Nuria Aparicio trabaja en una empresa de mantenimiento industrial e ingeniería de superficies. Es técnica de fabricación mecánica y, tras pasar por un torno, ahora ocupa su jornada laboral en otra máquina: una rectificadora. Marta Pons es técnica audiovisual. En su día a día monta todo tipo de material y tecnología audiovisual para eventos: desde pantallas, pasando por altavoces y luces hasta escenarios. De haberlas, las hay. Pero aún son pocas las mujeres que, como ellas, optan por trabajar en sectores donde todavía predomina el sexo masculino.
Los expertos advierten que sigue habiendo muchos prejuicios y estereotipos que merman la iniciativa que puedan tener ellas (o ellos) a la hora de lanzarse a este tipo de puestos de trabajo. "Tradicionalmente hay trabajos que van asociados a un sexo. Tareas que se ha considerado que las pueden desarrollar mujeres u hombres (no ambos). Estos estereotipos se consideran como ciertos y crean una barrera importante", señala el profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y coach de directivos, Manel Fernández.
Estereotipos que condicionanSin barreras
1Disposición a viajar. Se cree erróneamente que las mujeres tienen menos predisposición a viajar y a trasladarse que los hombres.
2Forma física. La normativa de seguridad laboral limita la carga de un hombre y una mujer, y es diferente entre ambos. En algunos casos, se llegan a suprimir puestos de trabajo para mujeres con alta carga física. "Pero una cosa es la condición física y otra la fuerza física", admite Fernández.
3Supervisión del trabajo. Un estereotipo que limita la presencia de la mujer en determinadas profesiones es que la mujer tiene escasa disposición o capacidad de supervisar el trabajo de otras personas y, por lo tanto, no tiene liderazgo. "Una cuestión absurda que deriva en que la mujer no pueda acceder a puestos de responsabilidad", indica Fernández.
El techo de cristal
Más exigencia
En entornos muy masculinizados, como son los cargos directivos, existe el llamado techo de cristal. "Es muy difícil acceder a determinadas posiciones laborales porque hay unas reglas y unos códigos muy masculinos, como los horarios, las reuniones... En definitiva, una homosociabilidad, es decir, una forma de actuar vinculada a lo masculino, muy hegemónico y concreto", señala el sociólogo y profesor de la Universitat de Girona (UdG), Paco Abril.
Los estereotipos se consideran como ciertos y crean una barrera importante
Además, las mujeres que finalmente alcanzan estos puestos -muchas renuncian a intentarlo al no sentirse cómodas- han de evidenciar que están allí por alguna cosa, y se encuentran con obligaciones y dificultades añadidas. "Para que a las mujeres se les reconozcan su trabajo han de demostrar que son competentes igual que los hombres y han de trabajar el doble. Tienen que justificarse más y de forma permanente, acertar en todo y ser extremadamente eficientes. En definitiva, sobre ellas recae una sobrexigencia", lamenta Fernández.
Unas presiones que para nada les favorecen. "En estas situaciones, la mujer tiende inevitablemente a masculinizarse. Es necesario que desarrolle su propio modelo, conecte con su esencia y su intuición. Ser consciente de cuáles son sus puntos fuertes le dará fuerza y le permitirá adaptarse mejor. No ha de buscar el reconocimiento con conductas masculinas ni copiar el modelo que prevalezca. Todas las personas tenemos energías, tanto masculinas como femeninas, y estos atributos diferentes están hechos para complementarse y nos enriquecen personalmente", señala Carme Busquets, psicóloga y máster en psicología clínica y de la salud.
Seas hombre o mujer, has de buscar aquello que realmente quieres
Cuando la mujer consigue acceder a trabajos donde predomina el sexo masculino, su aportación supone, sin duda alguna, un valor. Así lo corrobora un estudio sobre corresponsabilidad y empresas que está llevando a cabo la Universitat de Girona en el ámbito europeo. "Se mejora el clima laboral, la productividad, las políticas en relación a la igualdad", detalla el sociólogo Paco Abril, impulsor de la investigación.
