El retorno a la rutina conlleva las tensiones propias del reajuste entre el ocio vacacional y la disciplina laboral. Uno vuelve descansado, en el mejor de los casos, porque el verano también puede ser caldo de cultivo de nervios o ansiedades.
Sin darnos cuenta, cuando arranca la temporada nos enredamos en mil proyectos, cargados de buenas intenciones, y no tardamos en llegar a la saturación. En ese momento la ansiedad y el estrés se apoderan de nosotros. como en tantas ocasiones. La mente va a mil por hora y nos convertimos en una suerte de autómata que va de una tarea a otra sin respiro. La presión sanguínea se eleva y con ella, el riesgo de infartos de miocardio.
La respiración como herramienta
Realizando ejercicios simples podemos calmar nuestro estado de ánimo
Existen diversas formas de bajar la frecuencia de la mente y nuestros ritmos biológicos. Sin duda, la respiración es una de las mejores herramientas de las que disponemos. Además, siempre la tenemos a nuestro alcance. Realizando simples ejercicios respiratorios durante unos minutos podemos calmar nuestro estado de ánimo y retornar el cuerpo a un estado saludable.
Estas técnicas de respiración son lo que en yoga se conoce como pranayamas y consisten en el control de la fuerza vital, mediante la retención e intercambio de aire. El hálito vital es que lo nos da la vida. Prana es la fuerza vital. Ayam significa expansión.
De este modo, trabajando con la respiración podemos incrementar nuestra capacidad pulmonar, fomentar la salud y vitalidad e incidir sobre nuestro estado de ánimo. Asimismo, mediante los pranayamas también aprendemos a desarrollar la concentración. Diversas disciplinas como el mindfulness o el vipasana usan la respiración para entrar en un estado meditativo de atención plena.
Existen múltiples técnicas respiratorias: la alterna, larga y profunda, de fuego… De todas ellas, la respiración cuadrada es idónea para rebajar nuestro nivel de estrés y permitir que la mente repose. Su efecto es inmediato.
Si podemos calmar las olas de nuestra mente y mirar a nuestro interior, no sólo mejoraremos nuestra salud, sino que nos adentraremos en el camino introspectivo de saber quienes somos. Esta es una práctica apta para cualquier persona siempre que se ajusten bien los tiempos a las capacidades de cada uno.
Guía
Claves de la respiración cuadrada
Espacio
Busca un lugar tranquilo e íntimo
Si es dentro de tu casa que no sea un espacio de paso sino una habitación silenciosa y recogida. En caso de ser exterior, las circunstancias deben ser similares y preferiblemente, en un marco natural que te inspire. También puedes practicar en el trabajo, sentándote de forma erguida y con las piernas separadas el ancho de cadera y las rodillas formando un ángulo de 90 grados.
Técnica
Respira en cuatro fases simétricas
Inhala largo. Retén el aire dentro. Exhala Largo. Retén sin aire. Iguala los tiempos en cada una de las fases. Por ejemplo, inhalas durante seis, ocho o diez segundos cada vez. La duración depende de tu capacidad pulmonar. No hace falta que te exijas de inicio, puedes ir incrementando poco a poco. Respiras en seis, retienes seis, exhalas en seis y permaneces sin aire seis segundos más, hasta que vuelves a iniciar el ciclo. Se trata de que sea una respiración cómoda, no forzada.
Tiempo
Encuentra el momento
Entre 5 y 10 minutos como mínimo. Más adelante y si tu rutina te lo permite puedes aumentar hasta 15 o 20 min.
Propósito
Apacigua tu mente
Apaciguar la mente cuando los pensamientos acechan. Bajar la ansiedad y estrés. Bajar la presión y estimular la oxigenación en el cuerpo.