Al límite: cuando el deporte se vuelve una adicción y un riesgo para la salud mental

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La actividad física es tremendamente sana pero la falta de una red social y la preocupación por la imagen puede llevar a los adolescentes a generar una dependencia con trastornos del comportamiento

Algunos hijos desarrollan problemas psicológicos por las altas expectativas y la presión que ejercen los padres para que destaquen en las prácticas deportivas

Extensión de tríceps.

Los más jóvenes notan más la presión social por la imagen corporal y son más susceptibles de desarrollar la dependencia de las actividades físicas.

Catalin Petolea

La gimnasta campeona olímpica Simone Biles ha vuelto a ganar en su regreso a la alta competición tras unos años de paréntesis para superar sus problemas psicológicos. El Mundial de baloncesto se está disputando ya en Indonesia, Japón y Filipinas sin la presencia del base español Ricky Rubio, que ha decidido interrumpir su carrera deportiva para cuidar de su salud mental. La tenista Naomi Osaka, el nadador Michael Phelps, el futbolista Andrés Iniesta... la lista de famosos deportistas que han confesado problemas de depresión o de ahogarse bajo el peso de la presión de los éxitos es larga. El deporte de élite puede acabar castigando a nivel psicológico en determinadas circunstancias. ¿Pero qué sucede con los deportistas de base, niños o adolescentes que sueñan con ser campeones, ganar medallas y alcanzar notoriedad?

“El mensaje general debe ser clarísimo y no es otro que el deporte es tremendamente sano para la salud y la salud mental, es en realidad una bendición”, asegura taxativo Víctor Pérez Solà, director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona. “Pero hay dos aspectos que vale la pena remarcar -aclara Pérez Solà-. Uno es cuando el deporte se convierte en una obsesión, y el otro cuando es la forma de vida, pues el deporte profesional o de la gente que aspira ser profesional, es muy estresante, y hay que saber manejarlo ya que es un riesgo para la salud mental”.

  

El deporte es tremendamente sano pero cuando se convierte en una obsesión o es una forma de vida puede suponer un riesgo para la salud mental”

Víctor Pérez SolàDirector del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona

Para el psiquiatra, hay que tener en cuenta que los que viven del deporte sufren una exigencia enorme y que detrás de cada campeón “hay un montón de aspirantes que se queda por el camino y tienen que rehacer sus objetivos y sus valores para tener una vida satisfactoria”. “Y la mayoría lo consiguen, pero algunos entran en problemas”, añade.

Más preocupante es cuando el deporte se convierte en una obsesión, sobre en todo en las personas para las que la imagen tiene un valor excepcional. “En los adolescentes la imagen física y la capacidad de dejarse influir por los demás es más alta que en los adultos y por eso corren muchos más riesgos de caer en estas situaciones que son en realidad adicciones”, opina Víctor Pérez.

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“Cuando la gente se excede en la práctica del deporte tiene casi las mismas consecuencias que una adicción, genera ansiedad o sentimientos de culpabilidad”, resume Pérez Solà, que ha liderado múltiples proyectos de investigación en neuroimagen, genética y terapéutica. 

Para los padres que ven que sus hijos o hijas pasan muchas horas en los gimnasios o practicando deporte, hay diversas señales de alarma. Una sería cuando empiezan a recurrir a hormonas o anabolizantes. Otra cuando cambian sus rutinas de vida. Y, finalmente, cuando se aíslan o se detectan cambios muy bruscos en su conducta o su rendimiento académico. Detrás de estos cuadros de dependencia a la actividad física, indica el doctor,  subyacen otros trastornos mentales, como los obsesivos-compulsivos, la ansiedad, depresión... 

Los casos de adicción al deporte entre adolescentes son más excepcionales, menos frecuentes que los de dependencia a pantallas, móviles o a videojuegos”

Víctor Pérez SolàDirector del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona

“Aunque hay que recalcar que los casos de adicción al deporte son casos excepcionales, al menos en una consulta de medicina pública, es mucho más frecuente ver casos de dependencia a pantallas, a móviles o a videojuegos”, indica Víctor Pérez, expresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental. “No hay muchos datos sobre el tema porque hay pocos casos, pocos datos epidemiológicos y porque hay ese componente social de que el deporte es algo sano que no se evalúa como problema”, incide Pérez Solà.

María Cabrera Bolufer, psicóloga deportiva y 'coaching' de equipos, está acostumbrada a tratar bloqueos, problemas de ansiedad y de baja motivación, entre otros. “A pesar de que el deporte es fundamental para su desarrollo y de que se apuntan por diversión o para estar con sus amigos, a medida que juegan pueden sentir la presión externa de querer agradar las expectativas de sus padres y eso condiciona la manera de comportarse”, indica.

A medida que juegan pueden sentir la presión externa de querer agradar las expectativas de sus padres y eso condiciona la manera de comportarse”

María CabreraPsicóloga deportiva

A criterio de la psicóloga, que ha colaborado para equipos de fútbol profesionales como el Málaga o el Levante, la detección de este tipo de problemas en niños o adolescentes pasa por la concienciación por parte de los colegios, clubes y las federaciones deportivas y por el trabajo conjunto de entrenadores con profesionales de la psicología que estén integrados en los organigramas deportivos.

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Una vez detectado el problema, explica María Cabrera, “lo importante es trabajar con las familias, que deben ser conscientes de la situación del hijo y que deben contar con el asesoramiento necesario para poder ayudarles”. “Y luego trabajamos con los niños de manera práctica y divertida, con sesiones para entrenar habilidades y técnicas psicológicas que les permitan gestionar mejor la presión, la tolerancia a la frustración, la ansiedad”, agrega Cabrera.

Las características individuales de cada deportista (personalidad, gestión de la presión, experiencias previas...), sea profesional o no, el entorno o los recursos externos de que disponga serán fundamentales, en opinión de la psicóloga María Cabrera.  

Factores de salud mental

Las características individuales como la personalidad, la gestión de la presión, las experiencias previas, el entorno o los recursos externos serán fundamentales

Los deportistas, matiza el psiquiatra Víctor Pérez, también están sujetos “a las tres 'p' de la salud mental, la  de tener personas alrededor, la del piso (que quiere decir tener un bienestar económico para tener un piso) y la de tener un propósito en la vida”. “Si falla una -explica- se puede mantener la salud mental, si fallan dos las cosas se complican. Si fallan las tres los problemas están asegurados”.

“Lo importante es la red social que pueda tener el adolescente”, apunta Víctor Pérez. “Si el hijo tiene una buena red social a su alrededor, los padres pueden estar tranquilos, si esa no existe y el hijo cambia de conducta bruscamente o se aísla, y dedica muchas horas al deporte entonces aconsejaría preguntarle si tiene algún problema, pero sin dramatizar, el deporte es bueno”, insiste el psiquiatra del Hospital del Mar. 

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