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Homo sapiens y neandertales se aparearon durante decenas de miles de años

Evolución

Los análisis de ADN revelan que los intercambios genéticos entre ambas especies fueron recurrentes

Cráneos y mandíbulas de Homo sapiens y neandertal de la Facultad de Tarragona

V. Llurba

Los Homo sapiens y los neandertales se aparearon repetidamente a lo largo de decenas de miles de años, según se desprende de un análisis genético de fósiles de neandertales que se presenta en la revista Nature.

Investigaciones anteriores habían aportado pruebas de apareamientos esporádicos entre ambas especies ocurridos hace unos 40.000 y 60.000 años. Los nuevos resultados amplían el fenómeno hasta más de 100.000 años de antigüedad y sugieren que este tipo de conducta fue recurrente allí donde sapiens y neandertales se encontraron, informa Sergi Castellano, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), que ha dirigido el trabajo.

Fósil de una falange de un pie de neandertal hallada en la cueva de Altai (Siberia)

La pieza clave de la investigación es una pequeña falange de un dedo del pie de una mujer neandertal que murió hace más de 50.000 años en una cueva del macizo de Altai, en el sur de Siberia, cerca de la frontera entre Rusia y Mongolia.

Se ha analizado su genoma y se ha comparado con el ADN de otros dos neandertales: un hombre de hace 49.000 años hallado en la cueva de El Sidrón (en Asturias) y una mujer de hace 44.000 años de la cueva de Vindija (en Croacia). Asimismo, se ha comparado con el genoma de una mujer denisovana –una población emparentada con los neandertales del que sólo se han encontrado fósiles en Siberia- de hace más de 50.000 años. Y con los de 504 Homo sapiens actuales de etnias africanas como los san y los yoruba, que están libres de cualquier influencia neandertal.

Los resultados muestran que la mujer neandertal de Altai ya tenía extensas regiones de su genoma que descendían directamente de Homo sapiens. Si las investigaciones anteriores habían encontrado que los neandertales dejaron su legado en el ADN de nuestra especie, y hoy día los europeos tenemos el 2% de nuestro genoma de origen neandertal, esta es la primera investigación que demuestra que el intercambio también se hizo en el sentido contrario: hay huellas inequívocas de ADN de Homo sapiens en el genoma del neandertal de Altai.

Los investigadores han identificado 163 segmentos de ADN, en los que se encuentran 225 genes, que se transmitieron de los sapiens a los neandertales. “Aún no conocemos bien la función de la mayoría de estos genes”, explica Carles Lalueza-Fox, coautor de la investigación, del Institut de Biologia Evolutiva (UPF-CSIC). El más llamativo es el gen FOXP2, que se considera necesario para el desarrollo del lenguaje en los Homo sapiens, aunque no está claro si pudo afectar de algún modo a la capacidad lingüística de los neandertales.

Curiosamente, gran parte de los genes procedentes de Homo sapiens identificados en la mujer neandertal de Altai no se encuentran en los neandertales posteriores de España y Croacia. Esto significa que la población neandertal de Siberia se extinguió probablemente en el este de Eurasia sin que su ADN llegara a transmitirse a las poblaciones neandertales del oeste.

Excavación en la cueva de Denisova, donde se han hallado fósiles de neandertales y de denisovanos

Otras Fuentes

Los resultados de la investigación aclaran cómo se pobló Eurasia durante el pleistoceno, informa Tomàs Marquès-Bonet, investigador Icrea en el Institut de Biologia Evolutiva y también coautor del trabajo. Según los datos genéticos, los ancestros de Homo sapiens y neandertales se separaron hace entre 500.000 y 600.000 años, probablemente en algún lugar de África.

El linaje de nuestra especie se quedó en un principio en África, donde siguió evolucionando. El de los neandertales, por su parte, emigró a Eurasia, donde se dividió entre neandertales y denisovanos hace unos 450.000 años.

Según los resultados de la investigación, el primer intercambio genético entre Homo sapiens y neandertales se produjo hace entre 100.000 y 200.000 años, posiblemente en Oriente Medio, en cuanto nuestra especie se aventuró fuera de África. No hay datos para saber hasta qué punto aquellos encuentros fueron hostiles o amistosos. Pero en el ADN queda la prueba de que se produjeron intercambios genéticos recurrentes entre ambas especies.

“Estamos asistiendo a un cambio de paradigma”, destaca Carles Lalueza-Fox. “Tradicionalmente hemos descrito la evolución humana como un árbol con un tronco principal y hemos ubicado las diferentes especies en distintas ramas separadas de manera nítida. Ahora vemos que todo es más complejo, que las ramas no están separadas sino que se cruzan entre ellas. No hay motivo para pensar que los flujos genéticos como el que hemos identificado entre Homo sapiens y neandertales no se hayan producido a lo largo de toda la evolución humana entre especies más arcaicas, incluso entre australopitecos”.