El vino de la semana: El Jardín de Las Iguales Macabeo 2020

Beber

Una afilada acidez y una marcada salinidad son la columna vertebral de este singular blanco aragonés, un vino único fruto de un bello viñedo plantado hace 120 años en Alpartir

El vino de la semana: El Jardín de Las Iguales Macabeo 2020

Las Iguales es cómo José Paseta, el viticultor nieto de quien lo plantó, denominaba a este centenario viñedo del que se enamoró irremediablemente el Master of Wine aragonés Fernando Mora y que acabó comprando en 2016. Dice que “es imposible que pudiera salir nada malo de aquí”. Al parecer, toma el nombre del hecho que tenía dos o más cepas idénticas. Se encuentra en el sinuoso valle Barrandijos de la Sierra de Algairén. 

Está situado en el término municipal del pequeño pueblo aragonés de Alpartir, de 570 vecinos censados. Almendros, olivos, romeros, tomillos e hinojos con un telón de fondo de pinos y una gran profusión de flores, que van desde las amapolas o las margaritas a las cerrajas y lavandas, dibujan un paisaje encantador en el marco de la zaragozana sierra del río Jalón. En primavera se muestra como si de un colorido y fragante jardín se tratara. Fernando Mora ha devuelto una rebosante vitalidad a esta viña plantada a 700 metros de altitud que bien hubiera podido desaparecer. El viñedo centenario originario tiene 1,4 hectáreas en una finca que suma hasta 11 hectáreas de terreno (8 están plantadas con vides).

Fernando Mora vendimiando en El Jardín de las Iguales

Fernando Mora vendimiando en El Jardín de las Iguales

Fernando Mora afirma que en este singular lugar “plegamientos del Precámbrico esculpieron formas imposibles de pizarra y cuarcita que conectan con cada vid”. Y añade que “todo vino empieza en la tierra, y la tierra de El Jardín de Las Iguales es única”. También explica que estas viñas plantadas hace 120 años con una inclinación del 30% “son tan sensibles que casi conocen a la persona que las cuida, por lo que siempre hemos intentado respetar y entender antes de actuar. Al final las personas estamos de paso, y lo que realmente se queda es la tierra”. En definitiva, asegura que están recuperando “el orgullo de un valle”.

Su cielo lo sobrevuelan buitres ibéricos, milanos reales y también águilas perdiceras. Fernando Mora ha tenido que vallar este tesoro vitícola por la voracidad de corzos, jabalíes, cabras montesas y conejos; animales que también intenta ahuyentar con la ayuda de sus cariñosas perras Izas y Luna. Su viñedo en vaso es labrado por un robusto caballo francés de tiro, de la raza Comtois, cuyas riendas lleva el apasionado ingeniero agrícola Alberto Chordi. Este precioso caballo francés de 9 años es Elliott. Fernando Mora es del parecer que “la complejidad es la clave”, y que “el monocultivo decrece la ecuación”. En esta impactante viña está recuperando antiguos márgenes de piedra seca, que localmente denominan hormas. Los suelos están trufados de cuarcitas y pizarras (que en estas tierras llaman losetillas). 

El Jardín de las Iguales 2020

El Jardín de las Iguales 2020

En la finca donde se encuentra este viñedo plantado tras la plaga de la filoxera, entre 1898 y 1908, Fernando Mora ha querido que enraizara un ginko biloba, el árbol que sobrevivió a la bomba atómica de Hiroshima, como símbolo de “resiliencia”. De hecho, este árbol es un ejemplo de relicto o fósil viviente. Y también ha querido plantar un olivo con el que quiere mostrar respeto al “paso del tiempo”.

En este magnético paraje con diversas orientaciones que Fernando Mora trabaja manualmente como se hacía ancestralmente, con cultivo ecológico y que actualmente dirige hacia una agricultura biodinámica con certificación, nacen sus dos vinos más icónicos, una garnacha y un macabeo. Son El Jardín de Las Iguales, de Bodegas Frontonio. El Jardín de las Iguales blanco es un macabeo único que nació con la añada del 2016, que aún se muestra espléndido (con interesantes notas de fósforo y romero). La acidez y la salinidad son su columna vertebral. Pero en los últimos años ha querido “desborgoñizar” sus vinos. Reflexionando sobre su trabajo enológico se preguntó: “¿cómo conseguir que la gente tenga interés por el vino genuino? Llegó a la conclusión de que no quería “enmascarar” sus vinos con madera nueva.

