La primera lengua que aprendes prepara tu cerebro para adquirir nuevos idiomas
Neurociencia
Las experiencias tempranas en la vida afectan la forma en que procesamos algunos aspectos del lenguaje
Poco después del año, los bebés comienzan a decir sus primeras palabras. Al principio son apenas dos o tres, generalmente ‘mamá’, papá’ y ‘agua’, o tal vez ‘hola’, y aunque a esa edad pueden comunicar poco, ya entienden, de hecho, prácticamente todo lo que se les dice. Es una muestra de la enorme capacidad plástica del cerebro, que en los primeros meses de vida absorbe y almacena continuamente los sonidos del idioma a que está expuesto el niño para sentar las bases del lenguaje y después ir añadiéndoles significado, gramática. Es así como, en definitiva, aprendemos a hablar.
Sin embargo, hasta el momento se desconocía qué influencia tenían sobre el aprendizaje posterior de nuevas lenguas esas primeras experiencias. ¿Ejercían algún tipo de impacto? ¿Qué ocurría si el niño estaba expuesto a varios idiomas, repercutía sobre posteriores adquisiciones?
Ahora un estudio realizado por la Universidad McGill y el Instituto Neurológico de Montreal, ambos de Canadá, ha demostrado por primera vez que estar expuesto a una lengua durante los primeros meses de vida deja una huella indeleble en el cerebro y, más interesante aún, sienta las bases para aprender después un nuevo idioma. Y eso pasa incluso si la primera lengua a la que hemos estado expuestos la hemos ‘olvidado’ o dejado de hablar.
El experimento
Para llegar a esta conclusión, un equipo de investigadores canadienses, con la neurocientífica Lara Pierce al frente, realizó un estudio con 43 niños de entre 10 y 17 años. Todos hablaban francés, pero sus casos eran bien distintos: había un primer grupo de niños chinos que habían sido adoptados hacia el año de edad por familias que hablaban francés, por lo que los primeros meses de vida estuvieron expuestos a chino y luego lo abandonaron tras ser adoptados y sólo hablaban francés. Un segundo grupo eran niños chinos que hablaban chino en su familia y francés como segunda lengua. Y por último, un grupo de chavales que solo hablaban francés y nunca habían estado expuestos al chino.
Los investigadores sometieron a los chicos a una resonancia magnética funcional para ver la actividad de sus cerebros cuando los hacían escuchar palabras inventadas, tipo ‘vapagne’ o ‘chansette’. A continuación, les hicieron realizar ejercicios de memoria en los que debían determinar si una palabra se repetía o no.
En esas tareas entraba en funcionamiento la “memoria de trabajo fonológica”, aquella que se encarga de almacenar y manipular los sonidos propios del idioma a que estamos expuestos. Aprender los sonidos que son relevantes para la lengua nativa es algo que ocurre muy pronto en la vida y sienta la base sobre la que se aprenden aspectos complicados del lenguaje, como el significado, la gramática.
Como si fueran bilingües
“Los niños chinos adoptados es una población muy interesante porque se enfrentan a la circunstancia única de estar expuestos a una lengua al nacer pero dejar de estarlo a una edad muy temprana, al ser adoptados por familias que hablan otro idioma”, explica a Big Vang Lara Pierce, investigadora de la Universidad McGill y primera autora del estudio, cuyas conclusiones se recogen en Nature Communications.
“De ahí que las preguntas que podemos realizar –prosigue esta neurocientífica- no sólo son relevantes en cuando a entender el desarrollo del cerebro y las lenguas en los adoptados internacionales, sino que también nos permite aislar los efectos que tienen las primeras experiencias del lenguaje en el procesamiento posterior de una nueva lengua. Y hemos observado que las primeras experiencias parecen afectar la forma en que el cerebro procesa algunos aspectos del lenguaje”.
Los tres grupos de chavales resolvieron los ejercicios igual de bien y sin problemas. Ahora bien, la activación cerebral fue distinta en cada grupo. En el caso de los niños monolingües franceses que no habían sido expuestos al chino, se activaron todas las áreas cerebrales involucradas en procesar sonidos asociados a una lengua. Sin embargo, en los dos grupos de niños expuestos al chino se activaron, además de esas mismas regiones, otras áreas que participan en el control cognitivo y la atención.
“Todos los participantes activaron las regiones asociadas al procesamiento del lenguaje, pero los bilingües y adoptados mostraron una activación adicional en regiones asociadas a la memoria general y la atención. Eso sugiere que los grupos con y sin exposición temprana a otra lengua usan diferentes áreas cerebrales para ayudarlos a completar la misma tarea”, señala Pierce.
Y resulta especialmente interesante el caso de los niños adoptados. Puede que ellos crean que han olvidado todo el chino que aprendieron de niños, pero, como demuestra este estudio, su cerebro no lo ha hecho. Y esa primera lengua ‘olvidada’ puede influenciar lo que ocurre en el cerebro cuando hablamos inglés o francés hoy en día.
Un cerebro muy plástico
Para Albert Costa , profesor de investigación Icrea del Centro de Cognición y Cerebro de la Universitat Pompeu Fabra, “los resultados de este trabajo son muy interesantes y sólidos porque sugieren que incluso experiencias muy tempranas pueden tener una influencia duradera en el cerebro”.
Este experto en los mecanismos cerebrales de aprendizaje de lenguas, que no ha participado en el estudio canadiense, considera que esta investigación arroja luz sobre la cuestión, porque hasta el momento, estudios previos realizados con niños coreanos adoptados habían concluido justamente lo contrario, que una exposición temprana a una lengua no dejaba rastro en el cerebro.
“Los resultados de Pierce y colegas ponen de relieve la enorme plasticidad del cerebro, hasta qué punto aunque dejemos de usar un idioma, éste deja huellas que afectan a las incorporaciones de un segundo”, añade Costa.
Artículo de referencia
Lara J. Pierce, Jen-Kai Chen, Audrey Delcenserie, Fred Genesee, Denise Klein. Past experience shapes ongoing neural patterns for language. Nature Communications, 2015; 6: 10073 DOI: 10.1038/ncomms10073