Claves para identificar una crisis epiléptica

Epilepsia

La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más comunes

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Los síntomas suelen ir acompañados de pérdida de conocimiento.

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Aunque la epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más comunes, sigue siendo ampliamente desconocida y está rodeada de un estigma que impacta profundamente la vida de los pacientes y su entorno más cercano. Pocas personas serían capaces de ofrecer una definición clara de la enfermedad o identificar sus síntomas. Por eso, lo primero que hay que hacer es eliminar los prejuicios. En este sentido, la doctora Mar Carreño, neuróloga del Hospital Clínic Barcelona, subraya que “hay que aclarar que la epilepsia es una enfermedad neurológica o cerebral, y no psiquiátrica o mental”.

La epilepsia es un conjunto de trastornos del sistema nervioso causados por alteraciones en la actividad eléctrica cerebral, lo que da lugar a síntomas repentinos. De hecho, el término “epilepsia” proviene del griego “epilambaneim”, que significa “coger por sorpresa”. Los síntomas, conocidos como crisis epilépticas, suelen ir acompañados de pérdida de conocimiento. Estas crisis ocurren cuando hay una actividad neuronal excesiva, que provoca alteraciones repentinas y transitorias en la percepción, el comportamiento y la movilidad. La doctora Carreño explica que los síntomas de las crisis ocurren cuando “las neuronas descargan de más y lo hacen a la vez”.

Hay que aclarar que la epilepsia es una enfermedad neurológica o cerebral, y no psiquiátrica o mental

Doctora Mar CarreñoNeuróloga del Hospital Clínic Barcelona

Existen diferentes tipos de crisis epilépticas. Las crisis agudas sintomáticas son aquellas que se producen como consecuencia de un problema cerebral, como un ictus. Por otro lado, las crisis no provocadas ocurren sin un factor externo evidente. También se pueden clasificar según la zona del cerebro en la que se originan. Las crisis generalizadas afectan a redes de neuronas distribuidas por todo el cerebro, mientras que las crisis focales solo afectan a un hemisferio cerebral. Los síntomas varían según el tipo de crisis.

Los síntomas aparecen cuando se activan los grupos neuronales responsables de las crisis. Antes de perder el conocimiento, algunos pacientes experimentan una sensación conocida como aura. El tipo de aura depende de los grupos neuronales afectados, pero suele ser la misma en cada paciente. Algunas de las sensaciones más comunes son un miedo repentino, una sensación de déjà vu, náuseas, hormigueos, o la percepción de luces, colores o figuras. También pueden aparecer olores desagradables, ruidos anormales y distorsión del sonido.

Durante el examen físico, es posible detectar diversos signos que indican la presencia de la epilepsia. Entre ellos se encuentran alteraciones del nivel de conciencia, automatismos, rigidez, sacudidas musculares, convulsiones, confusión y dificultad para hablar. Reconocer estos signos es fundamental, ya que el diagnóstico de la epilepsia es clínico y se basa en la experiencia del paciente. “Lo más importante es explicar detalladamente en qué consisten los síntomas que uno tiene, por extraños que puedan ser al relatarlos”, apunta el doctor Fran Gil, neurólogo del Hospital Clínic Barcelona.

Las causas de la epilepsia son variadas. Pueden ser estructurales, como las originadas por un ictus, un traumatismo craneal o un tumor cerebral. También pueden ser infecciosas, que son las más comunes, genéticas o metabólicas. Otra posible causa son las alteraciones autoinmunes que afectan al sistema nervioso central. En algunos casos, la causa es desconocida. Además, existen hay factores de riesgo que influyen en su desarrollo, como tener familiares con antecedentes de crisis, problemas durante el parto, convulsiones febriles en la infancia, infecciones cerebrales o traumatismos craneales graves con pérdida de conocimiento.

Lo más importante va a ser explicar detalladamente en qué consisten los síntomas que uno tiene, por extraños que puedan ser al relatarlos

Doctor Fran GilNeurólogo del Hospital Clínic Barcelona

Aunque el 70% de los casos la epilepsia se puede controlar con fármacos, también pueden presentarse complicaciones. La más grave es el estatus epiléptico, que puede poner en riesgo la vida del paciente. Se trata de crisis que duran más de 30 minutos o de crisis repetidas sin recuperación entre ellas, generalmente provocadas por un incumplimiento del tratamiento farmacológico, accidentes cerebrovasculares, anoxia, alteraciones metabólicas, tumores o fiebre. Además, en algunos casos pueden quedar secuelas. El pronóstico dependerá de la causa de la crisis, su duración y la edad del paciente.

La epilepsia está asociada con un riesgo de ligeramente superior de mortalidad en comparación con la población general. Las principales causas de muerte relacionadas directamente con la epilepsia son la muerte súbita, que ocurre con mayor frecuencia durante crisis nocturnas o cuando la persona no está supervisada, los accidentes durante una crisis y el estatus epiléptico. A pesar de esto, si se sigue adecuadamente el tratamiento y se cumplen las recomendaciones de los expertos, es posible llevar una vida normal y activa.

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