional pavo y que aporta un alto contenido de vitaminas A y C, así como ácido fólico.
Valor nutricional (por cada 100 gramos):
Calorías: 54 kcal
Proteínas: 9,8 gr
Grasas: 0,3 gr
Hidratos de carbono: 6,6 gr
Fibra: 8,8 gr
Potasio: 389 mg
Hierro: 1,4 mg
Magnesio: 23 mg
Propiedades:
Las coles de bruselas son un alimento ideal como acompañamiento. Además, casi el 90% de su composición es agua, mientras que el resto son nutrientes de gran valor. Entre ellos, destaca el alto contenido en fibra, lo que hace de este un alimento que permite regular el tránsito intestinal y combatir el estreñimiento.
Asimismo, su contenido en vitamina A fortalece el sistema inmune de nuestro cuerpo y beneficia a la vista. Mientras que la vitamina C actúa como antioxidante y acelera la cicatrización de heridas en la piel y frena el deterioro de los huesos.
Por otra parte, el bajo contenido en grasas de las coles de bruselas las convierte en un alimento óptimo para dietas de reducción de peso así como para disminuir los niveles de colesterol en sangre.
También se recomienda su consumo entre las embarazadas, pues este alimento es rico en ácido fólico, lo que contribuye a evitar malformaciones en el feto.