Manel Esteller, director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras (IJC-CERCA), investigador ICREA y Catedrático de Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, está reconocido como uno de los científicos más destacados del mundo por la prestigiosa Universidad Stanford. Junto a Salvador Macip, médico e investigador y director de Ciencias de la Salud de la UOC, acaba de publicar El secreto de la vida eterna. Todo lo que sabemos para vivir más y mejor (Grijalbo; en catalán, Rosa dels Vents). Conversamos con él sobre longevidad, genes, hábitos, envejecimiento y salud.
El secreto de la vida eterna. ¿Estamos cerca de desvelarlo?
El libro se podría titular también Los secretos de la vida eterna, porque son más de uno; algunos se van desvelando, otros todavía no. En los últimos 10 años hemos descubierto muchísimas claves del envejecimiento, de por qué las células mueren. Ya es posible encontrar biomarcadores de envejecimiento y quizá ya podemos empezar a intervenir en el proceso para enlentecerlo. Una de las ideas del libro es explicar las bases para añadir más vida a los años y no más años a la vida. No queremos hacer récord Guinness de supervivencia, si no es con calidad de vida.
Como especie humana estamos viviendo mucho más de lo que nos tocaría: en los últimos 50 años el avance tecnológico y biomédico ha sido increíble
¿Estamos viviendo más de lo que se esperaba y por eso enfermamos tanto al final de la vida?
Como especie humana, homo sapiens, estamos viviendo mucho más de lo que nos tocaría. Hace nada que bajamos de los árboles, empezamos a correr, a escapar de otros carnívoros… Nuestro cerebro aún no se ha adaptado a esos cambios. Quizá eso tiene que ver con la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Hace poco tiempo que nuestro organismo tiene la capacidad técnica de sobrevivir tantos años, y esto es debido a que, en los últimos 50 años, el avance tecnológico y biomédico ha sido increíble.
¿Cómo va la investigación con Maria Branyas, la mujer de mayor edad del mundo, con 116 años? ¿Qué han podido observar hasta ahora?
Lo primero, quisiera agradecer a María y a toda su familia su colaboración. Su material biológico nos puede dar claves muy importantes para el envejecimiento saludable. Maria no tiene arteriosclerosis, ni demencia, ni ha tenido cáncer. Tiene artrosis y defectos de audición, lo que se espera cuando tienes más de 116 años. Podemos ver, por ejemplo, cómo está su ADN, cuál es su edad biológica versus su edad cronológica, mirar marcadores en su sangre. Podemos saber cómo está su sistema de oxidación, sus cromosomas, ver si le quedan células madre, que regeneran los tejidos…
Hoy ya podemos ir a un centro y saber de qué geografía viene tu ADN: hay compañías en las que de forma privada puedes solicitar tu edad biológica
¿Todos estos datos ya están recogidos?
Estamos en ello. Por una parte, en su historia familiar hay más personas por encima de 90 años de las que se esperaría. Por lo tanto, seguramente habrá un componente genético en su longevidad. Hay más de 200 genes implicados en el envejecimiento y vamos a verlos; quizá no tenga genes de riesgo de enfermedades como el Alzheimer, por ejemplo. A parte de esto, hemos medido también su reloj biológico. Usando la epigenética, el control del ADN, hemos visto que tiene una edad biológica de 106 años, diez menos que su edad cronológica.
¿Todos podemos saber nuestra edad biológica real?
Cada vez se está popularizando más. Igual que ahora podemos ir a un centro y saber de qué geografía viene tu ADN, ya empiezan a haber compañías en las que de forma privada puedes solicitar tu edad biológica.
¿Qué marcadores hay para determinar la edad biológica?
Hay muchos, pero quizás los marcadores más sencillos son los epigenéticos, que es cómo el ambiente va hablando con tus genes. Cuando los insulta, entonces las marcas epigenéticas son peores. Cuando hay un ambiente confortable que permite desarrollarse, tus marcas epigenéticas son mejores y tienes una edad incluso a veces menor que la edad cronológica. Los grandes fumadores, grandes bebedores o los que tienen una infección crónica, envejecen mucho antes. La reacción solar hace envejecer también e incluso la gente que hace deportes extremos de forma continua envejece mucho antes. Son factores externos que actúan sobre nuestras células.
Hay una parte de envejecimiento que es genético y otra parte que es ambiental. ¿Cuál tiene más peso?
Depende de las personas, de los hábitos y de su genética. Por ejemplo, hemos publicado un artículo en Science donde descubrimos que hay un agente ambiental que se llama formaldehído, que cambia tu epigenética y la empeora, se asocia a enfermedades como el cáncer y otras. Pero hay factores genéticos: si tus padres han vivido más de 90 años, tienes una elevada probabilidad de vivirlos. Aun así, hay factores genéticos que a veces son debidos a mutaciones, e ir acumulando mutaciones en tu ADN de forma precoz, no es bueno.
