Radiografía de un fenómeno global: por qué nos fascina el momento “¡Montoya, por favor!”

Infidelidades en directo

Expertos del ámbito de la industria televisiva, las redes sociales, la psicología y la sociología analizan los motivos que explican el último éxito viral: “El ‘reality’ nos permite vernos a nosotros mismos como sociedad”

Montoya en 'La Isla de las Tentaciones'

La reacción de José Carlos Montoya en 'La Isla de las Tentaciones' circulan en forma de memes en redes sociales en todo el mundo

Telecinco

“No hace falta hablar español para entenderlo. Es de locos” dice, en inglés, el post de una cuenta de Twitter/X, publicado el 4 de febrero, en el que un clip de La Isla de las Tentaciones acumula más de 220 millones de visualizaciones. En el vídeo, de poco más de dos minutos, se muestra la reacción de uno de los participantes del programa, José Montoya, mientras mira en directo, en un televisor de alta definición, las imágenes de su pareja acostándose con otro hombre. Después de lamentarse a los gritos, Montoya corre por la playa, hacia la casa donde está ella. Detrás, lo sigue la conductora del programa. “¡Montoya, por favor!”, “¡Montoya, vuelve!”, le ruega.

“¿Habéis visto los clips de La Isla de las Tentaciones España? ¿Dónde puedo ver ese programa? Parece televisión de elite. Yo no son siquiera una persona de realities. Pero esto ha atrapado mi interés. Han puesto a nuestro chico Montoya a ver a su chica siéndole infiel en directo en un televisor”, dice un usuario en TikTok, en inglés. “Vio cómo lo engañaban en 4K, en directo. Estoy hablando de cámaras de visión nocturna”, relata otro.

Toda la escena de la reacción y la persecución tiene una carga muy alta de entretenimiento. (...) Real o no, ya se ha convertido en un artefacto cultural

Matilde DelgadoInvestigadora del GRISS

El “Montoya, por favor” ya se ha vuelto viral a escala global, con fragmentos del vídeo que llegan a las más de dos millones de visualizaciones en TikTok y usuarios reaccionando en distintos idiomas tanto a este vídeo como a otras reacciones de Montoya dignas de un culebrón, donde rompe su camisa, se tira al suelo, grita, llora desconsoladamente.

Ya sea por interés, por morbo o por consumo irónico, las reacciones de Montoya han inundado Internet y circulan en forma de memes y vídeos graciosos en las redes sociales. Varias cuentas oficiales se han subido a la tendencia, como la de la Formula 1, la de Paris Basket, la de DAZN, la del PSG o la de la FIFA, entre muchas otras. Incluso ha llegado a la pantalla chica de EE.UU., donde el episodio fue comentado en la tertulia del programa The View.

¿Qué tiene el “fenómeno Montoya” para haberse vuelto viral a escala global? ¿Por qué atrapan tanto este tipo de contenidos?

“Toda la escena de la reacción y la persecución tiene una carga muy alta de entretenimiento. Es un momento muy televisivo en sí mismo. Aunque no podemos saber hasta qué punto esa reacción es real, porque él ya había participado en otros realities, por lo que ya conoce cuáles son los resortes que funcionan en ese tipo de formatos”, indica Matilde Delgado, profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona e investigadora del GRISS (Grup de Recerca en Image, So i Síntesi), y aclara: “Real o no, es una reacción muy televisiva. El ‘Montoya, por favor’ ya se ha convertido en un artefacto cultural”.

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Según observa la experta, mientras que en sus inicios, los programas reality ocultaban todo lo que formara parte del “detrás de escena”, con el objetivo de que todo pareciera lo más real posible, “esto se ha ido superando y el formato ya es lo suficientemente maduro para que se pueda enseñar un poco de cómo funciona por dentro”. En este sentido -señala- “en la escena de Montoya, en la que él se salta a las reglas del programa y se va a la otra casa, hay ciertos elementos de este voluntad de enseñar las tripas del propio programa, que refuerzan la sensación de realidad”.

Se hizo viral porque es un formato ideal para memes: por conexión emocional y el contexto cultural (...) Todos tenemos un amigo que podría ser Montoya

Rocío RonceroExperta en redes sociales
Montoya se ha convertido en el personaje del momento.

Montoya se ha convertido en el personaje del momento.

Mediaset/captura

Finalmente, como siempre que un vídeo o imagen se vuelven virales -dice Delgado- hace falta una cuota de azar. “Esto se hace viral sobre todo porque hay una cuenta inglesa sobre cultura popular y tono humorístico que lo publicó. Se internacionalizó gracias a ello”, observa, e indica que también ha contribuido el hecho de que el programa La Isla de las Tentaciones no sea algo exclusivamente de España. “Es un formato internacional que tiene adaptaciones locales en muchos países, por lo que se pueden entender fácilmente los códigos e interpretar lo que sucede”, observa.

“Para volverse viral, un contenido debe generar una respuesta emocional fuerte, ser fácil de entender y compartir, y estar alineado con temas relevantes o actuales. Además, debe tener un componente visual atractivo, un toque de sorpresa y fomentar la participación del público”, explica por su parte la experta en redes sociales, Rocío Roncero e indica: “El clip de “Montoya, por favor” se hizo viral por su humor inesperado, su simplicidad y la facilidad con que la frase se puede repetir y adaptar. La conexión emocional inmediata, el contexto cultural adecuado y su formato ideal para memes ayudaron a que se difundiera rápidamente, tanto a nivel local como global. Además, todos tenemos un amigo que podría ser Montoya”.

