Vuelta al cole: Cinco consejos para desenganchar a los niños de las pantallas

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Los expertos animan a aprovechar el inicio de curso para fijar unas normas claras sobre el uso del móvil y otros dispositivos y evitar el abuso que se arrastra desde el confinamiento

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El inicio de curso y de las rutinas escolares es buen momento para restringir el tiempo que los niños pasan con el móvil y otras pantallas

Pollyana Ventura / Getty Images/iStockphoto

Los interminables meses de confinamiento se convirtieron en una “tormenta perfecta” para que los niños se engancharan a las pantallas si no lo estaban antes. Forzados a trabajar desde casa, muchos padres recurrieron más que nunca a los dispositivos tecnológicos a modo de niñera o chupete emocional para lograr que los niños estuviesen entretenidos, tranquilos y callados. Y los más pequeños quedaron bajo el amparo de los móviles, las tabletas y la televisión.

Al mismo tiempo, esas herramientas se convirtieron en el principal recurso educativo con el que conectarse a las clases online para seguir aprendiendo. Y, al acabar la jornada lectiva y laboral, también fueron el principal recurso de entretenimiento y distracción en los momentos de ocio, individual y en familia. El resultado fue que muchos niños –y adultos– pasaban casi todo el día enganchados, con unos u otros fines, a una pantalla.

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Durante el confinamiento muchos padres usaron las pantallas como “niñera” o chupete emocional para poder teletrabajar

AleksandarNakic / Getty Images

“¿Se abusó de las pantallas? Sí, pero no creo que debamos buscar culpables. Todos lo hicimos lo mejor que pudimos. Ahora solo podemos mirar hacia atrás e intentar aprender algo de aquella etapa”, reflexiona Manuel Armayones, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigador del eHealth Center.

En este sentido, remarca que, aunque se haya podido acentuar en estos últimos meses, el abuso de las pantallas viene de atrás, no es solo cosa del confinamiento. ”Se trata de un abuso, no de una adicción. Entendemos que es un problema cuando distorsiona otras esferas de la vida personal”, puntualiza Armayones.

“El abuso de las pantallas no es solo cosa del confinamiento; es un problema cuando distorsiona otras esferas de la vida personal”

Manuel Armayones
Psicólogo, profesor UOC e investigador eHealth Center

Son muchas las voces y los informes que alertan sobre este uso abusivo de los dispositivos digitales, en especial en el caso de los niños y adolescentes, puesto que una exposición excesiva a estas tecnologías puede generar malestar, irritabilidad y aislamiento. Además, a largo plazo, la actividad sedentaria puede alterar las horas de sueño y puede provocar problemas de sobrepeso u obesidad. Algunos estudios, publicados en revistas científicas como The Lancet, también sugieren que el uso excesivo de las pantallas en menores podría lastrar su desarrollo cognitivo. De ahí la necesidad de romper el vínculo de dependencia con la tecnología, es decir, de promover una “desconexión digital”.

Y psicólogos y educadores coinciden en que el inicio de curso, el momento en que se retoman rutinas y se organizan horarios en casa, es un momento ideal para ello, para acotar las horas y reglas de uso de las pantallas en cada familia y establecer unas normas claras para todos. Paula Mella, psicóloga de la plataforma Ifeel, recuerda que este curso seguramente habrá mucha educación online, de modo que los niños ya estarán expuestos a las pantallas “por obligación”, y esas horas también deben contarse como exposición si queremos evitar “sobredosis”, que los niños se enganchen, y que eso repercuta en su salud mental en forma de ansiedad, tendencia a la inmediatez, irritabilidad... Por ello es importante buscar que tengan entretenimiento fuera de las pantallas.

La edad importa mucho

Los expertos recomiendan limitar el tiempo dedicado a las pantallas en función de la edad. Por norma general, se recomienda que los menores de dos años no usen las pantallas, ni mucho ni poco, ¡nada!. Aunque no hay muchos estudios exhaustivos sobre el impacto de las pantallas en el desarrollo infantil, desde el ámbito de la neuropsicología hay voces que advierten que hay razones biológicas y psicológicas para argumentar que los niños pequeños no deben interactuar con los dispositivos tecnológicos porque condicionarán el funcionamiento de su cerebro y sus conductas a largo plazo. De hecho, el neuropsicólogo y psicoterapeuta Álvaro Bilbao extiende esta recomendación de cero pantallas hasta los seis años precisamente por el impacto que su uso puede tener en la posterior capacidad de atención y aprendizaje del niño.

Pero incluso voces más permisivas que las de Bilbao insisten en que de tres a cinco años el uso nunca debe exceder de 30 minutos diarios. De seis a doce años, se aconseja usarlas una hora al día como mucho. Y de trece a dieciséis años, el límite es de dos horas diarias.

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Para regular el uso infantil de las pantallas es importante establecer unas reglas claras de tiempo y momentos de uso

Anna Bizon / LV

Hasta ahora, se estimaba que los niños españoles pasaban unas tres horas diarias enganchados a todo tipo de pantallas, pero durante el confinamiento los pequeños aumentaron su consumo de televisión hasta un 70 %, y el uso de móviles, tabletas y consolas subió un 80 %, tal y como recoge el último Boletín de información sobre el audiovisual en Cataluña (BIAC), de Kantar Media.

