Las personas que toman por lo menos siete gramos al día de aceite de oliva, lo que equivale a media cucharada sopera, tienen un riesgo un 28% más bajo de desarrollar demencia que las que no incluyen aceite de oliva en su dieta, según una investigación de la Universidad de Harvard basada en datos de más de 150.000 personas de EE.UU.
Los resultados, presentados ayer en la revista JAMA Network Open, se suman a los de estudios anteriores realizados en países mediterráneos, que ya habían observado una correlación entre un mayor consumo de aceite de oliva y un menor riesgo de alzhéimer.
“Sabemos que el aceite de oliva mejora la función mental gracias a los polifenoles que contiene”, declara Ramon Estruch, investigador del hospital Clínic en Barcelona y director científico de la Fundación Dieta Mediterránea, que no ha participado en el estudio de EE.UU. “En nuestro entorno hemos observado claramente cómo el aceite de oliva, especialmente si es aceite de oliva virgen extra, mejora las funciones cognitivas y reduce el riesgo de ictus”.
El estudio ha analizado datos de 150.000 personas de EE.UU. seguidas durante 28 años
El estudio de Harvard, codirigido por la investigadora catalana Marta Guasch-Ferré, ha analizado datos de unas 90.000 enfermeras y 60.000 profesionales sanitarios masculinos entre 1990 y 2018. Tenían una media de edad de 56 años en 1990 y cada cuatro años contestaron a cuestionarios sobre su estado de salud y su estilo de vida, lo que incluía preguntas detalladas sobre su dieta.
Los investigadores dividieron a los encuestados en cuatro grupos en función de su nivel de consumo de aceite de oliva: alto (más de 7 gramos al día, lo cual sería bajo en España); medio (entre 4,5 y 7 g/día); bajo (entre 0 y 4,5 g/día) y nulo.
Durante los 28 años de seguimiento del estudio, se registraron 4.751 muertes por demencia entre los participantes.
Los resultados muestran que, cuanto mayor es el consumo de aceite de oliva, menor es el riesgo de demencia. En comparación con quienes nunca tomaban aceite de oliva, el riesgo se redujo un 12% en quienes tenían un consumo bajo; un 16% en quienes tenían un consumo medio; y un 28% en quienes tenían un consumo alto.
Los polifenoles del aceite de oliva pueden reducir la inflamación en el cerebro y el estrés oxidativo
Este beneficio fue independiente de si los participantes tenían una dieta más o menos saludable, excepto por el tipo de grasas que consumían. De hecho, quienes consumían más aceite de oliva también tenían un mayor consumo de alcohol, un mayor consumo total de calorías y niveles más altos de colesterol.
“Está demostrado, tanto en nuestro estudio como en otros, que, a mayor consumo de aceite de oliva, menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y de muerte por demencia, independientemente del consumo de otros alimentos y de factores de estilo de vida”, declara Marta Guasch-Ferré, que se formó en nutrición y metabolismo en la Universitat Rovira i Virgili antes de ir a investigar en la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard.
Los polifenoles del aceite de oliva “pueden reducir la inflamación [en el cerebro], el estrés oxidativo y restaurar la barrera hematoencefálica, reduciendo así las patologías cerebrales asociadas con las proteínas tau y beta-amiloide”, como el alzheimer, escriben los investigadores en JAMA Network Open. Además, añaden, el aceite de oliva mejora la salud cardiovascular, lo que también contribuye a prevenir el deterioro cognitivo.
En España, el estudio Predimed (acrónimo de “prevención con dieta mediterránea”) recomendaba entre cuatro y cinco cucharadas soperas de aceite de oliva al día virgen extra, principalmente como aliño y en menor medida para cocinar. Esta cantidad equivale a casi diez veces más que los 7 gramos diarios considerados consumo elevado en EE.UU. Dicho estudio certificó un mejor rendimiento cognitivo, tanto en fluidez verbal como en tests de memoria, en personas que tienen una dieta rica en aceite de oliva.
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