Una mujer mejora el clima laboral, la productividad y las políticas en relación a la igualdad
Inmersa en una transformación en temas de igualdad, la sociedad actual todavía se halla en las primeras etapas del cambio, indican los expertos. Y es que, pese a las nuevas leyes, la realidad sigue siendo terca: sistemas de telecomunicaciones, mantenimiento electrónico, diseño en fabricación mecánica, mecatrónica industrial o transporte son sectores masculinos. Y los trabajos de limpieza, de salud y docencia, entre otros, siguen estando todavía más ocupados por mujeres.
Desde la infancia
En casa y en la escuela
La brecha de género entre unos empleos y otros nace, aseguran los especialistas, en el ámbito familiar y la escuela. "Existen unos roles y unos estereotipos vinculados y socialmente aceptados. Nos educan y nos tratan en función de ellos. Algunos estudios corroboran que a un bebé se le trata diferente si es niño o niña por la delicadeza, porque se promueve la belleza en el caso de las niñas... Después, en la escuela y a través de los medios de comunicación estos hábitos también se van adquiriendo y alimentando. Y se integran a través de la socialización a lo largo de la vida", precisa Abril.
Además, el grupo puede ejercer como freno para determinadas personas, por verse diferente a la mayoría o por unas supuestas expectativas que recaen sobre ellos. "Aquellos que no actúan como se espera según su género se les puede llegar a criminalizar, con violencia verbal o física. Se dice que las chicas que juegan al fútbol son marimachos y los niños que juegan a muñecas unas nenas", enfatiza este experto.
Para que a las mujeres se les reconozca su trabajo han de trabajar el doble
¿Qué hacer? Reforzar su autoestima será una forma de evitarles un más que probable conflicto psicológico. "Es necesario comunicar a estos niños o niñas de manera clara y breve que su conducta no es un problema y que es legítima. Hay hombres muy femeninos y mujeres muy masculinas. Si bien existen diferencias conductuales entre niños y niñas cada persona es diferente por si misma. Es importante no avergonzarse y actuar expresando lo que se siente. No reprimir estos impulsos ni las emociones", indica Busquets.
Para abordar el tema, los especialistas indican que hay que dirigirse a ellos (o ellas) ofreciéndoles libertad para escoger. "Sintonizar con el niño o niña de manera sencilla y con palabras que nos salgan del corazón la importancia de explorar con libertad la propia manera de ser, jugando y siendo curioso. Recordar que la aceptación de los otros es una emoción agradable, pero no necesaria", agrega esta psicóloga.
Albert López Guàrdia, de 39 años, es maestro de educación infantil. En su caso, está rodeado de compañeras de trabajo. Una profesión que hace por "vocación y placer". "Para mi la educación es un oficio y un espacio para transformar la sociedad. Los adultos valoramos la infancia por el que representa en el futuro, cuando en realidad su potencial transformador recae en la naturaleza propia de la infancia, de la cultura de los niños y el que puedan aportar en el mundo adulto".
Según explica, "la feminización del oficio viene más por una cultura donde el cuidado está delegado a las mujeres" y asegura que "ser hombre o mujer no condiciona a la hora de acceder a ser maestro, al menos en la etapa de 0 a 6 años". Pese a ello, confiesa que este es un oficio con discriminaciones. "Yo las he vivido pero no por ser hombre, sino por dedicarme a un oficio feminizado dentro de una sociedad como la actual", agrega este maestro.
Un camino hacia dentro
Escucharse uno mismo
A parte de lo que se vive y aprende en la escuela, la influencia que acaban ejerciendo los padres suele ser determinante para sus hijos. "Los padres dirigen a sus hijos pensando qué puede ser lo mejor para ellos", relata Fernández, quien advierte que en este sentido tenemos un reto: "dejarles que descubran su propio talento". Y es que, más allá de vencer los estereotipos, conectar con el talento propio y revisar las creencias es lo primero que ha de hacer cualquiera que tiene un sueño en la vida, explica.