Armayones, experto en el impacto de estas nuevas tecnologías y autor del libro El efecto smartphone: conectarse con sentido, apunta cinco consejos para hacer que los niños desconecten de las pantallas.

1. Establece unas normas claras

El primer paso para regular el uso de las pantallas en menores es establecer normas claras. ”Hay que mantener una conversación sincera para que entiendan por qué no pueden estar todo el día “enganchados” y por qué deben seguir algunas normas”, explica Armayones. En este sentido, hay que explicarles qué se puede (y qué no se puede) hacer con el móvil, cuánto tiempo se le puede dedicar y en qué momentos hay que reducir su uso.

“Todos sabemos que los venenos son veneno en función de la dosis. Con las nuevas tecnologías pasa lo mismo”, explica el experto. “Cuánto es mucho o cuánto es poco depende del efecto que tenga en la vida personal. En el caso de los niños, hay que prestar atención a si el uso de estos dispositivos cambia su comportamiento o si las actividades que realizan, como es el caso de los videojuegos, les crean una cierta adicción”, añade.

2. Negocia sin miedo

Más allá de las recomendaciones generales, Armayones recuerda que no hay normas de oro para el uso de los móviles y que, por lo tanto, como cada niño y cada familia son diferentes, las condiciones se pueden pactar. De ahí la importancia de negociar el tiempo de uso. “Si un niño se porta bien y tiene buen rendimiento escolar, a veces podemos dejarle el móvil un ratito más. En otros casos, cuando vemos que el uso de estas herramientas genera un problema, es importante restringir su uso”, explica el experto. Asimismo, hay que aclarar que el tiempo pactado también puede variar en función de las circunstancias. En periodos de exámenes, por ejemplo, habrá casos en los que será necesario reducir el uso de estas herramientas.

Por otra parte, recuerda que, a la hora de negociar, “abordamos esta conversación como padres; ni como amigos, ni como colegas. Hay veces que, nos guste más o menos, tenemos que imponer ciertas normas”. Por eso mismo, la última palabra siempre debe recaer en los progenitores.

3. Mejor que prohibir, ofrece alternativas

Los límites sobre el uso del móvil pueden resultar más llevaderos si, a cambio, se ofrece una alternativa. Las actividades al aire libre, por ejemplo, resultan claves para el desarrollo de los más pequeños. Y en ellas no hace falta depender de ningún elemento tecnológico. “Los niños nunca piden el móvil cuando están en la playa o en un parque acuático, porque se lo están pasando bien y andan entretenidos. Sí lo piden, por ejemplo, cuando vamos a comer y se aburren con las conversaciones de los adultos. Esto nos debería hacer pensar”, comenta el psicólogo.

Las alternativas al móvil pasan por actividades recreativas de todo tipo: desde jugar al aire libre hasta hacer deporte, pintar, hacer manualidades, leer un cuento o pasar un rato en familia. “Es lo que se ha hecho toda la vida. No tiene más secretos”, explica Armayones.

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Cuando los niños están entretenidos o hacen actividades al aire libre ni se acuerdan de las pantallas

Mané Espinosa

4. No prediques, da ejemplo

De nada sirven los consejos sobre el buen uso del móvil si los niños ven que sus padres hacen justamente lo contrario.Antes de predicar, pues, es mejor intentar dar ejemplo. “Enseñamos muchas más cosas a los niños cuando no les intentamos enseñar nada que cuando sí intentamos hacerlo”, dice Armayones.

“Si queremos enseñar a los niños que no deben depender de una pantalla, es imprescindible que los mayores les demostremos lo mismo con nuestras acciones”, señala el investigador, quien también recuerda que el uso excesivo de las pantallas también perjudica (y mucho) a los adultos. De hecho, se estima que los adultos miran el móvil cada diez minutos. Y los menores de 25 años, cada siete. Y el confinamiento ha ampliado el número de personas afectadas por estos “tics”, ha creado muchos obesos digitales para los que el inicio de curso quizá también sea el momento de ponerse a dieta digital para evitar un uso excesivo del móvil.

5. Con seguridad y sin contraseñas

Los móviles, tabletas y portátiles que utilizan los niños deben estar siempre bajo supervisión, de modo que los expertos recomiendan que no haya contraseñas en estos dispositivos. Y también que no los utilicen a puerta cerrada, sino en espacios comunes. “Es más importante la seguridad de los niños que su privacidad. Por eso es fundamental que estemos pendientes de cómo utilizan el móvil y de qué hacen con él”, remarca Armayones. Para ello, el experto indica que pueden ser útiles aplicaciones diseñadas para el control parental de estos dispositivos.

Por otra parte, el incierto escenario que plantea la pandemia provoca que nadie pueda descartar nuevos periodos de confinamiento y de educación online. Por ello, los expertos consultados aconsejan aprovechar los periodos de calma para desconectar del móvil y pasar más tiempo en familia alejados de las pantallas y así cargar las pilas para poder adaptarse mejor a lo que pueda venir.

“Es más importante la seguridad de los niños que su privacidad”

Manuel Armayones
Psicólogo, profeso UOC

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