¿Te estresan las vacaciones? Siete consejos para desconectar del trabajo y disfrutar del descanso
Verano y salud
Crece el número de personas con dificultades para relajarse y apartarse de sus rutinas laborales
¿Estás de vacaciones y padeces dolores de cabeza, musculares o de estómago, alteraciones del apetito, mal humor, pocas ganas de hacer cosas, pérdida del deseo sexual, nerviosismo...? Es muy probable que sufras estrés vacacional. Sí, has leído bien: estrés vacacional. Porque el estrés no sólo va a asociado al trabajo, también invade el tiempo de descanso.
De hecho, los psicólogos aseguran que este tipo de estrés –también llamado depresión de la tumbona o bajón veraniego– es cada vez más frecuente. Afecta sobre todo a las personas que tienen dificultad para olvidarse del trabajo incluso en sus periodos de descanso estival, para aquellos que viven centrados en sus obligaciones laborales y profesionales y dedican poco o ningún tiempo al ocio, a su familia y a sus relaciones personales.
Los síntomas
Los síntomas son los mismos que en cualquier situación de ansiedad y estrés, y repercuten en aspectos cognitivos, físicos y de conducta. “Pueden aparecer dificultades para pensar con claridad, problemas de atención, concentración y memoria, sensación de que no se habla con la misma fluidez y necesidad de comprobar las tareas una y otra vez. También aparecen cansancio, problemas para dormir, sensación de no haber descansado lo suficiente, de estar sin energía, y sintomatología relacionada con la depresión o el bajo estado de ánimo”, comenta Sílvia Sumell Canalda, psicóloga y profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Además, son frecuentes las alteraciones del apetito, por exceso o defecto, igual que el aumento del consumo de tabaco, alcohol o dulces; dolores de cabeza, musculares y de estómago, pérdida del deseo sexual…. Y cuando se trata de un periodo de estrés prolongado en el tiempo a menudo surgen “sentimientos de tristeza, desmotivación, pocas ganas de hacer cosas, sensación de que no se disfruta de lo que uno hace, e irritabilidad en el sentido de que nos enfadamos por cualquier cosa o a la mínima que alguien nos dice algo”, apunta Sumell.
El perfil: personas hiperexigentes
Este tipo de problemas son más comunes en personas hiperexigentes y que se consideran imprescindibles. El estrés vacacional “afecta a personas para las que el trabajo lo es todo y en su día a día tienen poco o nulo tiempo de ocio, así como tampoco tienen tiempo para su familia e hijos; y de repente, cuando se encuentran de vacaciones, no saben hacer frente a todo ese tiempo libre, no saben cómo relajarse y disfrutar de él. De tener una agenda a tope y estar siempre pendientes del móvil y de los correos electrónicos, pasan a no tener esa actividad, y al quedarse sin su rutina de hábitos laborales y profesionales, la persona se desestabiliza”, detalla la psicóloga.
A eso se suman normalmente ciertos rasgos de personalidad. Quienes padecen este problema suelen ser “personas con un elevado nivel de autoexigencia, acostumbradas al ‘tengo que hacer’, y a las cuales les cuesta delegar, o que están habituadas a trabajar bajo presión; a veces son personas a las que les da miedo ir de vacaciones porque temen lo que pueden encontrarse a la vuelta; erróneamente creen que son imprescindibles y que nadie podrá realizar su trabajo si ellos no están presentes”, explica Sumell. Según el último informe anual InfoJobs-ESADE sobre el Estado del mercado laboral en España, esta sensación la tienen el 34% de los empleados. De hecho, hay un 8% que nunca se toma más de una semana seguida de vacaciones por temor a que el trabajo no salga adelante en su ausencia.
“Cuando oigo que una persona, con nombre y apellidos, es imprescindible, automáticamente pienso en que esa empresa tiene un problema de organización”, dice Gina Aran, consultora de recursos humanos y profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. “Las personas son imprescindibles para que las empresas funcionen y crezcan; sin embargo, centrar eso en alguien concreto sería un grave error estratégico; lo realmente imprescindible es que el capital humano tenga recursos y esté organizado de forma que la empresa pueda adaptarse eficazmente a todos los cambios que se suceden”, dice la profesora.
Y explica que a veces, detrás de personas que no son capaces de dejar el trabajo sin hacer lo que hay son otros problemas: “¿tiene ese empleado demasiado trabajo?, ¿es demasiado autoexigente?, ¿debería organizarse en equipo de forma distinta?”. Y lo mismo ocurre con quienes se sienten imprescindibles porque nadie más sacará adelante la tarea. “Hay que investigar la causa de esa desconfianza; podría tratarse de falta de preparación de los demás, pero a menudo el problema es la incapacidad para delegar el trabajo o una comunicación insuficiente e ineficiente”, concluye.
Hiperconexión digital
La accesibilidad que nos facilita la tecnología tampoco ayuda a desconectar. Según el informe InfoJobs-ESADE, el 51 % de la población activa española declara que responde a correos electrónicos y atiende a llamadas de trabajo durante su periodo de vacaciones. Sumell, experta en psicología del trabajo y salud laboral, explica que suelen ser “personas acostumbradas a realizar largas jornadas laborales de diez o doce horas al día, que ocupan cargos muchas veces de elevada responsabilidad, o bien que asumen muchas funciones”.
