Cómo identificar la desinformación en las redes sociales
Educación mediática
La difusión de rumores, mentiras o contenido manipulado a través de las redes sociales es cada vez más común
El rápido desarrollo de internet y especialmente de las redes sociales supuso una revolución en la manera en la que nos comunicamos con los demás y también en nuestros hábitos de consumo de información.
Este proceso de democratización de la red abrió la puerta a que cualquier persona conectada pudiera crear contenido y compartirlo. Ya no sólo los grandes medios de comunicación y los periodistas son generadores de opinión e información, sino que esta tarea ahora está al alcance de todos.
En este gran océano de (des)información que es la red, encontramos distintos recursos y mecanismos que descontextualizan los hechos y restan veracidad a la información. A veces mienten directamente con información falseada.
Ocultar para manipular
Los medios de comunicación son empresas que tienen una ideología y visión del mundo determinada, al igual que cada uno de nosotros. Por eso cuando leemos una noticia, dependiendo de qué medio la publique, encontraremos un punto de vista u otro. Sin embargo, los periodistas son profesionales de la información que se basan en hechos para explicar qué está pasando al resto de personas.
Ahora bien, la desinformación también se produce cuando se oculta información importante de manera consciente para presentar unos hechos de manera interesada. Se puede, por ejemplo, destacar una información por encima de otra o aportar datos sin contexto para despistar a los lectores.
A veces también ocurre que se aportan datos reales a los que se añaden otros falsos, con lo que se llega a conclusiones equivocadas. Esto provoca que la información se pueda malinterpretar y que los lectores solo se queden con una parte de los hechos explicados.
El riesgo de compartir noticias falsas
Existen algunos portales de internet que se dedican a difundir mentiras. A veces su diseño se parece al de los medios digitales convencionales, por lo que a primera vista pueden engañar a la persona que los visita.
Acostumbran a utilizar titulares llamativos para captar la atención y difunden informaciones falsas. A través de estas páginas se difunden rumores y mentiras para engañar a los lectores o para influir en su opinión sobre una persona, un producto, un partido político... Buscan influir en el comportamiento de las sociedades.
Este tipo de contenido falso suele apelar a la parte más emocional de las personas y no a su vertiente más racional. Por eso suelen incluir informaciones que nos indignan, enfadan, entristecen… para así hacernos partícipes y que queramos compartir el mensaje.
Además de estos portales, la desinformación también puede tener forma de cadena de WhatsApp o fotomontaje compartido a través de las redes sociales. Son contenidos que no explican de dónde procede la información y que a menudo piden que se comparta con el máximo número de personas posible.
¿Es solo contenido humorístico?
El contenido humorístico y la sátira han estado presentes desde los inicios del periodismo. Por ejemplo, a través de una viñeta cómica se puede dar información sobre un hecho y, al mismo tiempo, el dibujante expresa una opinión utilizando características propias de este género: la exageración, hipérbole, los chistes…
No obstante, hay usuarios en la red que comparten bromas o noticias inventadas pensando que se tratan de hechos reales. Muchas veces estos contenidos tienen una apariencia muy similar a la información convencional por lo que es más difícil de identificar.
En principio, los autores de estos contenidos humorísticos no pretenden engañar ni manipular, pero los internautas pueden malinterpretar la información. Así es como algunas de estas bromas acaban convirtiéndose en ‘fake news’ sin quererlo.
‘Deepfakes’, cada vez más utilizados
Los ‘deepfakes’, palabra que se traduciría como "mentiras profundas" en español, son montajes de vídeo con una estética hiperrealista. Imitan la realidad de una manera tan exacta que es casi imposible descubrir qué parte está falseada.
Son un nuevo tipo de mentira en formato audiovisual. Para crearlas, se acostumbra a necesitar programas que utilizan la inteligencia artificial (IA).
Un ejemplo es este vídeo publicado en 2018 en el que aparentemente se ve a Barack Obama, expresidente de los Estados Unidos, criticando la gestión política e insultando al actual presidente, Donald Trump. En realidad, el actor estadounidense Jordan Peele se hizo pasar por el político para llamar la atención sobre la peligrosidad de este formato.
Esta técnica de falseado ya se había utilizado anteriormente en el cine, con películas como Rogue One: una historia de Star Wars (2016). Sin embargo, la tecnología para crear este tipo de ilusiones se fue haciendo más asequible y más personas empezaron a conocerla debido a contenidos pornográficos polémicos.
Fomentar el pensamiento crítico
La desinformación se propaga mucho más rápido que las informaciones que la desmienten. Las ‘fake news’ tienen un 70% más de probabilidades de ser compartidas y de convertirse en fenómenos virales que la información real, según un estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT) publicado en 2018. Además, según varios estudios, la mitad de las noticias que circularán por la red serán falsas en el año 2022.
Por estas razones, fomentar el pensamiento crítico entre la población es uno de los máximos objetivos de la educación mediática. Consumir información de diversos medios y que contenga diferentes fuentes de calidad u oficiales es una de las recomendaciones.
También lo es no compartir aquellos mensajes que parecen poco fiables o que no están contrastados. Y lo más importante, utilizar el sentido común para evitar difundir mentiras.