El aumento de los permisos de paternidad intransferibles ha sido analizado como un paso importante para lograr la igualdad entre hombres y mujeres, un camino para que los padres se impliquen a fondo en la crianza de sus hijos, una vía para evitar la penalización laboral de las mujeres. Pero a estos enfoques se suma un nuevo análisis que aporta otra perspectiva: los padres deberían utilizar un tiempo considerable de su permiso junto al de su pareja, por el bien de la salud física y mental de la madre.
Así se recoge en un amplio estudio realizado por dos investigadoras del Institute for Economic Policy Research de la Universidad de Stanford, Petra Persson y Maya Rossin-Slater, que han buceado en el modelo sueco de permisos, uno de los más avanzados. Han querido responder a la pregunta ¿cómo afecta la flexibilidad de los padres a la hora de pedir permisos y hacerlos coincidir con el bienestar maternal? Las investigadoras consideran que uno de los aspectos que menos se ha estudiado es el período justo después del parto para las madres.
El estudio de Standford analiza un periodo apenas estudiado: cuando las mujeres llegan a casa tras el parto
“En esos momentos –indican– el mayor coste para ellas no es su carrera profesional, este factor irá creciendo con el paso del tiempo, sino el coste en salud” vinculado a la recuperación posparto, la salud física y la mental. Todos los esfuerzos están puestos en el bebé, y se olvida a la mujer. Para llevar a cabo su estudio, las profesoras de Stanford se basan en una medida legal de corrección aprobada en el 2012 en Suecia.
Hasta entonces, los padres podían coincidir con las madres durante 10 días, y después todos los permisos los debían realizar por separado. Se introdujo entonces la fórmula denominada el “Día Doble”, es decir, la posibilidad de coger los días de permiso junto a los de la madre.
Aunque son pocos de momento los que optan por esta fórmula, los resultados muestran que descendió un 14% la visita de las mujeres al médico por temas vinculados a complicaciones posparto. Asimismo, bajó un 11% la prescripción de medicamentos en los seis meses después del parto. Y, sobre todo, se notó una mejora de la salud mental de las madres ya que las recetas de ansiolíticos descendieron un 26%. Estas mejoras en la salud vinculadas al permiso compartido por ambos progenitores aumentan cuando las mujeres han tenido problemas durante el embarazo.
Las recetas de ansiolíticos bajaron un 26% cuando el permiso se compartió
Esta apuesta por compartir la baja, se indica, también es importante a la hora de reducir el estrés y la soledad de las mujeres, que pocos días después del parto afrontan prácticamente solas la crianza. La imposibilidad de los padres de atender a todos los imprevistos domésticos que tienen lugar tras la llegada de un hijo a casa “exacerba los costes en salud” de las madres. (Se habla, claro, de parejas que tienen una buena relación).
Persson y Rossin-Slater analizan la soledad y el estrés de las madres, que en pocos días se quedan solas con el bebé
El pasado mes de abril, en España el permiso parental intransferible se amplió a 8 semanas, un permiso que se puede compatibilizar al mismo tiempo que el de la madre aunque sólo es obligatorio hacerlo durante las primeras dos semanas. De hecho, si se prosigue con el calendario previsto de ampliación, en el 2020 se llegaría a las 12 semanas, y cuatro serían de obligado disfrute al principio, es decir, junto a la madre. Si en el 2021 se llega a la a la equiparación total (16 semanas), seis se deberán tomar junto a la madre. Se camina así, siguiendo el análisis de la Universidad de Standford, en la dirección adecuada.
Lo que las investigadoras ponen sobre la mesa es que en muchos países las políticas vinculadas a los permisos y a la igualdad subrayan la importancia de la unión entre el padre y el bebé para cambiar las normas de género y mejorar la reinserción de las mujeres en el mercado laboral. Mientras que el estudio demuestra que optar por un camino intermedio y facilitar las coincidencias de la pareja “es básico para la recuperación posparto de la madre” y su bienestar vital.
La salud de la mujer mejora si los padres pueden responder a los problemas domésticos
Las profesoras subrayan que el estudio evidencia que las madres no sólo soportan todo el peso y los costes de la falta de flexibilidad en el ámbito laboral, tanto directamente por el impacto en sus carreras o en sus decisiones sobre si tener o no hijos. Sino que la sufren también de forma “indirecta” si los padres no son capaces de “responder a los problemas domésticos” en un momento de “transición física y emocional”.
La situación a la que se enfrentan las mujeres justo después de ser madres ha sido poco estudiada. Los análisis se han centrado en el momento del parto mientras que hay un vacío en lo que sucede cuando estas regresan al hogar con el bebé. Y una buena relación entre la madre y el bebé necesita, indican las investigadores, de un entorno de bienestar en el que se requiere la participación paternal.