Internet es un escenario donde los delincuentes digitales se encuentran cada vez más cómodos. Prueba de ello es que hoy, uno de cada cinco delitos en España se comete en la Red. Y los mayores son uno de sus objetivos. La última estadística de Mossos d’Esquadra indica un aumento preocupante de las estafas entre las personas de más de 65 años, con un 78% más de casos denunciados en 2022 en comparación con 2019, el año previo a la pandemia (de 7.568 a 13.479). Esta cifra incluye todo tipo de estafas, digitales y también presenciales o tradicionales.
En cuanto a los fraudes digitales, el año pasado los Mossos investigaron un 21,73% más de casos que en 2022. Y parece que el ascenso sigue este año, ya que en el primer trimestre de 2024 se registró en España un aumento del 14,3% sobre el mismo período de 2023, según datos del Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior. La gráfica relativa a las víctimas mayores de 65, entre los años 2019 y 2022 habla por sí sola.
Solo tenía buscar 10 destinos turísticos y hacer capturas de pantalla, por lo que me pagarían. Me pidieron un número de cuenta y me ingresaron 10 €
“Has sido escogido para formar parte de un grupo selecto”, rezaba el mensaje de WhatsApp que recibió hace unos meses Ramón Artal, de 71 años y residente en Sant Feliu de Llobregat, de su plataforma de viajes. Ingeniero de formación, casado, con dos hijos y dos nietos, ahora disfruta de su tiempo libre. Aceptó la invitación. “La instrucción era fácil: solo tenía buscar 10 destinos turísticos y hacer capturas de pantalla, por lo que me pagarían. Lo curioso es que me pidieron un número de cuenta y me ingresaron 10 €”, cuenta.
Al rato, debía pasarse a otra plataforma y “ahora debía comprar yo las entradas en diferentes atracciones turísticas del mundo, hacer pantallazos, con la promesa de que el destino en cuestión me devolvería el dinero por hacerles publicidad”. La previsión de ganancia era de unos 400 €, pero por suerte, se le encendió la luz de alarma y no continuó. “Pensé en que podría ser una estafa, pero no lo relacioné hasta ese momento. Los 10 € eran un gancho para que me confiara”. En otra oportunidad, a su mujer a quien le cargaron un cobro en una tienda online, sin ella haber comprado nada. En esta ocasión, denunciaron.
Ramón tuvo suerte, porque en el primer caso lo salvó la intuición, y en el segundo, recuperó su dinero. No ocurre siempre así. Una investigación de Feedzai, una plataforma especializada en la prevención de delitos por Internet, realizada en 500 mayores de 65 años, revela que el 15% de los afectados ha perdido más de 10.000 € en estafas o fraudes cometidos en línea. Si bien, según el informe sobre cibercriminalidad en España de 2022 del Ministerio del Interior, los ciudadanos mayores de 65 años son, en números absolutos, el grupo que menos sufre delitos digitales, casi un tercio de ellos ha sido víctima de estos engaños, cuyo objetivo es beneficiarse económicamente.
¿Por qué los séniors son un blanco perfecto?
Falta de conocimiento y exceso de confianza
Hay algunas razones que podrían explicar que los estafadores informáticos se aprovechen de las personas de edad más avanzada: una menor familiaridad con la tecnología, la buena fe e incluso el miedo. La abogada Adriana Auset, especialista en derecho de familia, afirma que se trata de adultos que “no han crecido ni se han educado con medios o dispositivos electrónicos, por lo que no están acostumbrados. Si a ello se le une el hecho de que suelen confiar más en las personas y en la información o publicidad que reciben, no es de extrañar que sean uno de los colectivos vulnerables”.
La experta asegura que esta vulnerabilidad de quienes reciben con cierta frecuencia falsos avisos a sus teléfonos móviles sobre incidencias bancarias, “acentúa la necesidad de mejorar la educación digital y las medidas de protección hacia este colectivo, y dotarlos de medios suficientes para no caer en las trampas y poder navegar en internet con seguridad”.
