Las razones por las que deberías tomarte una cerveza al día
Día Internacional de la Cerveza
Ya sabes lo que dicen: “una al año no hace daño”
Ahora en verano a quién no le gusta irse de cañas con los amigos a disfrutar del sol y la compañía. A pesar de que la OMS alerta de que el uso nocivo del alcohol es responsable de más de 200 enfermedades y trastornos, así como mata a 3,3 millones de personas cada año –5,9% de todas las defunciones–, hay un gran debate sobre si una ingesta diaria moderada es buena o no para la salud.
Lo cierto es que cuando le preguntaron a la centenaria Mildred Bowers acerca de su ‘secreto de longevidad’, la anciana respondió que por orden expresa de su médico se tomaba una pinta diaria a las cuatro de la tarde. De hecho, según una investigación de la Virginia Tech University los abstemios tienen un 19% más de probabilidades de sufrir una enfermedad coronaria que los bebedores habituales (uno o dos tragos durante tres o más días a la semana).
Al igual que otro estudio de la universidad de California afirma que un consumo de alcohol moderado podría ayudarte a sobrepasar los 90 años. No obstante, otras investigaciones ponen en duda los supuestos beneficios y piden a los médicos que las eliminen de sus recomendaciones.
Lo que ingieres cuando te bebes una
Marc Caballero, nutricionista, explica que la cerveza es una bebida fermentada de graduación alcohólica moderada –entre 4º a 8º–, aunque también existen de alta graduación (superan los 9º). Una cerveza normal de 5% vol. de alcohol, contiene aproximadamente 150 kcal por botella de 33 cl.
Su composición:
– Agua: principal ingrediente, varía entre un 96-94% según la graduación alcohólica. Sin embargo, Caballero advierte que aunque una buena hidratación y alimentación debe basarse en agua, nunca debe ser a través de bebidas alcohólicas”. Los minerales presentes en agua y que afectan al sabor de la cerveza son: calcio, hierro, magnesio, potasio y sodio. “El calcio influye en la turbiedad y el color; los sulfatos, que intervienen en el amargor de la cerveza; y los cloruros, que afectan a la textura de la bebida”, asegura el nutricionista.
– Cebada: es el cereal básico que se utiliza para su obtención (la malta), de alto contenido en hidratos de carbono. Al mismo tiempo contiene vitaminas del grupo B y minerales que enriquecen la cerveza.
– Lúpulo: se emplea para aromatizarla y obtener su característico sabor amargo. Esta planta, además de contribuir a la estabilidad de la espuma, aromatiza y tiene propiedades antisépticas. “Un punto a favor de la cerveza, es que a nivel de seguridad alimentaria al ser una bebida fermentada es más resistente al deterioro microbiológico”, sentencia Caballero.
Sin embargo, en la actualidad hay una gran variedad de tipologías de cervezas, como las sin gluten o sin alcohol –inferior al 1% y cuyo contenido calórico suele ser inferior–, por lo que su composición y nutrientes pueden variar mucho.
Los beneficios de un consumo moderado
El experto asegura la cerveza es rica en vitaminas del grupo B (niacina, riboflavina (B2), pridoxina (B6) y cobalamina (B12)), buenas para mantener el sistema cardiovascular saludable. Un equipo de investigación de la Universidad de Scranton en Pensilvania descubrió que las cervezas oscuras y las más fuertes pueden reducir la incidencia de ataques cardíacos, dado que ayudan a disminuir el colesterol y otras sustancias grasas que se acumulan en las paredes de las arterias.
Asimismo, Caballero afirma que la cerveza es una importante fuente de ácido fólico –3 microgramos por cada 100 ml– o folato (vitamina B9), esencial para el sistema nervioso y la regeneración de las células. También ayuda a regular los niveles de homocisteína, otro factor esencial contra enfermedades cardiovasculares. Del mismo modo que disminuye el riesgo de malformaciones en la médula espinal y previene gran parte de los defectos del tubo neural congénitos.
Según estudios de la Universidad de Extremadura y del King’s College of Londres, posee minerales como silicio, magnesio, fósforo y potasio que podrían estar asociados a la prevención de enfermedades óseas, disminución de riesgo de la enfermedad de Alzheimer y la mejora de los síntomas de la menopausia.
Por otro lado, Caballero confirma que posee bajo contenido en sodio, por lo que puede ser considerada una bebida opcional en dietas hiposódicas.
Mientras que una investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana constata que beber cerveza aumenta la cantidad de dopamina en el cerebro, te ayuda a estar más relajado y tranquilo, por tanto, podría ser un buen remedio contra el insomnio.
También señala que contiene polifenoles –antioxidantes naturales– que reducen los fenómenos oxidativos responsables del envejecimiento del organismo. De hecho, un estudio de científicos de la Universidad de Ontario aseguró que gracias a estos antioxidantes puede disminuir el riesgo de sufrir cataratas hasta en un 50%, especialmente en diabéticos.
El experto indica que otro de sus principales nutrientes es la fibra soluble, la cual ayuda a evitar el estreñimiento y contribuye a la disminución de la hipercolesterolemia. Por este mismo motivo, una investigación de Harvard aseguró que hombres de mediana edad que beben uno o dos vasos de cerveza al día parecen reducir su riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 hasta en un 25%. La fibra soluble es un material dietético que ayuda a controlar el azúcar en la sangre y desempeña un papel importante en la dieta de las personas que padecen diabetes.
Aun así, Caballero advierte que al tratarse de una bebida alcohólica su ingesta ha de ser moderada y tan solo de consumo cultural o social. Según la Guía de 2016 de la Alimentación Saludable de la Sociedad Español de Nutrición Comunitaria, no deben sobrepasarse las 2 o 2,5 unidades de alcohol al día en varones, y algo menos (1 o 1,5 unidades) en mujeres. “Este consumo solo se recomienda durante las comidas principales y se excluye a mujeres embarazadas, durante el horario laboral, a menores o personas que deban conducir un vehículo”, concluye.