Gonorrea, clamidia o sífilis se triplican entre los mayores de 60: “No se habla del tema, no son conscientes de los riesgos”

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Las últimas encuestas publicadas en España revelan que un 75% de las personas de entre 55 y 65 años no emplea nunca o casi nunca el preservativo en sus relaciones

El aumento de las ITS entre mayores de 60 se debe a varios factores, como el edadismo en la consulta médica y la falta de educación sexual todavía más acusada en las generaciones más mayores

El aumento de las ITS entre mayores de 60 se debe a varios factores, como el edadismo en la consulta médica y la falta de educación sexual todavía más acusada en las generaciones más mayores. 

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El número de casos de gonorrea, clamidia o sífilis se ha triplicado en los últimos diez años entre los mayores de 60. Así lo recogen los datos del Centro Nacional de Epidemiología. Desde este organismo apuntan a que hay varios factores por los cuales es necesario considerar a este grupo población como vulnerable frente al VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Entre ellos, “un mejor estado de salud, el incremento en el número de parejas sexuales, menor uso del preservativo, la no necesidad de protegerse frente a un embarazo no deseado, así como la utilización de medicación frente a la disfunción eréctil en los hombres o cambios fisiológicos en las mujeres durante la menopausia (como la sequedad vaginal)”.

“El problema es que las personas mayores no hablan del tema, los profesionales de la salud tampoco les preguntan, y apenas salen reflejados en las encuestas. Las generaciones actuales de personas mayores no han recibido educación sexual en ningún momento, y a menudo no son conscientes de los riesgos que conlleva tener otras parejas si no se toman las precauciones adecuadas”, explica Vânia de la Fuente, médica y antropóloga, experta internacional en edadismo y envejecimiento saludable.

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Cuando se trata de salud sexual, este colectivo sale poco en las encuestas. A menudo se pregunta a la población de hasta 55 años, o puntualmente un poco más, sin tener en cuenta que la actividad sexual puede llegar mucho más allá. Un estudio sueco apuntaba a que el 46% de las personas de 60 años o más es sexualmente activa. Y otro aseguraba que en el caso de los mayores de 85 años el porcentaje llega al 12%. Un tercio reconoció haber tenido algún problema relacionado con la salud sexual y solo el 2,2% había sido preguntado sobre el tema por su médico.

Las últimas encuestas publicadas en España revelan que un 75% de las personas de entre 55 y 65 años no emplea nunca o casi nunca el preservativo en sus relaciones (datos de IMOP-BERBÉS). Y el XII Barómetro de Control va en la misma línea: apunta que entre los adultos de la GenX (entre 41 y 58 años) ha caído en 24 puntos porcentuales el uso del preservativo respecto al año pasado. Este estudio indica, además, que entre los que usan el preservativo, más de la mitad (el 58%) lo hace para prevenir un embarazo no deseado, lo que significa que prevalece la función de método anticonceptivo por encima de la de método barrera frente a infecciones de transmisión sexual o ITS. Y esto tiene consecuencias.

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En los últimos 15 años ha habido un crecimiento espectacular de las infecciones de transmisión sexual (...) afectando tanto a adolescentes, como adultos sexualmente activos

Jordi CasabonaPortavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica y Director Científico del CEEISCAT

“En los últimos 15 años ha habido un crecimiento espectacular de las infecciones de transmisión sexual: el crecimiento no ha sido homogéneo ni por sexo, ni por edad, ni por tipo de infección, ni por población… Pero en cualquier caso ha sido muy transversal, afectando tanto a adolescentes, como adultos sexualmente activos”, explica el médico epidemiólogo Jordi Casabona, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica y Director Científico del CEEISCAT.

Y aunque es cierto que la prevalencia de las ITS entre las personas mayores está aumentando, esto todavía equivale a una pequeña proporción de la carga total de estas enfermedades, tal y como vemos en los datos españoles.

“No se trata de una nueva epidemia, es cierto. Pero aunque el número total de casos en España no es muy elevado en comparación con otros grupos de edad, tenemos que leer los datos en el contexto actual. Se calcula que, en 2030, una de cada 6 personas en el mundo tendrá más de 60 años (en España será el 30%). Así que estamos hablando de un grupo enorme de población. Y como la esperanza de vida aumenta, a los 65 años todavía nos queda mucho tiempo para disfrutar de la vida”, cuenta Justyna Kowalska, profesora de Medicina en el Departamento de Enfermedades Infecciosas de Adultos de la Universidad Médica de Varsovia, consultora sénior en Enfermedades Infecciosas en la Clínica Ambulatoria de VIH del Hospital de Enfermedades Infecciosas de Varsovia (Polonia) y autora de una investigación sobre la situación de las ITS en los mayores.

Los médicos no preguntan, los riesgos crecen

De la Fuente, consultora independiente que dirigió la campaña Mundial Contra el Edadismo de la OMS y coautora principal del Informe mundial sobre el edadismo de la ONU, reivindica tomar acciones inmediatas para “un problema creciente” y dar acceso adecuado a tratamientos a este sector de la población. 

“El edadismo presente en la práctica médica dificulta la detección y tratamiento precoz de infecciones de transmisión sexual en la población mayor. Los proveedores de salud parten de la premisa errónea de que no existe actividad sexual en la vejez y no preguntan acerca de la salud sexual de pacientes mayores. Se ha visto que las personas mayores tienen menos probabilidades de recibir pruebas de ITS de rutina debido a estas ideas erróneas”, relata la también autora del libro La Trampa de la Edad.

