Bulimia nerviosa: Claves para reconocer los síntomas en tu entorno

Salud mental

Detectar las señales a tiempo es fundamental para brindar apoyo y favorecer una recuperación efectiva

Una mujer se calienta las manos en un radiador

La bulimia puede reducir la temperatura corporal, indicando desnutrición. 

Getty Images/iStockphoto

La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que va más allá de los hábitos alimenticios, atrapando a quienes la experimentan en un ciclo de atracones seguidos de conductas compensatorias, como los vómitos autoinducidos, el uso de laxantes, el ejercicio excesivo o el ayuno prolongado. Aunque se refleja en comportamientos relacionados con la comida, es en realidad una batalla que deja profundas secuelas tanto físicas como mentales. Según el Hospital Clínic Barcelona, afecta entre el 1% y el 4% de la población mundial.

Las cifras sobre la bulimia continúan siendo alarmantes, especialmente entre adolescentes y mujeres jóvenes, quienes son más vulnerables a los estándares de belleza actuales. Aunque el 90% de los casos afecta a mujeres, también existen hombres que experimentan este trastorno. Su impacto social y emocional es considerable, por lo que el tratamiento debe enfocarse en abordar tanto sus causas como sus consecuencias. Itziar Flamarique, psiquiatra infantil del Hospital Clínic Barcelona, asegura que “los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades mentales graves y pueden afectar el funcionamiento global de la persona.”

Los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades mentales graves y pueden afectar el funcionamiento global de la persona.

Itziar FlamariquePsiquiatra infantil del Hospital Clínic Barcelona

Detectar la bulimia no siempre es fácil, ya que en muchos casos la persona afectada no reconoce el problema o minimiza su gravedad. Sin embargo, existen señales que pueden alertar a quienes la rodean. Entre los síntomas físicos más comunes se encuentran la inflamación de las glándulas salivales, que provoca hinchazón en las mejillas; las marcas en los nudillos debido al vómito autoinducido; y el deterioro de la piel y el cabello. Según Flamarique, “la bulimia no solo se trata de no querer comer o comer en exceso”, sino que “se caracteriza por los atracones seguidos de la sensación de pérdida de control y de intentos por compensar lo ingerido para no ganar peso.”

El impacto físico de la bulimia nerviosa es profundo y afecta a múltiples sistemas del cuerpo. El abuso de los vómitos, por ejemplo, puede causar problemas digestivos como el reflujo ácido o desgarros en el esófago. Además, este hábito daña el esmalte dental, lo que incrementa el riesgo de caries. La inflamación de las glándulas salivales es frecuente y puede hacer que la cara se hinche. La pérdida de electrolitos como el potasio y el sodio puede afectar el corazón, provocando arritmias, desmayos e incluso insuficiencia cardíaca.

La falta de nutrientes también impacta en la piel y el cabello, volviéndose secos y quebradizos. La caída del cabello y las uñas débiles son señales evidentes de estas deficiencias nutricionales. La bulimia también puede reducir la temperatura corporal, indicando desnutrición, y alterar el ciclo menstrual, lo que afecta la fertilidad y aumenta el riesgo de osteoporosis.

La bulimia no solo se trata de no querer comer o comer en exceso. Se caracteriza por los atracones seguidos de la sensación de pérdida de control y de intentos por compensar lo ingerido para no ganar peso.

Itziar FlamariquePsiquiatra infantil del Hospital Clínic Barcelona

Además de los efectos físicos, la bulimia nerviosa tiene un fuerte impacto emocional. Las personas que experimentan este trastorno a menudo enfrentan ansiedad, depresión, baja autoestima y aislamiento social. Después de los atracones, suelen sentir culpa y vergüenza, lo que perpetúa un ciclo de autodestrucción y angustia emocional. También pueden volverse obsesivas con la comida o experimentar cambios bruscos de peso. Además, los cambios de humor, la ansiedad y la autocrítica excesiva afectan tanto sus relaciones personales como su vida cotidiana. Estas conductas pueden ser señales de que alguien está sufriendo en silencio.

Es crucial entender que ni la persona afectada ni su entorno más cercano son culpables de la aparición de un trastorno de conducta alimentaria. Sin embargo, según Inés Hilker, psicóloga del Hospital Clínic Barcelona, reconocer los signos tempranos y buscar ayuda profesional es esencial para prevenir consecuencias más graves. “Con un diagnóstico temprano y una intervención adecuada, estos trastornos pueden curarse”, afirma Hilker. El apoyo emocional del entorno más cercano es esencial, así como seguir las recomendaciones de los terapeutas en cuanto a la alimentación.

Con un diagnóstico temprano y una intervención adecuada, estos trastornos pueden curarse.

Inés HilkerPsicóloga del Hospital Clínic Barcelona

El estigma asociado a los trastornos mentales a menudo impide que muchas personas busquen ayuda por temor al juicio. La bulimia nerviosa no es una elección ni una falta de autocontrol, sino una condición que requiere comprensión, apoyo y tratamiento profesional. Quienes la experimentan necesitan espacios seguros donde puedan expresarse sin miedo al rechazo, al tiempo que recibir la ayuda adecuada. Un tratamiento integral, que combine apoyo psicológico, nutricional y médico, puede ser clave para la recuperación y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.

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