(Los mayores) Suelen confiar más en las personas y en la información o publicidad que reciben,
Como el de Ramón, hay infinidad de casos, y cada vez son más sofisticados y difíciles de detectar. Además, la inteligencia artificial está suponiendo un reto aún más desafiante para los mayores. Del Informe sobre el fraude fiscal a personas mayores: España, elaborado por Feedzai, se extrae que el 36% de las estafas informáticas se inician en el correo electrónico y el 24% por teléfono. Pero también estos delitos se cuelan por Whatsapp, Telegram y otras redes sociales.
Los estafadores suelen coincidir en que, primero, tratan de ganarse la confianza de su víctima, haciéndose pasar por algún conocido o una empresa o entidad de renombre como su banco, por ejemplo, o desplegando todas las habilidades blandas, para luego, establecer cierto vínculo y obtener lo que desean: los datos personales, claves y contraseñas, y números de cuentas bancarias. De hecho, la encuesta mencionada concluye que el 41% de las personas mayores afectadas han pagado a sus estafadores a través de una transferencia.
Pero el daño va más allá del dinero. Estas situaciones tienen repercusión emocional en las personas, sobre todo en la autoestima, la seguridad y la confianza, haciéndolas sentir expuestas e incluso avergonzadas, tanto que ni siquiera quieren contarlo a su familia. Más de la mitad de los encuestados del informe sintió enfado y un 27 %, miedo. Como consecuencia, casi dos tercios de este grupo declaró haber buscado ayuda en profesionales de la salud mental tras su experiencia. Ramón lo recuerda con malestar: “lo hemos pasado muy muy mal, porque nos sentimos muy vulnerables”.
Los ciberdelitos más habituales
De estafas amorosas a suplantación de identidad
Los expertos del Plan Mayor Seguridad de la Policía Nacional aseguran que los delitos informáticos a los que se exponen las personas mayores de 65 años, especialmente, ahora en época de vacaciones, son:
- Phishing. Uno de los más habituales. Consiste en el envío masivo de correos electrónicos o mensajes de texto SMS, a menudo suplantando identidades de empresas u organismos públicos como entidades bancarias. En estos mensajes suele aparecer un enlace al que se insta a acceder para realizar algún trámite, redirigiendo entonces a la víctima a una página web fraudulenta, en la que se solicitan datos personales, como DNI o tarjetas de crédito.
- “Cartas nigerianas”. Se trata de un mensaje, a través de correo electrónico, WhatsApp, o alguna otra red social, indicando a la posible víctima que va a recibir una gran cantidad de dinero. El engaño, en este caso, consiste en hacer creer a la víctima que es beneficiaria de una fortuna inexistente, persuadiéndola para que pague por adelantado cierta cantidad de dinero en concepto de gastos de gestión o tasas o cualquier otro. De la misma manera ocurre cuando se comunica que se ha ganado un premio en un sorteo en el que ni siquiera se ha participado.
- Suplantación de identidad. Es el uso no autorizado y malintencionado de los datos personales de un tercero para actuar en su nombre, es decir, fingir ser otra persona. En el ámbito digital, es común ver este tipo de actuaciones en redes sociales, donde ciertas personas crean perfiles falsos para interactuar en nombre de otros.
- Estafas amorosas. Según el informe de Feedzai, las estafas románticas representan el 25 % del fraude a personas mayores. Los ciberdelincuentes inventan un supuesto romance con una persona que han creado ficticiamente en redes sociales. Normalmente, va a tratarse de alguien que reside lejos de la víctima y que le solicita dinero para poder ir a visitarla en algún momento. Un encuentro que nunca tiene lugar, claro.
- Secuestro virtual. Una llamada alerta a la víctima de que un familiar suyo se encuentra supuestamente secuestrado, lo que genera una situación de estrés que aprovechan los delincuentes para exigir un pago. Algo parecido es cuando escriben por WhatsApp, simulando que un hijo de la víctima está en apuros: “Mamá, he tenido un problema y no puedo usar mi móvil, por lo que necesito que mandes inmediatamente una transferencia al siguiente número de cuenta o un Bizum a este móvil”. Ante la respuesta positiva de la víctima, el estafador continúa intenta reclamar la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo.