Fernando Mora catando en su bodega subterránea

Fernando Mora catando en su bodega subterránea

La cosecha del 2020 vino marcada por días de fuertes lluvias en marzo que acumularon unos 140 litros por metro cuadrado, a los que se sumaron unos meses de abril y mayo extremadamente lluviosos que supusieron unas precipitaciones totales de casi 500 litros. El cierzo secó la viña evitando problemas fúngicos. Las extremas temperaturas de la segunda quincena de julio y la primera de agosto les provocaron preocupación, pero entonces tuvo lugar una tormenta de verano de 35 litros el 18 de agosto. La vendimia, que se realizó a mano en cajas de 18 kilos el día 6 de septiembre, llegó con “una sanidad implacable” de las uvas. Aseguran que “es una añada de colores moderados, taninos enérgicos y frescas acideces que podrían suponer un bello afinamiento de los vinos en los próximos años”.

Sus vides crecen en suelos pizarrosos y calcáreos. De la añada del 2020 de este macabeo se elaboraron 812 botellas. La crianza del vino se prolongó por espacio de 12 meses en fudre, y terminó en barricas usadas y neutras de 500 litros de capacidad. Su creador lo define como “afilado, carnoso, con complejidad salina, con poderosa energía austera y larguísimo”. También dice que es “la delicadeza y seda de un macabeo único”. Presenta una graduación alcohólica de 13, 5º. En su etiqueta se lee que es fruto de un “viñedo histórico”.

El Jardín de las Iguales

El Jardín de las Iguales

El Jardín de Las Iguales del 2020 es de color amarillo pajizo, nítido y brillante. Y con lágrimas densas que se adhieren a la pared de la copa. Se expresa tímidamente con sutiles notas de flores, de plantas aromáticas como el romero, el tomillo o el hinojo seco, en un fondo de cedro, frutos secos (almendras y nueces) y un ligerísimo tostado. En fase olfativa se muestra elegante, no muy aromático, pero con gran complejidad. En fase gustativa es un castillo de fuegos artificiales en cuanto a la sapidez. Es en boca donde realmente se hace grande. Su magnífica y afilada acidez le da una tremenda tensión, que se suma a una mineralidad (un marcado carácter salino y yodado) que hacen salivar. También se exhibe con notas de fruta de hueso, de manzana y cítricas. Y con una sensación táctil glicérica. Es muy vertical este macabeo excepcional, sin igual. Recomiendan servirlo no muy frío y armonizarlo con mariscos, pescado azul, carnes de caza menor, comidas especiadas como curry y con queso Comté. A Fernando Mora le gusta acompañarlo con las albóndigas con almendras que cocina su madre María Jesús.

También apuntan grandes maneras las venideras añadas del 2021 (con profusión de notas de hierbas aromáticas de garriga mediterránea y manzana, mostrando elegancia, frescor, gran acidez y salinidad) y del 2022 (también marcado por la muy buena acidez, la salinidad y una especial elegancia).

Fernando Mora esta primavera en El Jardín de las Iguales. Foto de Ramon Francàs

Fernando Mora esta primavera en El Jardín de las Iguales 

Ramon Francàs

Fernando Mora MW nació en Zaragoza en 1982. El pasado viernes cumplió 42 años. Este ingeniero mecánico y MBA cambió su profesión por el vino “por simple pasión”. En 2010 fundó Bodegas Frontonio, considerado hoy el proyecto vitícola más exclusivo y renombrado de Aragón. Para fundar su empresa compaginaba su trabajo de ingeniero, con el que viajó por medio mundo, con el de pizzero durante los fines de semana. En 2017 se convirtió en Master of Wine, obteniéndolo en primera convocatoria (menos del 2% de los MW han conseguido históricamente este resultado) y consiguiendo además el ‘Noval Award’ a la mejor tesis de su promoción. Su primer vino lo elaboró en su piso de un bloque del barrio dormitorio zaragozano de Valdespartera con la ayuda de un kit casero proveniente de los Países Bajos, que adquirió por Internet. El resultado le animó a dejarlo todo por el vino, aunque el camino no ha sido fácil.

La bodega donde elabora su producción más selecta está situada junto a la vivienda de Fernando Mora en Alpartir, en unas cuevas subterráneas de más de 200 años de antigüedad, con unas condiciones de temperatura y humedad óptimas y constantes durante todo el año. Sus vinos se crían en distintas barricas, foudres y huevos de hormigón. La producción alcanza las 46.000 botellas anuales, de las que exportan el 45% del total.

Antigua bodega subterránea de Frontonio

Antigua bodega subterránea de Frontonio

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