Loading...

¿Cómo se desarrolla una vacuna?

Ensayos clínicos

El tratamiento para prevenir el contagio de enfermedades empieza en el laboratorio y puede tardar años en desarrollarse

Coronavirus en España, en directo | Últimas noticias de hoy y datos de los rebrotes

Una enfermera vacunando a un hombre contra la gripe, en una imagen de archivo.

Juan Ignacio Roncoroni / EFE

En la historia de la medicina hay dos caminos que transcurren en paralelo para evitar la muerte: la cura y la prevención. En el segundo ámbito, la ciencia ha hecho los avances más significativos desde finales del siglo XIX, cuando comenzaron a ver la luz las primeras vacunas contra algunas de las enfermedades más terribles.

El primer paso lo dio Edward Jenner, el primero en inventar un remedio para prevenir la viruela en 1796. Fue después de observar como las mujeres que recogían leche se contagiaban de una especie de viruela menos letal y que gracias a ello evitaban contraer el virus que se estaba expandiendo por Europa.

Enfermedades como el cólera, la rabia, la difteria o la peste, han sido erradicadas o han reducido su expansión al mínimo gracias a la vacunación. Ahora la comunidad científica trabaja para sumar el coronavirus a la larga lista de enfermedades que se pueden prevenir mediante la vacuna.

Una vacuna es una mezcla preparada en un laboratorio que tiene como objetivo que una persona genere inmunidad contra una enfermedad concreta. Normalmente la vacuna contiene una parte controlada del virus debilitado o desactivado, provocando que las defensas del propio cuerpo generen anticuerpos contra la enfermedad.

Los anticuerpos son proteínas que trabajan para el sistema inmune, encargadas de localizar y neutralizar microorganismos perjudiciales para el cuerpo, como las bacterias o los virus.

Un proceso largo y complejo

Para desarrollar una vacuna se necesita, antes que nada, aislar e identificar el patógeno, un elemento capaz de provocar una enfermedad, y determinar la mejor manera de introducirlo otra vez en el cuerpo para generar una buena respuesta inmune. La forma de medir si la respuesta del sistema inmunitario es buena es mediante la producción de anticuerpos capaces de neutralizar al patógeno.

Antes de que se la vacuna se llegue a probar con humanos, en los conocidos como ensayos clínicos, todo el trabajo se realiza en el laboratorio. Se aísla y estudia el patógeno, desarrollando diferentes versiones de la vacuna y se prueban en modelos de animales para determinar si son seguras.

Científicos trabajando en el laboratorio del "CIQUS" de la Universidad de Santiago .

XOÁN REY / EFE

Ensayos clínicos en humanos

Este proceso es el mismo en la mayoría de vacunas una vez salen del laboratorio: primero se prueba en ensayos con animales para comprobar si es segura y luego se pasa a los ensayos clínicos con humanos que, en general, consta de tres fases.

La fase 1 prueba la vacuna en un grupo pequeño de voluntarios sanos, para probar su seguridad y verificar que induce una respuesta inmune.

En la fase 2, el proceso sigue con un grupo de un centenar de voluntarios, para comenzar a probar su eficacia y determinar la mejor dosis y régimen.

En la fase 3 se prueba la vacuna en un grupo aún mayor de personas (miles) para probar su eficacia (es decir si protege o no de la infección) y monitorizar cualquier efecto adverso que no se haya detectado antes.

Sin embargo, si algo no va bien, el proceso puede frenarse en seco. Si en cualquiera de estas fases, preclínicas o clínicas, la vacuna no parece ser suficientemente segura o eficaz, se detiene el ensayo y se vuelve a empezar de cero con otra.

Una vez que una vacuna candidata ha pasado todas estas fases con éxito, debe ser aprobada por un organismo regulador antes de que se pueda usar en el público general.

Del laboratorio al hospital

10 años para desarrollar una vacuna

El proceso para desarrollar una vacuna es más largo y complejo de lo que parece. Solo un 6% de las candidatas acaba siendo aprobado para su uso público y el proceso (desde el inicio hasta que se aprueba) suele tardar unos 10 años de promedio, según detallan desde el Institut de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

Además, una vez aprobada, todavía quedan dos retos: producirla a gran escala (generalmente se necesitan instalaciones especiales para cada vacuna), y distribuirla para que llegue a las personas que la necesitan.

En todo el mundo más de 70 iniciativas compiten y colaboran en una carrera sin precedentes para encontrar una vacuna para la Covid-19 o tratamientos que mejoren su pronóstico

Getty

En 18 meses

La vacuna contra la Covid-19

Tras la pandemia mundial de este nuevo coronavirus, los laboratorios se han dado prisa para tratar de encontrar una vacuna que pueda frenar el contagio de la Covid-19.

El proceso que normalmente tarda 10 años se está tratando de reducir a 12 o 18 meses, según el ISGlobal. Desde la entidad se recalca la importancia de ser riguroso durante el proceso para que no se tomen atajos en lo que se refiere a la seguridad de la vacuna o vacunas candidatas.

En noviembre del 2020 se anunciaron resultados prometedores de algunas vacunas contra la Covid-19. Para poder agilizar el proceso, los investigadores llevaron a cabo algunas  de las fases de desarrollo de las vacunas de forma paralela, para acortar tiempos. 

Ya en diciembre del mismo año se empezó la campaña de vacunación en varios países del mundo, como los Estados Unidos, el Reino Unido y algunos países de Europa.

Fuentes: Adelaida Sarukhan, redactora científica del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)