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La sombra de Estados Unidos

Crisis política en Venezuela

Washington ha intervenido en el gobierno de varios países latinoamericanos para colocar a dirigentes aliados

El gobierno de Estados Unidos ayudó a un grupo de militares golpista a derrocar al presidente Salvador Allende (en el centro) en 1973.

UPI/BETTMANN

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha sido uno de los primeros políticos en dar apoyo a Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela que se ha autoproclamado presidente.

A Trump le interesa tener a un aliado como Guaidó en el gobierno venezolano porque así tendrá una mayor influencia sobre las políticas de Venezuela, el país con mayores reservas de petróleo del mundo.

Sin embargo, no es la primera vez que el gobierno estadounidense se posiciona a favor de un “gobierno alternativo” en un país de Latinoamérica.

En el pasado, Washington ha apoyado (e incluso financiado y promovido) varios golpes de Estado en diferentes países para derrocar a gobiernos que no favorecían sus intereses.

Gobiernos molestos para Washington

En plena Guerra Fría, los Estados Unidos querían evitar cualquier influencia comunista de la URSS en el continente americano.

Con ese objetivo, el gobierno estadounidense intervino en varios estados latinoamericanos apoyando movimientos golpistas para cambiar el rumbo político de algunos países.

En 1954, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) puso en marcha una operación secreta para derrocar al presidente de Guatemala, Jacobo Arbenz Guzmán, que había sido elegido democráticamente en unas elecciones.

A raíz del golpe de Estado, Guatemala encadenó una serie de gobiernos militares que reprimieron los derechos y libertades de la población. El nuevo régimen militar persiguió a políticos, intelectuales y activistas de izquierdas.

El gobierno de Estados Unidos también apoyó el golpe de estado militar en Brasil en 1964. El presidente brasileño, Joao Goulart, había puesto en marcha una serie de medidas contra la propiedad privada que los más conservadores acusaron de “comunistas”.

Los golpistas contaron con la ayuda de Estados Unidos para ocupar las principales ciudades brasileñas. La dictadura duró hasta 1985.

Una de las intervenciones más polémicas por parte de Estados Unidos fue el golpe de Estado en Chile. En 1973, la CIA ofreció apoyo y recursos al general Augusto Pinochet para movilizar al ejército y derrocar al presidente Salvador Allende, que se suicidó tras el golpe.

Entre 1973 y 1990, la dictadura militar prohibió los partidos políticos, limitó la libertad de expresión y ejerció una dura represión contra la oposición. Se calcula que hubo más de 30.000 víctimas entre personas torturadas, ejecutadas y desaparecidas.

En 2002, el gobierno estadounidense ya apoyó un golpe de Estado militar contra Hugo Chávez, el presidente de Venezuela. Aquel intento fracasó y Chávez siguió gobernando hasta su muerte en 2013, cuando le sucedió Nicolás Maduro.

La diferencia es que, en esta ocasión, varios gobiernos de Sudamérica han virado a la derecha y también se han posicionado a favor de Guaidó y en contra del gobierno socialista de Maduro: Michelle Bachelet en Chile, Mauricio Macri en Argentina, Jair Bolsonaro en Brasil...

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