¿Por qué nuestras mascotas sufren cada vez más problemas dermatológicos?
Alergias o intolerancias
Muchos perros y gatos, como las personas, tiene alergia al polen, a los ácaros del polvo o incluso al humo de tabaco
¿Te fiarías de alguien a quien no le enternecen los ojitos de un perro?
Picor, enrojecimiento, eccemas e incluso heridas e infecciones a causa del rascado excesivo. Los problemas de piel se han vuelto frecuentes en gatos y, sobre todo, en perros. El organismo reacciona frente a un elemento externo interpretado como nocivo o busca desesperadamente eliminar toxinas a través de la piel y aparecen los mencionados síntomas que tanto hacen sufrir a nuestros animales. ¿Por qué?
No es una pregunta que tenga una respuesta sencilla y, aunque es difícil encontrar estudios que demuestren el aumento de estos problemas, cualquier veterinario nos confirmará que estos problemas son muy comunes actualmente. Hasta se podría hacer un paralelismo con los numerosos casos de personas con piel sensible, dermatitis, etcétera. ¿Alimentos procesados, ácaros del polvo, polen, contaminación, estrés…? Difícil de decir cuál es la causa. En cualquier caso, para establecer un tratamiento adecuado, en primer lugar hay que determinar si se trata de una alergia o de una intolerancia alimentaria.
¿Alergia o intolerancia?
La alergia es una reacción inmunitaria del organismo frente a una sustancia generalmente inocua como el polen, los ácaros del polvo o el humo de tabaco. También se puede tener una reacción alérgica por una picadura de insecto o por haber ingerido determinados alimentos.
En un caso hablamos de alergias ambientales a elementos externos que provocan principalmente problemas dermatológicos (prurito, irritación, enrojecimiento…), mientras que en el caso de los alimentos, aunque también generan síntomas dermatológicos, sobre todo acarrean problemas digestivos.
Carlos Vich, veterinario especializado en dermatología y responsable de Dermovet, explica: “Nueve de cada diez casos de prurito de tipo alérgico en perros y gatos es por causas ambientales. Se trata de una hipersensibilidad a un alérgeno como por ejemplo los ácaros del polvo. Esto se debe a que estos animales pasan la mayor parte del tiempo dentro de casa. Hay otras alergias que son producidas por elementos como el polen, las gramíneas y otro tipo de plantas con las que entran en contacto al salir del hogar. El resto de alergias, muy minoritarias, son alimentarias, normalmente a proteínas de origen animal o a la soja”.
Otras causas de los problemas dermatológicos son las infecciones bacterianas o por levaduras, así como los hongos y los parásitos. Son frecuentes, por ejemplo, la sarna sarcóptica y la demodicosis. También hay dolencias dermatológicas de origen genético, endocrino o autoinmune, como ocurre en la leishmaniosis.
Problemas digestivos
“Nueve de cada diez casos de prurito de tipo alérgico en perros y gatos son por causas ambientales”
Carlos Vich
Veterinario especializado en dermatología
Por otro lado, se dan cada vez más casos de intolerancias alimentarias, como ocurre en los humanos, en las que no interviene el sistema inmunitario. La más frecuente es la intolerancia a la lactosa por déficit de una enzima llamada lactasa, pero también hay intolerancias al gluten, es decir, hay animales celiacos como muchas personas. Los perros de raza setter irlandés, por ejemplo, suelen sufrir mucho este problema. También hay que tener en cuenta, como apuntan los defensores de la dieta cruda (BARF) que excluye los cereales, que los perros y gatos son carnívoros y por eso los cereales les producen tantos problemas, a corto o largo plazo.
Las intolerancias alimentarias se manifiestan, sobre todo, a través de trastornos digestivos como: diarrea, colitis, vómitos, flatulencias, heces con sangre, etcétera, porque el organismo no tolera un ingrediente de la dieta y lo quiere eliminar lo antes posible. “El prurito en estos casos no es muy elevado. En cambio, en una alergia, tanto ambiental como alimentaria, el picor es infernal y produce efectos terribles como lesiones por autotraumatismo, ya que se muerden, se rascan la cara, etcétera y se causan erosiones, otitis, entre otros daños, y acaban siempre sufriendo infecciones a causa de ello”, asegura el veterinario dermatólogo Carlos Vich.