¿Entonces qué porcentaje del envejecimiento es genético y qué porcentaje podemos variar con los hábitos?
Es difícil de calcular. A mí me gusta pensar que es un 50%, es decir, la mitad viene determinado por lo que hacemos. Se comprobó en un estudio con unos hermanos gemelos. Uno se quedó en la tierra y otro fue al espacio. La genética era la misma, lo que importaba era la ingravidez, las radiaciones, etcétera. El del espacio envejeció más, evidentemente, ya que es un medio muy agresivo para los humanos. No estamos preparados para correr en la sabana ni para ir al espacio.
Las personas más longevas del mundo suelen estar en Japón y suelen ser mujeres con una dieta rica en pescado azul
Entonces, ¿la mitad de nuestro envejecimiento está de nuestra mano?
Como mínimo la mitad, si no más. Eso está claro. Un ejemplo: la enfermedad cardiovascular. La dieta rica en grasas va dañando las paredes, nos va haciendo envejecer por fuera y por dentro. El exceso de comida, de dulces… La diabetes tipo 2 y la obesidad nos hacen envejecer mucho.
Evitar el tabaco y el alcohol, huir del sedentarismo… ¿Ya nos los sabemos todo?
Ahora sabemos el decálogo de la vida sana, pero conocemos también las vías celulares donde actúa esto.
En alimentación, está de moda el ayuno y la “restricción calórica”...
En ratones, quedarse con un poco de hambre les hace vivir un poco más, y aquí puede estar la clave. Pero esto no se ha demostrado claramente en humanos y, por tanto, hay que huir de dietas no controladas ni regladas. ¿Ayuno intermitente? Hay que huir de todo ese tipo de cosas porque no hay una demostración clara de que contribuyan. El equilibrio estaría en el punto medio, no comer demasiado ni demasiado poco.
En Japón siguen el 'hara hachi bu', comer solo hasta el 80%, no hasta quedarse lleno…
Las personas más longevas del mundo suelen estar en Japón y suelen ser mujeres. Hay dos factores. Uno tiene que ver con la dieta: en Japón hay más consumo de pescado azul, beneficioso para la salud. El segundo factor es que son mujeres y las mujeres viven más que los hombres normalmente.
La vida social activa es muy importante. María Branyas siempre tuvo muchas amigas y amigos y un círculo familiar muy beneficioso. Esto ayuda a envejecer mejor...
¿A los 40, 50 u 70 años, todavía podemos hacer algo para envejecer mejor? ¿O hay una edad a la que ya es tarde para actuar?
Nunca es tarde para cuidarse, ralentizar el envejecimiento y tener una vida más prolongada. ¡Nunca es tarde! Nuestras células son bastante flexibles. Si se cambian conductas, las células pueden volver atrás. Si un fumador deja de fumar, sus células pulmonares, bucales o de la garganta regresan bastante a como eran -aunque no completamente-. De la misma manera, ayuda empezar a hacer ejercicio moderado. A medida que envejecemos perdemos musculatura esquelética y el ejercicio evita eso. Reforzar músculo y hueso es clave especialmente en mujeres, porque debido al déficit hormonal hay alteraciones. Pero esto es así tanto en hombres como en mujeres.
¿Qué papel tienen las relaciones sociales?
La vida social activa es muy importante. María Branyas siempre tuvo una vida social muy valiosa, muchas amigas y amigos y un círculo familiar muy beneficioso. Esto ayuda a envejecer mejor por muchos motivos, porque nuestro cerebro es un órgano muy adaptable y cuantas más vías distintas pueda usar, cuantos más circuitos, mejor. Si haces cada día lo mismo y lo haces solo, básicamente hay un circuito o máximo dos. Si tienes muchos circuitos neuronales, eso ayuda a esta mejor vejez, conservando la máxima de la capacidad cognitiva.
La oxidación es un proceso del envejecimiento. ¿Funciona tomar antioxidantes?
Oxidación significa que, poco a poco, nuestras proteínas, que son las que hacen las funciones de nuestras células, van cambiando químicamente y van perdiendo su actividad porque se oxidan. Ahora hay un gran negocio de los antioxidantes, pero las bases científicas de este negocio no son tan claras, la mayoría de estos productos son parafarmacéuticos, no han sido aprobados por ni un comité clínico ni por un estudio claro. Por tanto, su eficacia está claramente en discusión. Algunos pueden estar asociados a enfermedad en exceso: tan malo es estar hipooxidado como hiperoxidado.
