Millones de españoles en la edad adulta sufren estrés frecuente o continuado. El trabajo, el hogar, las obligaciones diarias, la familia o las nuevas tecnologías pueden ocasionar agobio y tensiones innecesarias que se traducen en forma de irritabilidad, insomnio o ansiedad. Escuchar a un adulto que sufre estrés no nos parece anómalo ni excesivamente alarmante; las cosas cambian si quien pronuncia la palabra es un niño.
La Universitat de Girona (UdG) retrató antes de la pandemia la realidad de los niños catalanes en el marco del estudio de ámbito internacional Children’s World, en el que han participado 128.000 menores de 35 países. Y el estrés está entre sus preocupaciones.
Estudio internacional
Han participado 128.000 niños de 8, 10 y 12 años de 35 países
En total entrevistó a 6.626 niños de 8, 10 y 12 años de 61 escuelas de primaria y 48 centros de secundaria públicos y concertados del ámbito rural y urbano de las cuatro provincias catalanas para conocer su grado de satisfacción con la vida, la familia, la escuela, el vecindario, las relaciones interpersonales o sus emociones.
Y aunque, en general, los niños se sienten muy felices con la vida que llevan (7 de cada 10), el informe señala algunos datos alarmantes y que merecen la pena ser escuchados y tenidos en cuenta por parte de aquellos que se ocupan de tomar decisiones que afectan a la infancia.
Una de las cifras que más llama la atención es que el 39% de los catalanes de 10 y 12 años dicen sentirse “considerablemente estresados”. En la encuesta que se pasó a los menores, realizada antes de la pandemia, no se preguntaba específicamente las razones de este estrés, pero sus autoras -miembros del Equipo de Investigación en Infancia, Adolescencia, Derechos de los Niños y su Calidad de vida de la UdG-, ponen el foco en tres aspectos.
La presión académica que sienten los hijos por parte de los padres, las horas lectivas sumadas a los deberes y la falta de tiempo contribuyen, según las investigadoras, a generar esa sensación de estrés que denuncian los pequeños.
Las causas del estrès
La presión acadèmica, los deberes y la falta de tiempo libre son las principales
Una de las investigadoras responsables del estudio, Mònica González-Carrasco, subraya que “los niños son conscientes de que sus familias esperan que saquen buenas notas, tengan un rendimiento escolar alto y que no suspendan asignaturas”.
Otro de los elementos que genera estrés en el pequeño es la falta de tiempo libre para poder hacer aquello que realmente quiere. A la pregunta de si se sienten satisfechos sobre a qué destinan ese tiempo, cinco de cada diez niños de 10 y 12 años aseguran que no lo están suficientemente.
Los niños son conscientes de que sus familias esperan que saquen buenas notas
González-Carrasco recuerda que España es uno de los países de la OCDE con más horas lectivas y que más deberes pone a sus alumnos, “una situación que sobrecarga a los niños”, comenta. También las extraescolares restan tiempo a los pequeños. “Hay muchas horas destinadas a actividades que los niños ni siquiera han elegido”, alerta la investigadora.
Ligado al ámbito de las emociones, el informe señala que cerca de un 30% de los niños se sienten aburridos y el 17,8%, tristes.
El estudio también detecta que, a medida que los niños crecen, su satisfacción con la vida en general y con otros ámbitos particulares, van disminuyendo. “A medida que se hacen mayores, los niños y las niñas tienen más capacidad de proyectarse en el futuro y de analizar las cosas, y por esto tienen una visión más crítica, especialmente con todo aquello que atañe a la escuela”, afirma la investigadora.
Y es al ámbito escolar al que se refiere otro de los datos sorprendentes del estudio. Mientras que el 66,4% de los niños de 8 años se sienten muy satisfechos con su experiencia en la escuela, entre los de 10 y 12 años la cifra baja al 54%. Eso significa que casi la mitad de los niños de esta franja de edad no están muy contentos con la escuela.
¿Y por qué? ¿Qué es lo que les preocupa? Las relaciones interpersonales están muy por encima de las preocupaciones académicas. Sentirse marginados por el grupo, sufrir insultos o haber sido agredidos por compañeros son los principales conflictos vividos por los alumnos. Según el estudio, el 54% asegura haber recibido insultos; el 37% se han sentido marginados y el 27,6% declaran que, al menos en una ocasión, han sido agredidos por compañeros en la escuela.
El bullying, muy presente
El 54% ha recibido insultos, el 37% se ha sentido marginado y el 27%, agredido
En cuanto a la vertiente académica, la investigadora principal del estudio explica que a veces la desconexión del niño con la escuela se explica porque lo que se plantea el currículum está muy alejado de sus intereses.
El estudio también pone énfasis en el hecho de que la preocupación por el cuerpo empieza a edades muy tempranas. Tres de cada diez niños y jóvenes no se sienten satisfechos con su propio cuerpo, cifra que aumenta a medida que el niño crece. Las autoras destacan que si bien ese fenómeno todavía se da en muchas más chicas que chicos, la diferencia entre sexos se está reduciendo, y también los niños se sienten insatisfechos con su cuerpo.
Preocupación por el cuerpo
Tres de cada diez niños y jóvenes no se sienten satisfechos con su cuerpo
El informe también analiza las relaciones de los niños con su familia y, aunque un 83% muestra un elevado grado de satisfacción, los niños consideran que hay cosas mejorables. Los aspectos peor valorados son la sensación de que los progenitores no les escuchan suficientemente y que tienen pocas oportunidades para que se les tenga en cuenta en la toma de decisiones.
Las autoras del estudio confían que los resultados serán tenidos en cuenta en la toma de decisiones, acciones y políticas públicas que afecten a la infancia. “Es una palanca para dar voz a los niños, hacerles visibles y protagonistas de sus vidas”, afirma Sara Malo, otra de las autoras del informe. “Es un error pensar que como adultos sabemos las necesidades de los niños sin preguntarles directamente a ellos”, agrega González-Carrasco.
El estudio es una palanca para dar voz a los niños y hacerles visibles
La idea de las investigadoras es realizar un nuevo estudio sobre los mismos aspectos para saber las impresiones de los niños durante la pandemia y contrastarlas con las obtenidas en el actual estudio, que fue realizado durante el curso 2018-2019.