En cualquier caso, el problema dermatológico por intolerancia se refiere a un alimento o a un ingrediente de un alimento procesado. Esa sustancia irrita el sistema digestivo que no es capaz de digerirlo adecuadamente, generando inflamación. Además, mientras que en el caso de las alergias alimentarias se produce una reacción inmediata tras ingerir una pequeña cantidad de una comida determinada, las intolerancias alimentarias se hacen visibles al cabo de un tiempo, digamos que por saturación, tras consumir regularmente un alimento determinado.
Una pista muy clara de que se pueda tratar de intolerancia alimentaria y no de alergia es que el animal sufra frecuentes infecciones intestinales. Es lógico, ya que al ser el intestino quien tiene que combatir a los “invasores”, el sistema inmune se ve debilitado, ya que el 70% del mismo se encuentra en las paredes del intestino delgado.
¿Qué tratamientos existen?
Para Carlos Vich de Dermovet, lo primero es descartar la existencia de parásitos, como las pulgas o ciertos tipos de ácaros. Después, se debe analizar si hay infecciones y tratarlas. “Una vez tratadas las infecciones es cuando veremos el prurito real de la alergia y podremos comenzar con un tratamiento específico, como por ejemplo medicación, vacunas y champuterapia. Los baños son fundamentales, porque con solo bañar a nuestro perro o gato reducimos muchos los alérgenos, bacterias y levaduras, y con ello también la inflamación y el prurito”, comenta Vich.
Eso sí, los champús deben ser específicos para perros y gatos, con emolientes y humectantes porque la piel está deshidratada. Asimismo, es recomendable introducir en la dieta ácidos grasos Omega 3 DHA como los que tienen el atún o la sardina.
Los baños son fundamentales para reducir los alérgenos, bacterias y levaduras, y con ello la inflamación
Sin embargo, hay casos en los que, tras un periodo de mejoría, los problemas dermatológicos reaparecen. De hecho, hay expertos que se preguntan por qué tantos animales necesitan eliminar un exceso de toxinas a través de la piel. La terapeuta holística estadounidense Maria Zacharias, por ejemplo, opina que la medicación en muchas ocasiones agrava el problema porque el cuerpo del animal dejará de intentar desintoxicarse a través de la piel y lo intentará hacer a través de órganos como el hígado o el riñón, lo que puede conllevar una enfermedad mucho más grave.
Así, considera clave analizar de dónde vienen esas toxinas (básicamente opina que de los alimentos procesados llenos de aditivos artificiales) y a la vez ayudar a que el hígado realice bien sus funciones con remedios herbales como el cardo mariano, el ortosifón, el diente de león, la ortiga verde y las algas espirulina y chlorella.
Asimismo, la medicina veterinaria integrativa recomienda en casi todos sus tratamientos reforzar el sistema inmune. Algunos suplementos típicos de herbolario para ello son la equinácea y el reishi, así como los pre y probióticos, siempre dosificados adecuadamente. También la acupuntura, según algunos expertos, ayuda a potenciar las defensas naturales.
Por su parte, la conocida veterinaria estadounidense Deva Khalsa recomienda revisar el funcionamiento de las glándulas tiroides, no sobrevacunar y suplementar con las dosis adecuadas de vitamina C y E. Además, como soluciones tópicas propone:
- Para zonas irritadas: extracto de caléndula (tal cual o diluido a partes iguales en agua), gel de aloe vera y cataplasma de avena con agua, o de avena coloidal.
- Para zonas con picor: infusión de hamamelis y bicarbonato con agua en forma de pasta o de spray.
- Para zonas inflamadas: infusión bien cargada de té negro o verde (a temperatura ambiente) durante 3 a 10 minutos u hoja de repollo durante unos minutos.
Finalmente, es muy importante cuidar el estado emocional del animal que sufre problemas dermatológicos porque es visible el gran sufrimiento que les genera. Para ello, algunos terapeutas proponen probar opciones naturales que también se ofrecen para mejorar el estado de ánimo de las personas, como la aromaterapia, las flores de Bach, el Reiki o la musicoterapia.