- Préstamo engañoso. Se encuentran anuncios o publicaciones de algunas personas que de forma altruista se ofrecen a realizar préstamos de dinero con un interés muy bajo. Antes de proceder a la transferencia del dinero, se requiere un pago inicial a modo de gastos administrativos que, una vez aceptado por la víctima, desaparece el prestamista.
Qué hacer para prevenir las estafas digitales
Consejos clave
A Ramón no le gustan las tarjetas de crédito porque prefiere pagar en metálico, aun siendo consciente de que esta y el móvil son los medios de pago mayoritarios hoy en día. Pero ya está aplicando algunas medidas necesarias para que no pasar sustos. “No acepto las cookies, he configurado mis compras con la doble confirmación, sobre todo en reservas, cambio las contraseñas, y no dejo nunca pantallas abiertas, como hacía antes. He ido a un cursillo y he aprendido que entregamos mucha información cada vez que ponemos un dato y, aunque nos estamos adaptando bien a la tecnología, se nos queda un poco grande”.
Para que se produzcan estos delitos, en la mayoría de los casos, es necesario recibir algún tipo de mensaje, solicitud de amistad por redes sociales, o llamada telefónica e interactuar con el ciberdelincuente de alguna manera. Desde el Plan Mayor de Seguridad de la Policía Nacional nos proporcionan una serie de consejos para prevenir.
● Para empezar, nos recuerdan la importancia de «no clicar en enlaces desconocidos, ni descargar ningún tipo de archivo, así como desconfiar de los mensajes que recibimos de direcciones que no conocemos. Y, en ningún caso, facilitar datos personales a personas desconocidas». Lo mismo cuando alguien ofrece un premio solo por entrar en una web o ganar dinero sin hacer nada.
● Si bien cada vez es más difícil descubrir las imitaciones, hay que estar alerta a determinadas señales que podamos encontrar en el contenido de los mensajes, como faltas de ortografía, mala redacción, amenazas o que soliciten datos personales o bancarios.
● Cabe recordar que los organismos e instituciones oficiales, así como las entidades bancarias, no remiten enlaces a través de correo electrónico ni solicitan que cambiemos las claves u otros datos personales. Y, si alguien pide dinero por teléfono o internet, saber que hay muchas posibilidades de que sea una estafa.
● En caso de recibir un mensaje o una llamada de alguien que no conocemos, se recomienda dejar de interactuar con esa persona, sobre todo, si solicita datos personales o dinero. Además, bloquear su cuenta.
● Utilizar contraseñas seguras combinando letras mayúsculas y minúsculas con números y caracteres especiales. Y no compartirlas.
● Revisar la cuenta bancaria de manera periódica, para comprobar que no se hayan producido cargos o compras que no hemos realizado.
● Evitar realizar operaciones como comprar en páginas web, mientras se esté usando una conexión a internet pública. Ahora, que llega la época de vacaciones, se aconseja no utilizar el wifi abierto de hoteles o cafeterías.
● Desconfiar si se recibe una llamada donde afirman tener a un familiar secuestrado. Hay que mantener la calma y estar atentos a las señales que indican que la llamada se trata de una estafa. En estos casos es importante tratar de comunicarnos con la persona supuestamente secuestrada y, en cualquier caso, ponerlo en conocimiento de la Policía Nacional.
● Por último, y de manera concreta en el caso del phishing, es importante recordar que el hecho de haber pinchado en un enlace recibido, no es sinónimo de haber sido estafado, pues es necesario introducir los datos personales o bancarios para que se produzca el fraude.
¿Y si ya se ha producido el delito?
Cómo actuar
La abogada recomienda llamar al banco para que bloqueen tarjetas y procedan a cambiar todas las contraseñas. Luego, conseguir todas las pruebas posibles realizando capturas de pantallas; explicar el fraude en la web del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) para que lo reporten y poner una denuncia en la Policía.
Con denuncia en mano, se puede reclamar en el banco la restitución de las cantidades sustraídas. La experta sugiere la ayuda profesional en caso de que el banco se niegue a devolver las cantidades.
Historias séniors
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