La historia del primer hombre que se curó de VIH
Paciente de Berlín
El caso de Timothy Brown se publicó en 2008
Un hombre con VIH se cura con un trasplante de médula ósea
Científicos creen curado a un segundo paciente de VIH doce años después
Hoy se ha dado a conocer el caso de un hombre que parece haberse curado del virus del sida (VIH) , al que los médicos llaman el paciente de Londres, después de un trasplante de médula ósea para tratar un cáncer de la sangre hace tres años. En su cuerpo no se detecta ningún rastro del virus, a pesar de llevar un año y medio sin medicarse con los fármacos antirretrovirales que deben tomar las personas seropositivas para mantener la enfermedad a raya.
Pero el paciente de Londres no ha sido el primer caso de curación del VIH. Ese reconocimiento se lo llevó el llamado paciente de Berlín, que en 2008 se curó del VIH y de una leucemia tras un tratamiento mucho más agresivo.
Su nombre real es Timothy Ray Brown. Nacido en Seattle (EE.UU.) en 1966, se mudó a Berlín (Alemania) para estudiar. Allí fue donde, en 1995, su vida dio un vuelco: los médicos le diagnosticaron la infección por VIH. Durante años logró controlar la enfermedad con fármacos antirretrovirales y llevar una vida más o menos normal, tal y como narra en un artículo de 2015 en la revista AIDS Research and Human Retroviruses en el que comparte su experiencia personal.
El paciente de Berlín
Timothy Brown tenía leucemia además de VIH y recibió dos trasplantes de médula ósea con un tratamiento muy agresivo
Pero en 2006 su vida dio un nuevo vuelco. Al sentir un cansancio desmesurado, acudió al hospital. Allí recibió un diagnóstico de anemia y más tarde de leucemia, un cáncer de la sangre. Empezó un tratamiento de quimioterapia que al principio fue bien y pensó que la enfermedad iba a remitir.
Como precaución su médico, Gero Hütter, del hospital Charité de Berlín, comenzó a buscar donantes por si Brown acababa necesitando un trasplante de médula ósea. Y dio con uno sumamente adecuado: tenía una mutación en el gen de un receptor, llamado CCR5, que el VIH utiliza como gancho para colarse en los linfocitos, las células inmunitarias que infecta. “Esta mutación hace que el receptor no se llegue a expresar en la superficie de la célula, porque se produce una versión más corta de lo normal. De ese modo, el virus no tiene puerta de entrada”, explica Maria Salgado, investigadora del instituto IrsiCaixa y coautora del estudio del paciente de Londres, que ha recibido un trasplante de este tipo. Un 1% de la población del norte de Europa tiene esta mutación y es resistente al VIH, informa Salgado.
Hütter le propuso el trasplante a Timothy Brown como una opción que podría curarlo también del VIH, pero Brown se negó al principio. Pensaba que “no sería necesario porque la leucemia remitiría y podía seguir tomando mi medicación antirretroviral indefinidamente. No necesitaba ser un conejillo de indias y arriesgar mi vida al recibir un trasplante que podía matarme”, explica el propio Brown en AIDS Research and Human Retroviruses.
Tanto Brown como el paciente de Londres sufrieron una complicación del trasplante, la enfermedad del injerto contra huésped, que pudo contribuir a eliminar el virus del organismo
Sin embargo, la leucemia terminó resurgiendo y el trasplante se convirtió en la única opción para sobrevivir. Después de un tratamiento agresivo de preparación, que incluyó una irradiación para destruir las células de su sistema inmunitario, Brown recibió un primer trasplante de médula ósea en 2007. Desde el día siguiente, y bajo la supervisión de Hütter, dejó de tomar los fármacos contra el VIH, para comprobar si el trasplante lo curaba también de la infección.
Pero Timothy Brown recayó de nuevo y necesitó un segundo trasplante del mismo donante, que recibió en 2008. Esta vez, su recuperación se complicó. Igual que en el primer trasplante, sufrió una forma leve de la llamada enfermedad del injerto contra huésped. Su nuevo sistema inmunitario, regenerado a partir de las células del donante, atacó las células de la piel de Brown. También sufrió una inflamación cerebral derivada del trasplante que le dejó graves secuelas. “Empecé a delirar, estuve cerca de quedarme ciego y casi me quedé paralizado. Poco a poco aprendí a caminar de nuevo en un centro de pacientes con lesiones cerebrales graves. Casi me he recuperado seis años después”, escribía el paciente de Berlín en 2015.
Los pacientes con VIH que reciben un trasplante de médula ósea tienen un riesgo de entre el 40 y el 50% de morir por la intervención
Con todo, Brown logró sobreponerse a todas las adversidades y permaneció aparentemente libre de VIH a pesar de haber dejado el tratamiento. El mismo 2008, el equipo liderado por Gero Hütter presentó su caso en The New England Journal of Medicine y en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI, por sus iniciales en inglés), en la que hoy se presentará también el caso del paciente de Londres. Inicialmente, los investigadores se refirieron a él como “paciente de Berlín” para proteger su anonimato, pero Brown decidió dar la cara en 2010 para convertirse en un activista de la investigación de una cura del VIH.
“El caso del paciente de Berlín abrió esperanzas entre los investigadores de que el VIH se podía curar”, explica María Salgado. “No sólo por la estrategia del trasplante, que no es una terapia escalable a la mayoría de la población por el gran riesgo que conlleva”. Los pacientes con VIH que reciben un trasplante de médula ósea tienen un riesgo de entre el 40 y el 50% de morir por la intervención, mientras que con la terapia antirretroviral se puede mantener la enfermedad a raya sin graves complicaciones. Por eso, sólo se aplica cuando hay también una enfermedad de la sangre que no se puede tratar de otra forma.
El caso del paciente de Berlín abrió esperanzas entre los investigadores de que el VIH se podía curar”
“El paciente de Berlín nos inspiró para investigar otras estrategias con el objetivo de curar el VIH, al demostrar que el receptor CCR5 es fundamental como vía de entrada del virus”, afirma Salgado. Entre estas estrategias, se están desarrollando vacunas para potenciar el sistema inmunitario; terapias génicas para alterar el receptor CCR5 y volver a los linfocitos inmunes al virus; y fármacos para hacer salir a los virus escondidos en el organismo y atacarlos para eliminarlos definitivamente.
Once años después del anuncio de la curación de Brown, el paciente de Londres confirma estas vías de investigación. Además, prueba que se pueden conseguir los mismos resultados en pacientes con VIH y cáncer sanguíneo con un tratamiento menos agresivo. También apunta a que la enfermedad del injerto contra huésped, que también ha sufrido este paciente, puedría ayudar a eliminar el virus si se desarrolla de forma controlada.