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Melilla, un punto clave para la migración

Devoluciones en caliente

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos defiende la actuación del gobierno español al devolver a migrantes que habían saltado la valla de Melilla

Moria, un callejón sin salida

Inmigrantes de origen subsahariano permanecen encaramados en la valla de Melilla, esperando a que los agentes de policía se vayan para poder cruzar.

Europa se ha convertido en la esperanza de miles de refugiados que deciden abandonar su país para poder encontrar un futuro y una vida digna. Uno de los destinos que acoge a más refugiados es la isla griega de Lesbos, donde se encuentra el mayor campo de refugiados de Europa: Moria.

Grecia se ha convertido en la vía con más opciones para los migrantes, pero existen otras rutas migratorias para acceder a Europa, sobre todo a través de países mediterráneos como España o Italia.

Muchos migrantes procedentes de África subsahariana intentan llegar a España a través de Melilla, una ciudad autónoma española situada al norte de Marruecos. En 1998 el gobierno español empezó a construir una valla para frenar la llegada de migrantes.

A día de hoy, la estructura consta de una doble valla de 12 kilómetros de largo con varios puestos de vigilancia a lo largo de la instalación. En 2005 se instalaron concertinas (elementos cortantes) en el borde superior, que empezaron a retirarse en diciembre de 2019.

Un guante y un gorro, colgados de la alambrada de la valla de Melilla, en una imagen de archivo

EFE / Laureano Valladolid

Cada año, miles de migrantes se arriesgan a escalar esta valla de seis metros de altura. Como consecuencia, la frontera se convierte en escenario de un sinfín de detenciones y devoluciones.

Los agentes que patrullan la valla cogen a los migrantes en cuanto pisan suelo español y los devuelven a Marruecos (fuera de Europa): son las llamadas “devoluciones en caliente”, lo que supone una vulneración de los derechos humanos.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó a España en 2017 por la devolución en caliente de dos migrantes de Costa de Marfil, al considerar que fueron entregados a las autoridades marroquíes “contra su voluntad” y “sin ninguna medida administrativa o judicial previa”.

La sentencia fue considerada un pequeño éxito por parte de las organizaciones humanitarias y de derechos humanos.

Sin embargo, el Gobierno español recurrió la sentencia y hace unos días el TEDH cambió su postura y respaldó la actuación de los agentes fronterizos.

Ahora el Tribunal considera que los inmigrantes se pusieron ellos mismos en una situación ilegal al sortear las vallas de Melilla, y que la actuación de las fuerzas de seguridad fue resultado de su conducta.

El muro de Trump

Otro país que ha endurecido sus políticas migratorias ha sido Estados Unidos, después de que Donald Trump ganara las elecciones en 2016.

Una de las primeras medidas de Trump fue prohibir la entrada de personas procedentes de países de mayoría musulmana, provocando la separación de varias familias y una vulneración de los derechos humanos.

El proyecto más polémico de las políticas migratorias de Donald Trump es la ampliación del muro en la frontera con México. Este muro empezó a construirse en 1997 para frenar la entrada de inmigrantes ilegales a lo largo de 1.000 kilómetros.

Tres años después de acceder a la presidencia, Trump no ha ampliado el muro pero ha reforzado la vigilancia y el número de deportaciones. El presidente espera recaudar más fondos para ampliar el muro antes de las elecciones de noviembre de 2020.

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