Es el caso de Nuria Aparicio, a quien le gustaba poder imaginar cosas en el ordenador para después convertir en realidad esas creaciones. Pese a haber pocas mujeres en ese ámbito, emprendió su propio reto para buscar un trabajo estable: estudió fabricación mecánica en Valencia y después ya se quedó en la empresa TM Comas, en Blanes, donde hizo las prácticas.
Existen unos roles y unos estereotipos y nos educan y nos tratan en función de ellos
"No se trata de si son hombres o mujeres, sino de que estén preparados o preparadas para trabajar en el sector. Al final el valor de las empresas son las personas que las forman, y este valor es más rico si hay diversidad de género, de cultura y religiones", advierte Georgina Comas, adjunta a gerencia de la firma. Según ella, es necesario romper estereotipos, porque el sector no tiene por qué ser ni más masculino ni femenino. "Cada uno tiene que hacer aquello que le gusta", señala esta empresaria.
Las carreras
Más mujeres en los estudios técnicos
Cada vez son más las mujeres que entran a formarse en carreras técnicas. Cuando Marta Pons estudió en la escuela universitaria ERAM de la UdG, mayoritariamente eran hombres. Ahora la situación ha mejorado. "El sector audiovisual es muy integrador. Nunca me he sentido discriminada por el hecho de ser mujer", asegura Pons, que regenta, junto con su hermano, la firma ICMedia, en Sarrià de Ter. Sus compañeros aseguran que las mujeres aportan en el sector un sentido del detalle y un mayor punto de modernidad en los eventos.
Precisamente, TM Comas ha puesto en marcha un grado en mecánica y mecatrónica industrial que ofrecen desde el centro politécnico Comas (Comastech), el único con estos estudios en Catalunya. Su objetivo es formar a los estudiantes y dar respuesta a una necesidad del mercado. Se han matriculado ocho personas, pero de momento ninguna mujer. "En el sector del metal actualmente no hace falta mucha fuerza para hacer las cosas. Para eso ya hay grúas. Más bien necesitas ingenio", advierte Comas. "No hay nada que justifique que sea un trabajo de hombres. En todo caso es un sector poco conocido. Y no requiere fuerza, ni mover piezas grandes", agrega Aparicio.
Hacia una nueva realidad
Nuevos y pequeños cambios
En Rusia, la actual ley de Trabajo ha permitido desbloquear la conducción de trenes para que las mujeres puedan ponerse a los mandos del metro de Moscú. Antes se consideraba un trabajo peligroso para ellas. Pero es sólo una pequeña modificación, porque las mujeres rusas todavía tienen prohibidas unas 500 profesiones, entre ellas las de soldadora, mecánica o buceadora.
Las empresas españolas, tras el decreto de plena igualdad entre hombres y mujeres en el entorno laboral, tienen ahora un marco para poder implantar planes que favorezcan el equilibrio, pero queda trabajo por hacer. "No quiere decir que sea un cambio en la conducta ni el comportamiento. Es un punto de referencia para aplicar medidas. La norma pretende igualar el trato y las oportunidades entre hombres y mujeres y eliminar cualquier discriminación directa o indirecta por razón de género", indica Fernández.
El valor de las empresas son las personas que las forman y es más rico si hay diversidad
También se ha aprobado la Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación (Lomloe), más conocida como la ley Celaá (por la ministra), que contempla medidas para promover el acceso de la mujeres a las carreras de ciencias, tecnologías y matemáticas, las denominadas Stem. Son pasos, pero todavía queda andadura.
Un camino en el que no hay que olvidar que "seas hombre o mujer, has de actuar según lo que deseas y buscando aquello que realmente quieres. Escuchando tus emociones y percepciones, independientemente de los conflictos que esto pueda conllevar con tus padres, o porque sea algo diferente a lo que se espera de ti. Lo que realmente importa es que lo que realmente eres devenga tu vida", recalca la psicóloga, Carme Busquets.