Estados Unidos viajará al espacio con sus propias naves tras casi una década
Misión Demo-2
La cápsula Crew Dragon, diseñada por la compañía SpaceX, realizará la semana que viene el vuelo de prueba tripulado que la acreditará como sistema de transporte comercial de la NASA
El fin de la era de los transbordadores resultó no ser más que un paréntesis en la historia de los lanzamientos estadounidenses, que ahora da paso al inicio de una nueva etapa de vuelos espaciales tripulados. El próximo 27 de mayo, SpaceX y la NASA enviarán dos astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI) en una misión de prueba bautizada como Demo-2. Lo harán a bordo de una cápsula Crew Dragon diseñada por la compañía de Elon Musk dentro del Programa de Tripulación Comercial impulsado por la agencia espacial con el objetivo de desarrollar sistemas de transporte de personas al espacio.
El despegue del cohete Falcon 9 se llevará a cabo desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA, en Florida, a las 22:33, hora oficial peninsular. El último lanzamiento tripulado que presenció este centro fue el del transbordador espacial Atlantis en julio del 2011 en la misión final del programa shuttle. Entre la tripulación se encontraba el astronauta de la NASA Doug Hurley quien repite ahora junto con su compañero Bob Behnken.
Además de ser la primera vez que una empresa privada lleve personas al espacio, el lanzamiento supondrá volver a hacerlo desde Estados Unidos y que lo gestione una compañía nacional. Ahora mismo, el país norteamericano depende de las cápsulas Soyuz rusas para llevar a cabo vuelos tripulados.
“La NASA volverá a lanzar astronautas estadounidenses en cohetes estadounidenses desde suelo estadounidense”, anunciaba en su cuenta de Twitter el administrador de la NASA Jim Bridenstine cuando daba a conocer la noticia el pasado 17 de abril.
La misión Demo-2 supone la meta en una carrera de diez años desde la implantación del Programa de Tripulación Comercial de la NASA y su éxito supondrá el último gran paso para que la agencia espacial certifique la cápsula Crew Dragon como apta para poder realizar misiones con personas dentro. Esto acercará a Musk a su anhelo de convertirse en pionero en el turismo espacial a través de su empresa SpaceX.
La agencia espacial, por su parte, dispondrá de su propio servicio de naves para viajar a la EEI y a órbitas bajas de la Tierra con lo que podrá ampliar su enfoque en la construcción de sistemas de transporte para misiones con destinos más lejanos, como Marte.
El desarrollo del proyecto ha supuesto una colaboración de la agencia espacial con empresas privadas desarrollado en varias rondas de financiación. De estas, Boeing también trabaja en la actualidad para lograr un sistema de transporte de personas espacial eficaz, pero se encuentra más retrasada después del fracaso de su nave CST-100 Starliner en la prueba de vuelo orbital no tripulado. La cápsula no alcanzó la órbita prevista y no llegó a la estación espacial. Y todo a pesar de que su financiación por parte de la agencia estadounidense ha sido superior a la de su competidora. En total Boeing ha recibido 4.380 millones de euros frente a los 2.860 millones otorgados a SpaceX.
Con Demo-2, la compañía de Musk validará, junto con la nave Crew Dragon y el cohete Falcon 9, la plataforma de lanzamiento 39A -modificada para la ocasión-, los sistemas de control, las pantallas y los propulsores de maniobra. Behnken y Hurley también estrenarán los trajes espaciales que SpaceX ha diseñado.
La cápsula deberá acoplarse de forma automática a la EEI, hito en la historia de la aeronáutica espacial que logró por primera vez en el vuelo de prueba no tripulado Demo-1 realizado en marzo del año pasado.
La estancia concreta de los astronautas en la estación espacial se determinará una vez lleguen a ella, teniendo en cuenta que la nave que se va a usar para esta prueba de vuelo podría permanecer en órbita unos 110 días. El modelo final deberá ser capaz de alcanzar los 210. La llegada a la Tierra volverá a ser en un amerizaje en la costa de Florida al más puro estilo Apolo.
Behnken y Hurley se encuentran desde el 20 de mayo en el Centro Espacial Kennedy donde están llevando a cabo los preparativos finales para el despegue. Ambos astronautas comenzaron su cuarentena de quince días el 13 de mayo, parte de la rutina de las últimas semanas previas al despegue de cualquier misión a la Estación Espacial Internacional pero que se vuelve especialmente relevante dada la situación actual.
Por ello se han agregado algunas precauciones adicionales debido al coronavirus como el control de la temperatura o de otro síntoma compatible con la enfermedad en cualquier persona que interactúe con la tripulación durante el período de cuarentena.