Señales en las rabietas de tus hijos que podrían indicar problemas de desarrollo

Crianza

Si la frecuencia y la intensidad de estos enfados se mantiene, habría que tomárselo como una posible alerta

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Las rabietas en niños son muy comunes en los primeros años, pero, en ocasiones, pueden ser una señal de alerta.

Las rabietas en niños son muy comunes en los primeros años, pero, en ocasiones, pueden ser una señal de alerta.

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Todo adulto teme la etapa de desarrollo comprendida entre los 24 y los 36 meses de los niños, conocida popularmente como ’los terribles 2’. El principal motivo tiene que ver con que se trata de un periodo marcado por los enfados, los lloros y las pataletas, o lo que es lo mismo, las clásicas rabietas. Sin embargo, esto no es más que una parte del desarrollo evolutivo natural de los pequeños y un signo de que están aprendiendo cómo expresarse y regularse emocionalmente, según explica la psicóloga Silvia Álava.

La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP) afirma que las rabietas aparecen especialmente cuando los menores se sienten frustrados, sobre todo si, además, están cansados, hambrientos o enfermos. Los padres pueden sentirse abrumados a la hora de no saber cómo actuar ante las rabietas de sus hijos, sin embargo, la AEPAP recomienda no ceder y tratar de desviar el foco de atención de aquello que provocó esta reacción en el niño. Además, advierte de que, si bien se trata de un comportamiento normal en el desarrollo de los niños de 3 a 5 años, estas rabietas deberían desaparecer entre los cuatro y los cinco años, de lo contrario, puede que exista algún problema que requiera una intervención por parte de un profesional.

¿Cómo saber si las rabietas de tu hijo son causadas por problemas del desarrollo?

“Algunas veces, las rabietas no son normales”, advierte el psicólogo Alberto Soler. De hecho, podrían suponer una señal de alerta acerca de que está sucediendo algún tipo de problema con el desarrollo del niño. Uno de esos signos a tener en cuenta por parte de los padres es en el caso de que las rabietas no disminuyan a partir de los cuatro años, ya que esa representa la etapa más frecuente. Por lo que, conforme el niño vaya acercándose a los cinco años, este comportamiento debería ser menos común.

Otro factor clave está relacionado con la frecuencia o la intensidad de esas rabietas, concretamente en que sean muy elevadas. “Cuando tú miras a tu alrededor y la inmensa mayoría de los niños o de las niñas tienen menos rabietas y menos frecuentes”, explica el especialista. También habrá que fijarse en si esas rabietas vienen acompañadas de un desarrollo verbal “pobre”. 

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Es decir, si el niño cuenta con unas capacidades de comunicaciones “significativamente” inferiores al resto o incluso si se da un caso de retroceso en el habla. Por ejemplo, pasar de responder con dos o tres palabras a monosílabos. “Eso es una señal importante que nos tiene que preocupar”, alerta Alberto Soler.

Cuando los hijos presentan un escaso interés social, que también afecte a sus padres o entorno cercano, o le cuesta mantener el contacto visual, igualmente representan motivos de alarma.

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