Adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos para sobrevivir
Clima
Reducir las emisiones contaminantes y plantar cara a las consecuencias inevitables del calentamiento global, dos retos a tratar en la Cumbre del Clima
Los cultivos se verán afectados por el calentamiento global, por lo que debemos investigar cómo cuidar de ellos en un presente y futuro más cálidos.
Cómo sobreviviremos a la crisis climática mundial y en qué condiciones fue uno de los temas principales de la COP 25, la Conferencia sobre el cambio climático de la ONU que se celebró en Madrid (España) en 2019.
En la cumbre se negociaron medidas para contrarrestar los efectos del cambio climático. Los científicos están de acuerdo en que hay dos vías de actuación: la mitigación y la adaptación. Estos dos conceptos, aunque están muy relacionados entre sí, tienen significados muy diferentes.
Por un lado, mitigar el cambio climático significa reducir las emisiones de gases de efecto invernadero , la causa principal del aumento de temperatura del planeta tierra.
Sin embargo, ya es demasiado tarde para evitar completamente los efectos del cambio climático. Aunque se reduzcan las emisiones, la temperatura continuará aumentando.
Por ese motivo, la otra opción es adaptarnos a los cambios que experimentará nuestro planeta si queremos sobrevivir. Por ejemplo, algunos cultivos deberán trasladarse a otras zonas, porque el aumento de la temperatura global impide que crezcan en donde lo habían hecho siempre.
El nivel del mar también subirá, y las poblaciones costeras deberán buscar soluciones para evitar inundaciones. Por eso, cuánto más se mitiguen las consecuencias del cambio climático, más fácil será el proceso de adaptación.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), las soluciones en el ámbito de la adaptación varían de un lugar a otro, pero es importante establecer un plan de acción. Aquí destacamos algunos ejemplos en el ámbito de la agricultura y la construcción.
Un cambio en los cultivos
El calentamiento global afecta de manera evidente a la producción de alimentos.
Los cultivos necesitan tierra, agua, luz solar y calor adecuados para crecer; sin embargo, las olas de calor extremo, la falta de lluvias y la proliferación de algunas plagas de insectos están alterando el ritmo de las cosechas. Todo ello tiene consecuencias sobre la seguridad alimentaria a nivel mundial.
Una de las posibles soluciones sería la rotación de cultivos, una técnica que consiste en alternar distintas plantaciones en un mismo territorio a lo largo del tiempo.
De esta manera, se disminuye la erosión del suelo y se consigue una mayor eficacia en el uso del agua. Las plantas aprovechan mejor todas las capas de la tierra y absorben los nutrientes necesarios para crecer.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Sahel, el nordeste de Brasil, Asia central y México son algunas de las zonas más vulnerables a las variaciones extremas de temperatura.
Passivhaus: las viviendas sostenibles
Otra de las acciones relacionadas con la mitigación del cambio climático tiene que ver con la sostenibilidad y eficiencia de nuestros edificios.
Es el caso de las viviendas Passivhaus, un tipo de edificios que promueven un consumo de energía casi nulo. La idea surgió en Alemania a principios de la década de los 90, de la mano del Passivhaus Institut.
Los edificios Passivhaus consiguen reducir en un 75% las necesidades de calefacción y refrigeración. Además, apuestan por el uso de las energías renovables.
En la Unión Europea, el 36 % de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen del sector de la edificación. “Es importante el consumo de energía limpia y de proximidad, pero más importante aún es reducir el consumo de energía”, afirma Inés Fabra, arquitecta Passivhaus en Rubén Muedra Estudio de Arquitectura.
Según Fabra, los gobiernos deberían promover nuevas leyes que favorezcan la construcción de edificios de consumo casi nulo. Pero también es importante rehabilitar las viviendas y edificios actuales porque en su mayoría son “poco eficientes”.
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