En 10 años tendremos fármacos contra las tres grandes enfermedades crónicas de la vejez: el cáncer, la enfermedad cardiovascular y la neurodemencia
Y en cuanto a las terapias hormonales antiedad (con cápsulas, chips subcutáneos…). ¿Está probado su efecto?
Hay terapias hormonales, sobre todo para la mujer, que bajo receta médica, pueden ser adecuadas. Pero es cierto que hay muchos tratamientos hormonales que no tienen una base científica clara. Las vías celulares, que se han estado descubriendo en los últimos 10 años, sí que van a generar fármacos mucho más concretos. Habrá próximamente fármacos antienvejecimiento específicos. Serán moléculas con nombres complejos, a veces derivadas de productos naturales, pero modificadas químicamente. Por ejemplo, tendrán efecto induciendo restricción calórica específica donde toca, previniendo la oxidación de la proteína concreta que lo necesita, o ayudando a reparar el ADN que toca. Quizá serán multipíldoras.
¿Cuántos años podemos tardar en ver esos fármacos?
Creemos que en diez años estos fármacos estarán ya disponibles completamente, medicamentos que reducirán el envejecimiento de las células.
¿Estarán disponibles para pacientes de enfermedades concretas o para todo el mundo?
Si están disponibles para enfermedades concretas, estaremos dando mucha esperanza de vida ya con las tres grandes enfermedades crónicas de la vejez: el cáncer, la enfermedad cardiovascular y la neurodemencia. Tratamientos contra estas tres ya nos dan supervivencia y un envejecimiento más saludable. Esto añadiría 10-15 años más y nos iríamos ya casi a los 100 años de esperanza de vida. Estos fármacos seguramente estarán aprobados también por la sanidad pública, porque eventualmente reducirán la patología, serán baratos, y harán que vayamos menos al hospital, reduciendo el gasto público.
¿Cómo está la investigación para frenar el envejecimiento con células madre?
Las células madres son capaces de regenerar un tejido. A medida que envejecemos, vamos perdiéndolas. Cada vez hay más inversión sobre esto, es una investigación muy puntera para intentar volver a generar células madre. Esto llegará seguramente más tarde que los fármacos, porque requiere una biología un poco más compleja.
En 10 años puede que lleguemos al 75 u 80% de curación de todos los casos de cáncer
El cáncer es una de las enfermedades del envejecimiento. ¿En qué punto estamos de supervivencia?
Hoy en día se curan el 65% de los tumores y cada año se suele añadir entre 1,5 o un 2% más de curaciones globales. En 10 años puede que lleguemos al 75 u 80% de curación de todos los casos de cáncer. Recordemos que el pico de cáncer es a los 62, 65 años, cuando aparecen más casos nuevos.
La cifra de nuevos casos de cáncer entre menores de 50 años registró un aumento del 79,1 % en el mundo entre 1990 y 2019, según BMJ Oncology. ¿Qué está pasando?
Hay muchos factores. Primero, se detectan más cuando son más pequeños, por el sistema de cribado. Segundo, hay buenos diagnósticos, antes no se sabía lo que era y ahora le ponemos un nombre clarísimo. Hay muchísimos casos nuevos, pero hay muchas curaciones. El de útero era la causa principal de muerte por cáncer en el estado y ahora tiene una mortalidad del 5 o 10 % de los casos.
¿Pronto podremos saber si tenemos un cáncer en fase inicial con analíticas de sangre?
Hay que investigar para la detección precoz, cuando la enfermedad es mínima. Cada vez más, gracias a la biopsia líquida, que se detecta sangre, se puede determinar si hay riesgo de cáncer (porque hay un determinado gen) o hay un pequeño tumor. Esto se empieza a hacer ahora, hay mucha inversión en ello, sería un gran avance.
El Alzheimer, la gran enfermedad del cerebro, no tiene cura. ¿En qué punto estamos?
Si tenemos una generación que llega a los 90 o 95 años de forma frecuente, pero tienen Alzheimer, estarán muchos años en un estado pseudozombi. Eso es un sufrimiento para ellos, para el entorno, para la sociedad, para todos. Esta es una investigación altamente prioritaria. Ahora tenemos un fármaco que enlentece los casos precoces, pero es todavía muy caro, experimental.
¿Se puede hacer prevención del Alzheimer?
Es complicada, es una enfermedad asociada a esta disociación entre la edad como especie y la edad que tenemos, porque nuestro cerebro nos ha adaptado todavía a eso. Puede que haya también factores ambientales, como metales pequeños de la contaminación atmosférica. Se cree que las dietas más equilibradas (sin excesos de azúcar ni de grasas) ayudarían porque hay un tipo de demencia debida a depósitos de grasa en el cerebro. Además, si hay distintos circuitos neuronales alternativos, tarda un poco más en desarrollarse la enfermedad: muchos contactos sociales y muchas actividades, nos ayudarán.