Salvador Garcia-Arbós reivindica apasionadamente beber vino en porrón
Novedad editorial
Afirma en un libro que “el día que se tome conciencia de que el vaso fomenta el individualismo y el egoísmo, volverá el porrón”
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Salvador Garcia-Arbós bebiendo de un porrón
Salvador Garcia-Arbós, que estudió para convertirse en ingeniero agrícola pero que por “carambola” terminó trabajando de periodista y escritor, firma un pequeño libro en el que reivindica apasionadamente la figura del porrón. Es una obra, de la colección Envinats de Vibop Edicions, de la que se afirma que “no es una historia, ni un tratado ni apenas un manual”. Se añade que Història galàctica del porró “es un manifiesto en el que se habla de las virtudes comunitarias y ecuménicas de beber a chorro con un instrumento frágil y sufrido” como es el porrón.
En este sentido, se apunta que “es el instrumento más serio, ecuménico, eucarístico y divertido para beber”, y que tiene “un diseño perfecto”. El autor entiende que “beber con porrón es un acto limpio, por no decir puro”, y también que “es promiscuo, pero sin tocamientos ni intercambio de fluidos”. O sea, advierte que “no es un acto sexual”, pero sentencia que “el porrón ha sido y será una forma cordial, ecológica y económica de compartir”.
Beber con porrón es un acto limpio, por no decir puro
En este manifiesto se pregunta “¿por qué desapareció el porrón de las mesas de las casas, de las tabernas y de las casas de comidas?, o ¿por qué dejó de ser objeto de uso general y se dejaron de fabricar porrones soplados?” En cambio, el escritor de Besalú no tiene dudas de que “todo el mundo, siempre que puede, lo añora”. Salvador Garcia-Arbós llega a sentenciar que “el día que se tome conciencia de que el vaso fomenta el individualismo y el egoísmo, volverá el porrón”.
En declaraciones al canal Comer de La Vanguardia, el escritor admite que bebía “de vez en cuando” en porrón, pero que a raíz de este libro lo hace ahora más asiduamente. Posee dos porrones: uno de la casa de sus padres de Besalú y otro, también soplado, que compró en una tienda en Figueres. En porrón le gusta beber “vinos blancos fresquitos, jóvenes, naturales y con sabor a zumo de uva como los que se elaboran en Alella”. Y es del parecer que se puede dar la bienvenida a los invitados con porrón y continuar en la mesa con una buena copa, y que “a poco que nos pongamos, lo volveremos a poner de moda”.
Salvador Garcia-Arbós acaba de publicar un libro que es una oda al porrón
Salvador Garcia-Arbós llega a afirmar en su libro de 83 páginas que “el Futbol Club Barcelona no tiene excusa: debería convertir el porrón en el símbolo del poder popular y del ecumenismo. Dar al porrón la simbología del cetro, y tenerlo en una vitrina del Museu del Barça para mostrarlo como la joya de la corona, copas al margen”. En su libro advierte que “se tiene que beber con el chorro bien alto, cuanto más arriba mejor, como la imagen del fresco de Herculano, demostrando que por nada del mundo no tocarás la punta del pico del porrón con tus morros”. Ya dijo Bigas Luna que “el calçot, el porrón y los castellers son las tres cosas de nuestra casa que siempre me han fascinado. Salen de la tierra y me hacen mirar al cielo”.
Se tiene que beber con el chorro bien alto, cuanto más arriba mejor, como la imagen del fresco de Herculano
Montse Serra, la fundadora y editora de Vibop, reivindica también que el porrón tiene su momento en las comidas. Considera que Història galàctica del porró “va más allá de una mirada antropológica o etnográfica”, y que el porrón, que prefiere pensar que “no es una pieza folclórica”, va muy en consonancia con valores actuales como “el compartir, la higiene y el disfrute asociado a la fiesta o el ocio”. Serra reconoce, sin embargo, que no todos los vinos son adecuados para ser degustados en porrón, pero se inclina a pensar que “es ideal para dar la bienvenida, para beber menos o para hacerlo en grupo”.