La clamidia no tratada puede causar infertilidad. Como a cierta edad esta no se considera un problema, se deja de utilizar el preservativo

Justyna KowalskaDoctora y autora de una investigación sobre la situación de las ITS en los mayores

“La sífilis es una enfermedad mortal —avisa la doctora Kowalska—. Y la clamidia no tratada puede causar infertilidad. Como a cierta edad la infertilidad no se considera un problema, se deja de utilizar el preservativo. Y las mujeres mayores tampoco se someten a pruebas de detección de cáncer de cuello uterino porque así lo establecen las directrices. Parece que las ITS no son lo suficientemente sexis como para que se les preste atención en la investigación y en la sanidad pública”.

Las personas mayores suelen tener menos probabilidades de buscar tratamiento, a menudo por vergüenza o porque sienten que no se les va a dar un tratamiento adecuado. “Hay un infra diagnóstico de estos casos”, coinciden los expertos. Y para complicar más las cosas, nos dice la médico y antropóloga Vânia de la Fuente, “la detección puede resultar difícil en la vejez cuando los síntomas imitan otros problemas o cuando las infecciones cursan de manera asintomática. Por ejemplo, la gonorrea puede provocar síntomas similares a los de la artritis. El VIH puede causar debilidad y fatiga. La infección por clamidia puede cursar de manera asintomática”. 

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Según nos vamos haciendo mayores, nuestra función inmune tiende a disminuir, lo que reduce la capacidad del cuerpo para combatir infecciones, incluidas las ITS. Esta respuesta inmunitaria debilitada puede provocar una progresión más grave de la enfermedad, y complicaciones cuando las infecciones no se identifican y tratan rápidamente.

“La vergüenza es bastante importante, pero creo que también la falta de educación sexual. Y esto hace que la gente muy a menudo ni siquiera piense que esto puede ser un síntoma de infección de transmisión sexual” —dice la profesora de Medicina de la Universidad de Varsovia —. Y por ello a veces se diagnostican mal los síntomas: “Un urólogo trataría la prostatitis con antibióticos. Eso no funciona para la clamidia. Y cuando es así, la infección se prolonga y los síntomas no desaparecen. En muy raras ocasiones existe la sospecha de que pueda tratarse de una infección de transmisión sexual”, nos pone como ejemplo. 

En determinadas ocasiones la vergüenza retrasa la búsqueda de atención médica y se retrasa también el diagnóstico

Asunción Díaz Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y responsable de la Unidad de Vigilancia de VIH del Centro Nacional de Epidemiología 

“Creo que la gente no piensa en la clamidia. Y aunque conozcan esta y otras enfermedades, cuando deciden mantener relaciones sexuales no piensan en ellas. Y esto es genial. Deberían pensar en disfrutar del sexo, de sus cuerpos. Nuestro papel es encontrar la manera de que la gente no solo utilice métodos de protección o prevención, sino que también se haga las pruebas. Porque si te haces las pruebas, es cierto que la mayoría de las infecciones de transmisión sexual pueden tratarse fácil y rápidamente con antibióticos”, añade.

El médico epidemiólogo Jordi Casabona explica que “hay infecciones como la gonorrea bacteriana que no dejan inmunidad y se puede tener, por lo tanto, en distintas ocasiones. Pero una de las más graves es la sífilis, que puede provocar problemas neurológicos tanto en el feto como en los adultos ”.

Asunción Díaz, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y responsable de la Unidad de vigilancia de VIH del Centro Nacional de Epidemiología, Instituto de Salud Carlos III pide que “las personas se protejan con independencia de su edad”. Y avisa que “también es muy importante que cuando alguien tenga una sospecha, acuda a su centro médico para hacerse pruebas. En determinadas ocasiones la vergüenza retrasa la búsqueda de atención médica y se retrasa también el diagnóstico”. Este es un tema que han estudiado bien, puesto que desde este centro monitorizan la situación de la infección por VIH en España, en colaboración con las Comunidades Autónomas, la División de control de VIH, ITS, hepatitis virales y tuberculosis del Ministerio de Sanidad y otros agentes implicados en la lucha frente a esta infección.

Las pruebas, insuficientes

“No realizamos suficientes pruebas para comprender la incidencia de las enfermedades —afirma Kowalska—. Para el VIH, creo que es un tema importante, pero también para las otras ITS. Nuestra obligación como clínicos y como proveedores de atención sanitaria es intentar hacer pruebas para el mayor número posible de enfermedades que comparten el mismo modo de transmisión. Si se hacen pruebas, es cierto que la mayoría de las infecciones de transmisión sexual se pueden tratar de manera fácil y rápida con antibióticos”. 

Según esta especialista, actualmente hay muchas empresas que fabrican test de ITS para hacerse a domicilio; propone que esta compra sea sugerida cuando se adquiere cualquier producto relacionado con el sexo y reivindica que se hable del tema entre gente del mismo grupo de edad y trabajando la educación sexual. “Muchas personas de 60 años tienen creencias de hace cuatro décadas, en su mayoría, erróneas”.  El personaje de Samantha Jones de Sexo en Nueva York, dice, “muestra todos los problemas que pueden experimentar las mujeres a lo largo de las diferentes etapas de la vida de una forma muy aceptable. Deberíamos hablar más de ello en los medios de comunicación en general, y también en el cine”.

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