Vegetales para combatir el cambio climático
Estilo de vida
Consumir menos carne y equilibrar la dieta es beneficioso para tu salud, pero también para el medio ambiente
Cada una de las decisiones que tomamos en nuestro día a día tiene consecuencias: qué productos consumimos, cómo nos desplazamos, qué iniciativas apoyamos... Algunas nos afectan directamente, pero otras lo hacen de forma indirecta y a largo plazo.
Una de nuestras costumbres o hábitos que tiene un mayor impacto, tanto para nosotros como para el planeta, es nuestra dieta.
Reducir la carne y los lácticos que consumimos puede ayudarnos a combatir el cambio climático, según varias organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y el Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Y si nos vemos capaces, también podemos seguir una dieta vegetariana o vegana. Según un estudio de la Universidad de Oxford, estas dietas generan la mitad de emisiones de dióxido de carbono que una dieta rica en carne, en especial carne roja.
Cada vez se consume más carne
El consumo de carne contribuyó en la evolución del cerebro de los seres humanos, según indican algunos estudios científicos. Sin embargo, el desarrollo industrial y tecnológico ha provocado que ahora se consuma más carne que nunca.
En los últimos 50 años, el mundo ha pasado de consumir 70 millones de toneladas de carne a 330 millones de toneladas cada año, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Este aumento en parte se explica por el crecimiento de la población y el desarrollo económico de algunas regiones. Pero lo cierto es que enalgunos países se consume mucha más carne de la necesaria.
Este incremento está afectando negativamente el planeta. Actualmente, la ganadería produce el 14,5% de las emisiones contaminantes generadas por actividades humanas. Es más de la mitad de los gases producidos por la industria alimentaria, que genera un 25% del total.
Además, no toda la carne contamina igual. Las vacas son los animales que más gases emiten, seguidas por los cerdos, los búfalos y los pollos. Consumir pescado contamina menos.
La ternera, la carne menos sostenible
Los animales necesitan espacio para crecer, comida y agua para alimentarlos y, en ocasiones, energía para mantenerlos calientes en las granjas.
Por ejemplo, para producir un kilo de ternera se necesitan unos 15.000 litros de agua mientras que un kilo de trigo necesita diez veces menos, según un estudio de la Institución de Ingenieros Mecánicos del Reino Unido.
También se necesita una gran extensión de tierra para que los animales pasten. Como consecuencia, la tala de árboles para conseguir zonas de pasto es la principal causa de deforestación en el Amazonas.
Por otro lado, las vacas son las principales responsables de la emisión de metano, un gas muy perjudicial para el planeta. Lo generan en sus estómagos durante la digestión y, cuando lo expulsan, se añade al resto de gases de efecto invernadero.
Las heces de algunos animales, si no se tratan, pueden contaminar el agua subterránea que utilizamos para beber. En España, por ejemplo, se han detectado acuíferos contaminados cerca de las granjas de cerdos.
Para algunos expertos, el problema no es tanto el consumo de carne sino la cantidad de combustibles fósiles que se utilizan en el transporte y en la producción de energía. Por eso, insisten en lo más urgente es que los países aprueben leyes e impuestos para reducir su uso.
Si después de informarte y analizar la situación decides comer menos carne, o incluso adoptar una dieta vegetariana o vegana, es importante que visites a un especialista en nutrición para que no te falte ningún nutriente.
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