Mucho se ha hablado de la depresión posvacacional, aquella que se produce justo en el momento del retorno a la rutina después de unos días de relax. La “buena vida” y la desconexión con el mundo que se ha disfrutado durante un periodo de tiempo concreto choca de frente con el retorno a las obligaciones diarias, provocando un desaliento importante que afecta inevitablemente al estado anímico. En cambio, poco sabemos del caso contrario, de la ansiedad que sufren algunas personas cuando es momento de tomar vacaciones, que es aquello que ansía la inmensa mayoría.
Aunque parezca algo imposible gran parte de los mortales, la depresión vacacional, o también conocida como la 'depresión de la tumbona', es una realidad. Aflora entre un perfil social muy concreto y se produce por la sensación de vacío al no estar ocupados con el trabajo. Lógicamente, se asocia a personas con una vida laboral muy activa que generalmente disfrutan con sus tareas laborales.
“Suelen ser individuos muy autoexigentes, rígidos y muy perfeccionistas, que también tienen un componente muy adictivo a la hora de trabajar, ya que tienen que darlo todo y no saben delegar nada”, explica Laia Arias i Queralt, psiquiatra de la Unidad del Trastorno Límite de la Personalidad y del Trastorno de la Conducta Alimentaria del Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau de Barcelona.
El grado de autoexigencia de estas personas es tal que “lo pasan mal cuando llegan las vacaciones, porque creen que quien se queda al mando en el trabajo haciendo sus tareas no las hará como debe y significará tener que repetirlas a la vuelta”, añade la doctora. Se trata de una angustia que, más que a una depresión en sí, se asocia a un cuadro de ansiedad y fobia. “Para este tipo de adictos, las vacaciones pueden convertirse en un verdadero infierno”, resume Laia Arias.
El trabajo puede entenderse también como una vía de escape, porque mientras se trabaja de manera intensiva, no se piensa en aquellas cosas que producen malestar emocional
Estos comportamientos también pueden manifestarse como una manera de evadirse de los problemas, incluso familiares y domésticos. “El trabajo puede entenderse también como una vía de escape, porque mientras se trabaja de manera intensiva, no se suele pensar en aquellas cosas que nos producen malestar emocional”, explica Arias, recordando que mediante el aburrimiento muchas personas suelen reencontrarse con sus pensamientos y es aquí donde comienzan los desasosiegos.
Pero todas estas personas amenazadas por sus propios problemas y que emergen cuando se alejan de su oficina, tienen mecanismos para reducir el impacto de las vacaciones en sus vidas. Para la psiquiatra, “una buena previsión y organización de su tiempo libre evita que el individuo quede absorbido por las inquietudes laborales”, por lo que observa que estos perfiles organizan eventos de todo tipo y a todas horas para no tener tiempo para pensar en el trabajo.
La adicción al cometido laboral es una patología que pocos conocen, pero “es mucho más habitual de lo que nos pensamos”, declara la psiquiatra. De hecho, los médicos expertos insisten en asemejar este problema con otras dependencias, como la del juego, la del sexo e incluso la de las drogas. En el Hospital Sant Pau de Barcelona, existe una unidad específica para los trastornos de adicciones comportamentales que tiene como propósito el tratamiento de este tipo de personas que anhelan constantemente su regreso a la actividad laboral durante los periodos festivos. En este departamento, las familias de estos pacientes juegan un papel muy importante porque en muchas ocasiones se presentan relaciones disfuncionales que refuerzan dicho tipo de conducta.
Por lo general, este tipo de trabajadores acaban convirtiéndose en perfiles muy codiciados por los jefes, ya que encarnan a un individuo casi infalible donde la confianza que genera su dedicación es plena. “Por eso, cuando estas personas comienzan el tratamiento terapéutico y se las induce a reducir su entrega al trabajo, quienes lo detectan enseguida son sus superiores, por lo que le reprochan al empleado el cambio de productividad”, explica la doctora.
Veraneo atareado
Una buena previsión y organización del tiempo libre sirve para evitar que los que sufren este síndrome queden absorbidos por las inquietudes laborales
Pero la invasión del trabajo en las vidas privadas y el tiempo vacacional no es solo cosa de gente obsesionada. Algunos informes reflejan datos que validan la conexión que muchos trabajadores mantienen con su empleo mientras disfrutan de sus merecidas vacaciones. Ya en 2018, antes de la expansión de los recursos tecnológicos para desarrollar la actividad laboral desde nuestros hogares y desde nuestros dispositivos personales, el 51% de la población activa española declaraba responder correos electrónicos y atender llamadas de trabajo durante su veraneo o en sus fines de semana, según recogía el estudio anual sobre el Estado del Mercado Laboral que realiza cada año el portal InfoJobs y ESADE.
Por nivel laboral, a más responsabilidad en el trabajo, más crecía este porcentaje. En concreto, los trabajadores con cargo de empleado estaban conectados a su trabajo fuera del horario laboral en un 45% de los casos y los mandos intermedios, en un 68%; mientras que, en el caso de los cargos directivos, el 84% afirmaba atender su correspondencia digital y su teléfono fuera de la jornada laboral.
Cuando estos pacientes comienzan el tratamiento reducen su entrega y quienes lo detectan enseguida son sus superiores, por lo que le reprochan al empleado el cambio de productividad
Pero para la psiquiatra no solo la implicación del paciente se observa en el contacto con otras personas relacionadas con el empleo, como serían reuniones, llamadas telefónicas, mensajería instantánea o correos electrónicos, sino que también puede observarse en su mundo interior, en sus pensamientos constantes hacia sus tareas y obligaciones.
Según el Centro de Terapia Familiar de Murcia, 'la depresión de la tumbona' también se puede desencadenar por otros factores no tan relacionados con las causas laborales, pero que pueden afectar por igual a muchos individuos. Este tipo de ansiedad puede producirse por tener unas perspectivas demasiado altas de lo que será nuestro periodo de descanso, que no siempre alcanza la satisfacción planeada.
Y otra situación que puede empañarnos también el estado anímico de nuestro veraneo puede ser la discusión con la familia, que puede producirse durante esos momentos, ya que existen “más ocasiones para discutir con los nuestros sobre todas aquellas cuestiones que teníamos guardadas”.