La adolescencia es una época de cambios y uno de los más importantes se produce en la esfera sexual. Este desarrollo estará relacionado con la identidad personal, la búsqueda de la identidad -inclusive la identidad sexual- y el autoconcepto de autoestima sexual que se vaya desarrollando, es decir, la imagen que tenemos de nosotros mismos en relación a la sexualidad.
Por ello, la identidad de género, la orientación sexual,las atracciones emocionales y eróticas, el rol sexual -a través de creencias de conducta- y actitudes serán piezas claves. Como indican desde Platanamelón, el sano desarrollo sexual tendrá como consecuencia una buena autoestima sexual y una identidad sexual definida.
Autoestima e identidad sexual
La falta de educación e información sexual que reciben los adolescentes, además del consumo de pornografía y la “historia de vida” y experiencias de cada persona, tienen un impacto en la configuración de su autoestima sexual. Esta influencia en las decisiones que se toman en las relaciones íntimas: con quién se pretende estar, qué se atreve a hacer una persona y cómo de satisfecho se esté con la vida íntima de uno mismo.
La autoestima sexual ayuda a sentirse deseado, a saber disfrutar y a poner límites en las relaciones sexuales, teniendo siempre presente que el placer y cuidado es responsabilidad nuestra. La cultura y la sociedad en la que se crece, las experiencias vividas, la religiosidad o la edad son factores que influyen en nuestro concepto y experiencia de sexualidad, además de en nuestra autoestima y autoconcepto, es decir, cómo nos vemos en relación a ella.
Según el equipo de Platanomelón, existen señales que pueden alertar de una autoestima sexual baja. Rechazar el propio cuerpo y/o genitales puede provocar no estar a gusto y no poder disfrutar de nuestra sexualidad plenamente, mientras que preocuparse en exceso de dejar el listón alto puede llevar a la falta de deseo.
Tener baja autoestima nos repercute en nuestra vida y disfrute sexual y puede generarnos estrés y desconfianza. De hecho, podríamos estar limitando nuestro disfrute en favor del de la otra persona, realizando prácticas que nos hacen sentir cómodos por temor a decir que no, descuidando lo que realmente nos apetece hacer.
Para poder disfrutar de las relaciones sexuales entra en juego la autoaceptación sexual. Las sexólogas de Platanomelón recomiendan que el primer paso para sentirse cómodos con nuestro cuerpo es explorarse a uno mismo, descubrir qué nos gusta de nosotros mismos y qué nos produce placer, cuál es nuestro potencial erótico y erógeno, y aclarar dudas que puedan surgirnos.
Al igual que la personalidad en términos generales, la identidad sexual también se desarrolla en la adolescencia. La personalidad tiene una influencia directa en la sexualidad y viceversa. Desde los atrevidos a los introvertidos, de los pasionales a los románticos, de los aventureros a los más tradicionales y de los generosos a los más egoístas, entre otras características, forman parte de nuestra identidad sexual.
Presión social e identidad sexual
Muchos adolescentes sienten que la presión social les obliga a iniciarse antes o después en la sexualidad. Una vez esto ha ocurrido, entran en juego otras presiones como ser grandes amantes, tener cuerpos acordes con el estándar de belleza mainstream, proporcionar orgasmos o tener relaciones sexuales largas, entre muchas otras cuestiones influenciadas por el resto del mundo.
Las expectativas en el sexo preocupan demasiado a las personas, lo que puede cohibir y hacer que se dejen los gustos personales de lado y no se prioricen los propios, según explican las sexólogas de Platanomelón. Para lograr dejar atrás la presión sexual y poder descubrirse a sí mismo, hay que cuestionarse todo lo que uno ha aprendido y lo que está arraigado dentro de uno mismo para estar abierto a volver a aprender. De esta manera, se puede descubrir libremente sin prejuicios ni presiones lo que realmente le gusta a uno y de qué forma se quiere vivir.
Las experiencias sexuales de una persona pueden encaminarse hacia diferentes direcciones a lo largo de la vida de un individuo. La fluidez sexual acepta que la sexualidad es abierta, cambiante y variable. Dependiendo del momento de la vida de un individuo, este puede expresarse e identificarse con uno u otro género o puede cambiar su comportamiento sexual. Conceptos como heterosexual, bisexual, homosexual y pansexual son dejados de lado por las reglas con las que vienen estas categorías para dejar lugar a la sexualidad fluida.
Fuentes: Platanomelón, La mente es maravillosa, Fundación Sexpol, Cinteco. Diversión en la cama.