El informe InfoJobs-ESADE lo traduce en datos: “Los trabajadores con cargo de empleado se conectan durante las vacaciones a la oficina en el 45 % de los casos; los mandos intermedios lo hacen en el 68 %, y los cargos directivos, en el 84 %”. Muchos lo hacen por propia iniciativa, pero para el 30 % de los consultados se debe a las exigencias de sus jefes, a quienes les parece lógico que los empleados estén permanentemente conectados, aunque sea contraproducente.
“Los trabajadores rinden más si pueden descansar y desconectar unos días”, apunta Gina Aran, experta también en empresas saludables y cultura de empresa. “Ello repercute en su salud y bienestar, así como en su felicidad, al poder disfrutar de lugares y personas a los que quieren. El hecho de que los empleados sientan bienestar previene enfermedades psicológicas o del sistema nervioso, así como dolencias osteomusculares, daños en la vista o problemas de obesidad”, añade.
Afortunadamente, “hay empresas que comprenden cómo repercute el adecuado descanso de sus trabajadores en la cuenta de resultados y por ello adoptan medidas para garantizar su desconexión, como bloquear su acceso al correo electrónico. Necesitamos empleados sanos no solo físicamente, sino también psicológica y socialmente”, enfatiza. Y recuerda que el artículo 88 de la Ley orgánica de protección de datos de carácter personal (LOPD) reconoce el derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral. “Todos deberíamos tomar conciencia de ello, pues está directamente relacionado con el bienestar y la salud”, concluye Aran.
Otros estresores: familia y actividades
Más allá de los aspectos laborales o los rasgos de personalidad que influyen en la incapacidad para desconectar del trabajo en verano, hay otras causas indirectas que también contribuyen a aumentar el estrés vacacional.
La primera la recoge una encuesta de Randstad: el 15 % de los trabajadores asegura empezar con agobio su descanso por no haber organizado este periodo con tiempo y encontrarse sin saber qué hacer. En el otro extremo se encuentran quienes “planifican unas vacaciones tan estresantes, en el sentido de rellenar cada uno de los días y todas las horas con un montón de actividades, que no les permiten parar ni un instante. Es una forma de mantener la sensación de estar ocupados. Obviamente, todo ello va a aumentar los niveles de estrés de la persona y de la gente que la rodea”, complementa Sílvia Sumell.
Y a ello se suma otro estresor importante, la familia. “Hay personas que solo están acostumbradas a hacer frente a las obligaciones profesionales; si, de repente, se encuentran con que tienen que atender a una pareja y unos hijos, se estresan. En vacaciones todo suele ser más intenso y pueden aumentar los conflictos”. No es casualidad que una tercera parte de los matrimonios que se separan en España lo hagan a la vuelta de las vacaciones de verano.
Recomendaciones para disfrutar de las vacaciones
1. Detox digital
“Desconectar es muy necesario para descansar y para seguir siendo productivos después. Recomiendo a todas las personas que estén de vacaciones que desconecten y experimenten otras cosas, que disfruten y se relajen. Para aquellas que no puedan evitar consultar su teléfono inteligente, es recomendable que se obliguen a hacerlo solo un día a la semana y en una franja horaria concreta”, dice Gina Aran. En la misma línea, Sílvia Sumell dice que si esto no es posible, “intenta consultar el correo en un espacio del día que no afecte a la dinámica familiar, y nunca antes de acostarte; para dormir es mejor dejar el móvil en otra habitación e incluso apagarlo”.
2. Aterrizaje suave
Si estás a tiempo, unos días antes de irte de vacaciones hay que “intentar bajar el ritmo de trabajo. Piensa o escribe qué cosas te gustaría hacer cuando estés en esos días de descanso y planifica unas vacaciones realistas; no intentes ocupar todo el tiempo con actividades”, propone Sumell.
3. Sé flexible
“Ten presente que no tienen que ser unas vacaciones perfectas; es decir, prepárate para los imprevistos, porque alguno habrá, y concédete un tiempo de adaptación. No todo el mundo es capaz de desconectar el primer día a primera hora”, advierte la psicóloga.
4. Fuera obligaciones
“Intenta modificar el «tengo que hacer / debería…» por el « me gustaría / me apetecería…”, aconseja Sumell.
5. Ejercicio y descanso
Las expertas consultadas también recomiendan hacer algo de ejercicio para dormir mejor y descargar adrenalina, y descansar todo lo que se puedas. “Si es posible, evita madrugar o realiza pequeñas siestas”, dice Sumell.
6. Tiempo para uno mismo
A pesar de estar en familia o con amigos, es importante reservarse un tiempo de las vacaciones para uno mismo. Puede ser una pequeña siesta, 30 minutos de lectura, un paseo por la mañana solo o con el perro…
7. Atención plena
Prestar atención al aquí y al ahora es algo que deberíamos hacer durante todo el año. Pero si durante el curso laboral nos cuesta por la necesidad de planificar el trabajo, las vacaciones son el momento de entrenarse. Mantener atención plena en lo que se hace en cada momento te permitirá disfrutar del presente. “Si estás con tus hijos viendo una película, evita mirar el móvil o tenerlo al lado. Ellos te lo agradecerán. De igual modo, trata de dejarlo en casa, en el hotel o en el apartamento cuando salgas. Así no se convertirá en una extensión del trabajo”, ejemplifica Sumell.