Las prisas y la gran cantidad de información que pasa ante nuestros ojos cuando consumimos redes sociales lleva a muchas personas a no leer más allá de los titulares.
El problema es que, a menudo, los titulares informan de manera parcial o directamente contradicen el contenido del artículo. Algunas webs que buscan clics usan esta técnica, conocida como ‘clickbait’ o ciberanzuelo, para ganar audiencia.
¿Cómo podemos evitar que nos engañen?
1. Lee siempre la noticia completa
A veces los titulares incluyen datos o información que después son desmentidos o no mencionados dentro del texto de la noticia.
En este caso, al leer la noticia completa vemos que la información se basa exclusivamente en un tuit publicado por una persona desconocida, por lo que parece sensato desconfiar de que sea cierto.
Las fuentes de una noticia son un elemento importante para saber si podemos confiar en la información.
2. Sigue la pista a las fuentes
Si la información se basa en estudios científicos o académicos o si se trata de la cita de un tercero (como en este caso), comprueba la fuente original para saber si los datos son correctos o están manipulados.
Al seguir la pista del tuit, comprobamos que el origen está en @sediciosas, una cuenta de Twitter ‘troll’ que se hacía pasar por feminista y que actualmente se encuentra suspendida por incumplir con las reglas de la compañía. Eso también es una pista para desconfiar.
3. Investiga la página web
Comprueba qué tipo de página publica la noticia: si es realmente un medio de comunicación, si se trata de una web satírica o una plataforma de dudosa rigurosidad.
Para ello, puedes leer el Aviso Legal que se encuentra al final de todas las páginas web o descargarte el plugin de Maldito Bulo en el navegador, que te avisa de si Maldita.es ya ha desmentido ese contenido al entrar en cualquier web de noticias.
Conclusión
Desinformar a través de los titulares es una forma fácil y cada vez más común de que la información falsa llegue a mucha gente, afianzando los estereotipos negativos de distintos grupos sociales.
La solución es sencilla: tenemos que leer siempre hasta el final antes de compartir una información.
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