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Sandra Barneda y Montoya en 'La isla de las tentaciones'

“Cuando algo se teatraliza mucho se transforma en algo cómico y ridículo, a pesar de que pueda ser una cosa que la otra persona viva con mucha carga emocional y malestar. Es tan exagerado que, en vez de empatizar y entristecernos, nos sorprende y nos hace mucha gracia. Y tendemos a querer compartir todo aquello que nos impacta emocionalmente, lo que incluye situaciones ridículas y cómicas, como en este caso”, opina por su parte el profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, Aleix Comas.

¿Por qué nos engancha tanto ver una infidelidad en directo?

Según explica el psicólogo y profesor de la UOC, Aleix Comas, la propia estructura de los episodios de este tipo de programas, hacen que tendamos a engancharnos a ellos. “Al igual que las telenovelas, se organizan de forma tal de dejarte a medias ante información de mucho impacto emocional. A nuestra mente no le gusta la incertidumbre, por lo que nos pedirá ver más contenido para resolverla”, asegura Comas y añade: “Además, cuando resolvemos la incertidumbre viendo el siguiente capítulo, liberamos un neurotransmisor que se llama dopamina, que está muy vinculado al placer y la motivación. Esa dopamina nos incita a querer mantener la conducta que hacíamos que, en este caso, es seguir viendo capítulos”.

Hoguera de las chicas en La Isla de las Tentaciones 7

Formatos como 'La isla de las tentaciones' ofrecen la oportunidad de compararnos con los demás en temas íntimos

Telecinco

Para el experto, lo que tienen de específico los programas reality tipo La Isla de las Tentaciones, donde hay relaciones afectivas y conflictos, es que “ofrecen la oportunidad de compararnos con los demás en temas íntimos: presentan situaciones, obviamente muy extremas, de escenarios y situaciones que todos hemos podido vivir o que viviremos en nuestra vida. Ya sea tener una pareja y no saber si podemos confiar en ella o no, estar en un triángulo amoroso, los celos… son todos temas de nuestro interés, con los que nos podemos identificar, por lo que sentimos motivación para ver cómo los resuelven los demás”.

Asimismo -asegura-, “le añadimos que tiene un punto voyeur muy potente: podemos observar cómo los demás están viviendo estas situaciones íntimas sin ser vistos y sin repercusión para nosotros”. A su vez, “nos permite calibrar también nuestras propias decisiones sobre estos temas, al ver cómo las resuelven los demás. Tendemos a la comparativa social para tomar decisiones y ver esto a veces también nos ayuda. Obviamente lo que vemos ahí no nos sirve de nada a nivel práctico, porque no es una situación realista, pero la mente no sabe eso”.

Nos permite calibrar nuestras propias decisiones sobre temas íntimos, ver cómo las resuelven los demás y compararnos...

Aleix ComasPsicólogo y profesor de la UOC

Todo ello, sumado a que las personas tenemos un “sesgo de negatividad, que hace que tendamos a prestar más atención a lo que nos resulta más negativo y emocionalmente desagradable, por un tema de supervivencia. Si mi mente graba con fuerza un evento negativo, es probable que me pueda anticipar mejor a éste y que lo pueda evitar en un futuro. Por eso, este tipo de programas, donde continuamente hay conflictos, disputas y situaciones de un gran nivel de tensión emocional, atrapan tanto nuestra atención. Una Isla de las Tentaciones donde todo fuera bien no nos generaría ninguna emoción”.

Podemos proyectarnos fácilmente en los personajes que nos ofrecen estos programas. “Es fácil que nos veamos reflejados, que sintamos empatía por ellos e incluso identificarnos con ellos, que se active compasión hacia uno y rabia hacia otro. Al fin y al cabo, los vemos en situaciones emocionales intensas en las que podríamos encontrarnos nosotros también. Por eso, podemos aplaudir la conducta de unos, enfadarnos tanto con otros e insultarlos en las redes”, asegura Comas.

“El formato reality tiene algunos elementos que son muy atractivos para la sociedad”, explica por su parte la profesora Matilde Delgado. Por un lado -apunta-, se movilizan “algunos elementos que pueden ser universales, como el tema de la confianza y de la infidelidad. En este tipo de formatos, se construye un microcosmos en donde nos podemos ver a nosotros mismos como sociedad. También tenemos una representación del amor muy basado en la seducción física, pero a partir de un modelo tradicional de pareja”.

Otro aspecto que la experta señala de este tipo de formatos es el de la “famosización”: gente totalmente desconocida que puede alcanzar la fama a través de estos programas,. “Es el caso de Montoya con esta escena, que han visto más de 150 millones de personas. Es una audiencia brutal”, apunta.

El morbo juega un papel importante. “Lo que se está enseñando es algo que tradicionalmente está oculto, es como si nos dejasen mirar por una mirilla. No solo podemos ver la infidelidad, sino que además podemos ver cómo reacciona la persona a la que se lo está engañando”, dice Delgado. Todo ello, transcurre en un “universo generado por el propio programa, en el que se graba y se edita lo que ocurre. Lo que se enseña pasa de verdad, pero en una realidad construida. No es un documental. Es real, pero no tanto. Como un juego. Existe ese contrato con la audiencia”. 

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